El día 13 de octubre de 1917 se caracterizó no solo por ser la
última aparición pública formal de la Virgen de Fátima[1],
sino por la realización de uno de los milagros más espectaculares de la edad
moderna, conocido como el “Milagro del Sol”[2],
un prodigio realizado por María Santísima, en el que el sol, entre otras cosas,
pareció dirigirse velozmente hacia la tierra, como si fuera a impactar contra
ella. Muy pronto, se elevaron voces en contra del milagro, aduciendo argumentos
tan endebles como, por ejemplo, la “histeria colectiva”; sin embargo, debido a
que los testigos del evento fueron entre unas 30.000 y 100.000 personas, el ya
de por sí endeble argumento de la histeria colectiva se vuelve imposible. La razón
por la cual había acudido tan grande multitud, es porque los videntes habían anunciado
que al mediodía la Señora realizaría un gran milagro.
Además,
el fenómeno, que duró aproximadamente diez minutos, fue relatado como
absolutamente cierto por parte de la totalidad de la prensa atea y
anti-clerical, que habían acudido ese día para desacreditar a los Pastorcitos y
las apariciones.
¿Cómo
sucedió el extraordinario suceso? Según una multitud de testigos, ese día
llovió de modo considerable –las ropas estaban mojadas y el suelo convertido en
barro-, luego de lo cual, desaparecieron las nubes de tormenta, para dar paso
al sol. Ahora bien, este último lucía mucho más apagado que lo norma, pues se
presentaba, más que radiante, como siempre, como un disco opaco, que giraba en
el cielo. Al mismo tiempo que giraba, lanzaba luces multicolores al paisaje, la
gente, y las nubes circundantes.
Luego
sucedió algo que llenó de terror a los asistentes a Cova de Iria: en un momento
determinado, en medio de la danza multicolor, el sol comenzó a dirigirse,
zigzagueando, hacia la tierra, dando la impresión de que en pocos segundos se
estrellaría contra nuestro planeta, lo cual provocó gritos de angustia y terror
ante la inminente catástrofe. Sin embargo, se detuvo pocos segundos después,
regresando a la normalidad Se informó que también zigzagueaba hacia la tierra y
volvía a su posición normal. Todos los testigos coinciden en un hecho curioso,
que confirmaría la inmediatez del sol con la tierra: informaron que sus ropas -previamente mojadas a
causa de la lluvia- se volvieron repentina y completamente secas, además de
secarse también el barro que la lluvia había producido como consecuencia de las
precipitaciones. Según comprobaron muchos investigadores, no hubo ni un solo
testigo que negara “el visible prodigio del sol”.
Descartadas
las versiones laicistas que intentaban negar lo evidente, con argumentos poco
menos que irrisorios, y confirmado el evento extraordinario por los testimonios
coincidentes de miles de personas que asistieron al prodigio, el “Milagro del
sol”, realizado por la Virgen para que los escépticos de las apariciones de
Fátima tuvieran pruebas ciertas de que las apariciones era verdaderas, el hecho
se convirtió, hasta el día de hoy, en uno de los más grandes milagros del
cielo, comparables solo a los milagros producidos por el Hijo de María Virgen,
Jesús, el Hijo de Dios.
¿Qué
significado espiritual podemos encontrar en este fabuloso milagro?
Ante
todo, debemos decir que a la Virgen, Dios le ha concedido la participación en
su omnipotencia por lo tanto, tiene el
poder participado de Dios para hacer “bailar” al sol, tal como sucedió en
Fátima. Pero si la Virgen hizo este milagro, no fue para que solamente
comprobáramos su poder: fue para certificar y confirmar, con un milagro de esta
naturaleza, que las apariciones de Fátima –y, por lo tanto, su mensaje-, eran
verdaderas y provenían del cielo. La Virgen
es Reina de cielos y tierra y, como tal, tiene el poder de hacer bailar al sol,
como muestra de que lo que nos avisa en Fátima es verdad. Pero también tiene un
poder mayor, y es el de suplicar a Dios por nuestra conversión, para que Dios
nos dé las gracias necesarias para que nuestros corazones se conviertan al Sol
de justicia, Jesucristo, y es a través de sus manos maternales que estas
gracias nos llegan, al ser la Virgen “Medianera de todas las gracias”. Y lograr
la conversión de nuestros corazones, como puede hacerlo la Virgen, Omnipotencia
suplicante y Mediadora de todas las gracias, es un milagro inmensamente más
grande que hacer que el sol baile. En otras palabras, la Virgen puede hacer un milagro infinitamente mayor que hacer bailar al sol, y es que nuestros corazones hagan un movimiento inverso al del sol en el milagro, es decir, que se dirijan desde la tierra , a toda velocidad, hacia el Sol de justicia, Jesucristo.