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viernes, 13 de julio de 2018

El significado de las tres rosas de María Rosa Mística



¿Qué significan las tres rosas de María Rosa Mística? Veamos su significado a la luz de la fe. La Rosa Blanca: el color blanco es símbolo de pureza, significa algo que está limpio, sin mancha. Como tal, significa a la misma Virgen, que es en sí misma la Inmaculada Concepción, la concebida sin mancha de pecado original, desde el momento en que estaba destinada a ser la Madre de Dios, a alojar en sí misma a la Palabra de Dios encarnada, el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Pero además de la Virgen, como nosotros somos sus hijos adoptivos, la rosa blanca significa la pureza que deben tener nuestros cuerpos y almas, como hijos suyos que somos.  Es decir, la rosa blanca simboliza la pureza del cuerpo, vivida por la castidad corporal, pero significa también la pureza del alma, la pureza de la fe, por cuanto nuestra fe no debe estar contaminada por supersticiones de ningún tipo, como el Gauchito Gil, la Difunta Correa, San la Muerte y tantos otros más. Debemos ser puros de cuerpo y alma porque si la Virgen estaba destinada a alojar en su seno purísimo a Jesús, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, también nosotros estamos destinados a alojar en nuestros corazones a Jesús Eucaristía y para eso es que debemos ser puros de cuerpo y alma, es decir, debemos ser castos y debemos tener una fe firme, sin contaminaciones de ídolos paganos. ¿Cómo adquirimos esta doble pureza de cuerpo y alma? Por la gracia santificante, que nos quita el pecado y nos da la vida de Dios y por la castidad, por la pureza de costumbres y de vida, desechando todo lo que sea pecado y nos aparte de Dios. La rosa blanca nos debe recordar que estamos llamados a ser puros de cuerpo y alma, porque estamos llamados a ser “templos del Espíritu Santo” con nuestro cuerpo y nuestro corazón, altar en donde se adore a la Eucaristía.
La Rosa Roja: el color rojo simboliza el sacrificio porque es el color de la sangre; significa ya sea la sangre derramada en testimonio de Cristo o bien el sacrificio de cualquier tipo hecho en su honor. Aquí también está representada la Virgen, porque si bien Ella no sufrió un martirio cruento, participó de tal modo de la Pasión y de los dolores de su Hijo, que mereció la palma del martirio. Además, toda su vida fue un continuo sacrificio en honor de su Hijo Jesús. La Rosa Roja nos recuerda que mucho debemos luchar para ganar el cielo, empezando por la lucha contra nosotros mismos, contra nuestra propia pereza, corporal y espiritual, que nos impide no solo hacer sacrificios, sino hacer cualquier obra buena en honor de Dios. La Rosa Roja nos recuerda que para ganar el cielo, debemos imitar a nuestra Madre celestial en el sacrificio de su vida y, al igual que Ella, o mejor, consagrados a Ella, convertir nuestras vidas de míseros pecadores en ofrendas sacrificiales agradables a Dios. La Rosa Roja nos recuerda permanentemente que esta vida no es para el descanso, sino como dice la Escritura, “lucha es la vida del hombre en la tierra”, y es lucha contra la propia pereza y lucha para hacer sacrificios y obras de misericordia que nos permitan ganar el cielo. La Virgen es ejemplo supremo de sacrificio, porque Ella se ofreció toda su vida en sacrificio por su Hijo, ofreciéndose en grado supremo al pie de la cruz, ofrendando al Padre a Aquel que era su propia vida, su Hijo Jesús. Al ofrecer a su Hijo en la Cruz, la Virgen nos da ejemplo de máximo sacrificio, porque Ella estaba ofreciendo lo que era su Vida y la razón de su Ser y existir en la tierra y Ella lo ofreció por amor a Dios y por la salvación de los hombres. Por eso, la Rosa Roja de María Rosa Mística nos recuerda que nuestra vida toda debe ser un continuo acto de sacrificio en honor a su Hijo Jesús y que el lugar del máximo sacrificio, en el que nos ofrecemos con nuestras vidas, por manos de la Virgen, a Dios, es la Santa Misa, representación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio de la Cruz. A imitación suya, los cristianos debemos ofrecer sacrificios por los pecadores y por nosotros mismos, y el lugar ideal es la Santa Misa.
Por último, la Rosa Dorada significa adoración y por eso mismo representan a la misma Virgen, porque Ella fue la que adoró, antes que nadie, a su Hijo Jesús, la Palabra Eterna del Padre que por obra del Espíritu Santo se encarnaba en su seno virginal. Desde la Encarnación y durante toda la vida de Jesús, y luego de su muerte, en la Resurrección y en cada Eucaristía, la Virgen adoró con adoración y amor supremos a su Hijo Jesús y por eso la Rosa Dorada la representa en primer lugar. Pero también nos recuerda que nosotros, como hijos de la Virgen, estamos llamados a adorar continuamente, de día y de noche, despiertos y dormidos, vigiles y descansando, a su Hijo Jesús en la Eucaristía, de manera tal que de nuestros labios y de nuestros corazones se eleven permanentemente cantos de amor y de adoración a Jesús Eucaristía, aunque la adoración también es por medio de las obras de misericordia.
Pureza de cuerpo y alma, sacrificio hasta dar la propia vida por Jesús, adoración a la Eucaristía de noche y día, esto es lo que significan las tres Rosas, Blanca, Roja y Dorada, de María Rosa Mística.

