miércoles, 11 de diciembre de 2019

¿Quién es la Inmaculada?



         La Inmaculada es la Mujer del Génesis (3, 15), que con el poder de Dios participado aplasta la cabeza de la Serpiente Antigua; la Inmaculada es la Mujer al pie de la Cruz (Jn 19, 25-27) que por pedido divino nos recibe como hijos adoptivos de Dios y herederos del Reino; la Inmaculada es la Mujer revestida de sol de la que habla el Apocalipsis (12, 1), Emperatriz de cielos y tierra; es la Llena de gracia (Lc 1, 26-38) que da su asentimiento al plan divino de nuestra redención.
         La Inmaculada es la Mujer que Dios ha puesto como Madre nuestra del cielo, para que nosotros no tengamos miedo de llegar a Dios, porque nadie tiene miedo de una madre que tiene a su Hijo en brazos, como la Virgen.
         La Inmaculada es la Mediadora de todas las gracias, a la que Dios ha puesto para que acudamos a Él para pedirle cualquier gracia, porque nadie tiene temor en pedirle a su propia Madre aquello que necesita, y así al ser nuestra Madre, no tenemos temor en pedir las gracias que necesitamos para nuestra eterna salvación. Al darnos a la Virgen como Mediadora de todas las gracias, Dios se asegura por una doble vía que las hemos de conseguir: por un lado, porque siendo la Virgen nuestra Madre celestial amorosísima, no tenemos temor en acercarnos a Ella para pedirle esas gracias; por otro lado, porque Él no le niega nada a la Madre de Dios y de los hombres.
         Le pidamos a la Inmaculada, en este tiempo de Adviento, la gracia de preparar el corazón para recibir a Cristo Dios que Vino en Belén, Viene en cada Eucaristía y ha de Venir al fin de los tiempos a juzgar a vivos y muertos.

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