Origen
e historia de la devoción[1].
El
Escapulario de la Virgen del Carmen es un sacramental, por eso debemos recordar
qué es un sacramental de la Iglesia Católica: “Según el Catecismo, los sacramentales
“son signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por
medio de los cuales se significan efectos, sobre todo de carácter
espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. “Por ellos, los hombres
se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se
santifican las diversas circunstancias de la vida. “si bien la fe de la Iglesia
impregna en estos elementos comunes (agua, sal, cruces, iconos, medallas, etc.)
una bendición que es eficaz en sí misma, esta solo se concreta plenamente
cuando se combina con la fe personal y una vida recta y ordenada”[1]. Así, desde un inicio,
vemos cómo el uso del sacramental, que tiene el poder de la bendición sacerdotal
de Jesucristo, eficaz en sí misma, necesita sin embargo de la fe de quien usa
el sacramental, así como una vida orientada según la Ley de Dios y los Consejos
Evangélicos de Jesucristo. No basta con solo llevar el sacramental, sino que
debe haber un verdadero propósito de enmienda y de vivir como cristiano, como
seguidor de Cristo, como hijo adoptivo de Dios. Esto se corresponde
perfectamente con el llamado a la conversión de Nuestro Señor Jesucristo,
cuando envía a sus discípulos a “predicar la conversión” (Mc 6, 13) o
cuando Él mismo dice: “Conviértanse porque está cerca el Reino de Dios (Mc
3, 1-12”.
En
su origen, como vestidura, el escapulario era un tipo de ropa de trabajo, usada
principalmente por monjes, consistente en una pieza grande de ropa
por delante y por detrás, unida sobre los hombros con tiras de tela. El
escapulario forma parte del hábito de diversas órdenes, incluyendo a los
hermanos de Santa María del Monte Carmelo, los Carmelitas. En la Edad Media, el hábito era una parte esencial
de la identidad de los miembros de las órdenes religiosas. Quitarse el hábito
equivalía a dejar la Orden: la Constitución Carmelita de 1369 estipula
excomunión automática para los carmelitas que cantaran misa sin el escapulario,
las constituciones de 1294 y 1324 consideraban una falta seria dormir sin el
escapulario. Según Hugh Clarke, de la Orden de los Carmelitas, los
orígenes de la devoción al Escapulario se encuentran en los deseos de los
laicos durante la Edad Media de llegar a una fuerte relación con la Orden
Carmelita y su espiritualidad. Era costumbre para los laicos que pertenecían a
confraternidades, órdenes terceras, etc., afiliados a órdenes religiosas,
vestir algunos signos distintivos de pertenencia, frecuentemente alguna parte
derivada del hábito religioso como el cordón, la capa, el hábito, o el
escapulario. El pequeño escapulario marrón y la promesa de salvación de la
Virgen María al portador empezó a ser promovido entre el laicado en la forma
actual por Giovanni Battista Rossi, prior general de los Carmelitas 1564-1578.
La
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos explica el
uso del escapulario en el 205 del “Directorio
sobre piedad popular y la liturgia: Principios y orientaciones” (2002):
¿Qué es el escapulario del Carmen? “El escapulario del Carmen es una forma
reducida del hábito religioso de la Orden de Hermanos de la
bienaventurada Virgen del
Monte Carmelo, esto quiere decir que asocia a los laicos a la vida
y espiritualidad de la familia carmelitana, el escapulario conserva una especie
de sintonía con la misma. “El escapulario es un signo exterior de la
relación especial, filial y confiada, que se establece entre la Virgen, Reina y
Madre del Carmelo, y los devotos que se confían a ella con total entrega y
recurren con toda confianza a su intercesión maternal; recuerda la
primacía de la vida espiritual y la necesidad de la oración.” (205) ¿Cuáles
eran las condiciones necesarias para ganar el Privilegio Sabatino? [Tradición
descontinuada por la Santa Sede en el año 1613]
1. Usar
el escapulario con fidelidad.
2. Observar
castidad de acuerdo al estado de vida.
3. Rezar
el oficio de la Virgen o rezar diariamente 5 décadas del rosario.
¿Cómo
se impone el escapulario del Carmen?
“El
escapulario se impone con un rito particular de la Iglesia, en el que se
declara que ‘recuerda el propósito bautismal de revestirse de Cristo, con la
ayuda de la Virgen Madre, solícita de nuestra conformación con el Verbo hecho
hombre, para alabanza de la Trinidad, para que, llevando el vestido nupcial,
lleguemos a la patria del cielo’.
“La
imposición del escapulario del Carmen, como la de otros escapularios, ‘se debe
reconducir a la seriedad de sus orígenes: no debe ser un acto más o menos
improvisado, sino el momento final de una cuidadosa preparación, en la que el
fiel se hace consciente de la naturaleza y de los objetivos de la asociación a
la que se adhiere y de los compromisos de vida que asume’.” (205) El
primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras
dice la oración: “Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que,
por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te
proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna”[2].
Promesas
del Escapulario.
La
más antigua promesa que se sostiene sobre el escapulario asegura que aquellos
que porten el escapulario, hábito carmelita, se salvarán del fuego del Infierno.