miércoles, 13 de julio de 2016

María Rosa Mística y el significado de las tres rosas


         ¿Qué significan las tres rosas?
         Representan virtudes de la Virgen, que Ella quiere que las vivamos y las practiquemos nosotros, sus hijos. Veamos cada una de ellas, brevemente.
         La Rosa Blanca: significa la pureza de cuerpo y alma, es decir, la castidad y la fe  pura y limpia, sin contaminaciones con supersticiones. La pureza del cuerpo, porque la Virgen es la Purísima, por estar inhabitada por el Espíritu Santo desde el primer instante de su Inmaculada Concepción; el cristiano debe conservar la pureza de su cuerpo, porque el cuerpo es “templo del Espíritu Santo”, y profanar el cuerpo, es profanar a la Persona del Espíritu Santo, dueña de ese cuerpo.
         La pureza del alma, porque la Virgen, siendo Ella concebida sin mancha de pecado original, fue Purísima de cuerpo y alma, porque era la Llena de gracia. Así, el cristiano debe también conservar su alma siempre pura, en gracia, a imitación de la Virgen.
         La Rosa Roja: significa sacrificio, y la Virgen es ejemplo de máximo sacrificio por amor a Dios, porque Ella ofreció a su Hijo Jesucristo al Padre, estando al pie de la cruz, para nuestra salvación. Al pie de la cruz, la Virgen tenía su Inmaculado Corazón traspasado por una espada de dolor, la espada de dolor que le había profetizado el anciano Simeón, porque el Hijo de su amor, Jesús, moría en la cruz. Sin quejarse, la Virgen ofreció a su Hijo al Padre para nuestra salvación, y así ofreció el sacrificio de su Hijo y el sacrificio de Ella misma, por eso es Corredentora. A imitación suya, los cristianos debemos ofrecer sacrificios que, como les dijo el Ángel de Portugal a los Pastorcitos, se pueden hacer “de todo” lo que nos suceda.

         La Rosa Dorada: significa adoración, y aquí también la Virgen es ejemplo de cómo adorar a Dios, porque Ella adoró a su Hijo Jesús, Dios Hijo encarnado, desde el instante mismo de la Encarnación, convirtiéndose así en el Primer Sagrario y Custodia viviente del Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. A imitación de la Virgen, todos los cristianos debemos adorar a Jesús Eucaristía, Presente en Persona con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Hostia consagrada.