Según la tradición, la Virgen María se apareció a San Simón Stock, que era Prior General de la
Orden del Carmen a mediados del siglo XII. San Simón Stock era inglés,
hombre de gran santidad y devoción, que siempre en sus plegarias pedía a la
Santísima Virgen que favoreciera a su orden con algún privilegio singular. Ésta
se le apareció en el año 1251[2] portando en
las manos el Escapulario y diciéndole “Este es para ti y los tuyos un
privilegio: quien lo porte será salvado del fuego del Infierno”. El
Escapulario es también signo de Consagración a Cristo imitando a María y signo
de la protección y predilección de la Virgen.
En
principio esto se refiere a los religiosos carmelitas que permanezcan fieles a
su vocación; posteriormente
el uso del escapulario del Carmen se extendió ampliamente entre los laicos como
un sacramental. En cuanto a la naturaleza de la
espiritualidad asociada con el escapulario, la formulación tradicional de la
promesa del escapulario es: “Toma este Escapulario. Quienquiera que muera
llevándolo no sufrirá el fuego eterno (el Infierno). Será un signo de
salvación, de protección en el peligro y promesa de paz”.
A
veces el escapulario ha sido mal interpretado, como si el solo uso, sin un
compromiso de vida cristiana, contuviera en sí mismo la salvación, pero esto
significa no entender la naturaleza de la espiritualidad del Escapulario: la
salvación del Infierno, que promete el Escapulario, debe estar acompañada y
precedida por una vida cristiana, por una vida en la que el cristiano
verdaderamente se empeñe en evitar el pecado y vivir en gracia, observando los
Mandamientos de Dios y los consejos evangélicos de Nuestro Señor Jesucristo.
El Catecismo de
la Iglesia Católica enseña que los sacramentales como el
escapulario no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los
sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen
a cooperar con a ella.
Los
creyentes en las promesas tradicionales del escapulario, sostienen que la
intercesión de la Virgen asegura la conversión, la perseverancia final y/o los
ritos de extremaunción o confesión, que de esta manera aseguran las
promesas del escapulario al portador. En el extremo opuesto a quienes desean
usar el Escapulario de la Virgen del Carmen, según San Claudio de la Colombiére
-director espiritual y confesar de Santa Margarita María de Alacquoque-, se
encuentran las almas impías y faltas de fe que desprecian y rechazan las
promesas de la Virgen y por esto mismo se rehúsan a portarlo. También según el
mismo santo, en los casos de pecadores impenitentes, el escapulario, de alguna
manera, desaparecerá del portador, de ahí la necesidad de portar el Escapulario
con fe, devoción, piedad y amor a Nuestro Señor y a la Virgen Santísima.
Creencias
asociadas con el Escapulario.
Según
las múltiples referencias relativas al Escapulario, se relata que las Benditas
Almas del Purgatorio fueron sacadas del Purgatorio por la Virgen, acompañada de
San Miguel Arcángel, de San Gabriel y llevadas ante la Presencia de la
Santísima Trinidad, por el hecho de haber usado piadosamente el Escapulario en
esta vida terrena. Estas narraciones son acordes a lo que se denomina
“Privilegio sabatino”, reservado a los portadores del Escapulario y que
consiste en que la Virgen en persona desciende al Purgatorio para sacar a las
almas que hubieran vivido en la tierra cumpliendo las condiciones que implican
el vestir el Escapulario de la Virgen del Carmen. Además, la Iglesia insta a
los carmelitas el predicar que los méritos de María y su inmaculada intercesión
ayudará a aquellos que “dediquen su vida a la caridad, hayan portado en vida el
escapulario del Carmen, hayan observado la virtud de la castidad, hayan
recitado el Pequeño
Oficio de Nuestra Señora, o si no pueden leer, hayan observado las
fiestas de la iglesia y se hayan abstenido de carne los miércoles y los
sábados”. Actualmente, la Orden del Carmen, recomienda la creencia en la
oración y la intercesión de la Virgen en la asistencia a las almas y encomienda
especial devoción a María especialmente aquellos sábados litúrgicamente
dedicados a Ella.
Por
último, un elemento esencial de la espiritualidad del Escapulario es que
quien usa el Escapulario, está consagrado a María Santísima[3], lo cual significa un gran
compromiso de vida cristiana, porque implica imitar las virtudes de la Virgen:
pureza de pensamiento, palabra y obra; aceptación humilde de la Cruz; caridad
extrema con todo prójimo, especialmente los más necesitados; amor piadoso a su
Hijo Jesucristo -sobre todo en el Santísimo Sacramento del altar, en donde Jesús está en Persona- y así con todas las virtudes.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Escapulario_del_Carmen#:~:text=Origen%20e%20historia%20de%20la%20devoci%C3%B3n,-En%20su%20origen&text=La%20tradici%C3%B3n%20nos%20dice%20que,pero%20no%20el%20d%C3%ADa%20preciso.
[2] La tradición
marca el año 1251, pero no el día preciso. La fiesta del 16 de julio (aunque
muchos creen que se apareció ese día) tiene origen en una fiesta antigua de los
Carmelitas para dar gracias a la Virgen por su patrocinio. Después se convirtió
en la fiesta titular.
[1] https://www.aciprensa.com/noticias/que-son-los-sacramentales-en-la-vida-cristiana-conoce-algunos-de-ellos-92864
[2] www.corazones.org
[3] Así, en el año 1951 el
Papa Pío XII escribió una carta apostólica a los Carmelitas en el
VII centenario de la visión de San Simón Stock, en la que les recordaba que el
escapulario es para los carmelitas un signo de su consagración al Sacratísimo
Corazón de la Inmaculada Virgen.