El origen de esta advocación de la Virgen –que hace alusión a
la misericordia de Dios para con sus hijos, que nos ha dejado en la persona de
la Virgen María una Madre celestial que es también Mediadora de todas las
gracias, intercediendo por nosotros para recibir de Dios su misericordia- se encuentra
en el siglo XIII, cuando la Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco para darle
ánimos y fuerzas celestiales en la tarea de liberar a los cristianos cautivos
de los musulmanes[1].
En esa época los musulmanes atacaban a los pueblos europeos de la costa del
Mediterráneo y se llevaban prisioneros a los cristianos, en calidad de esclavos
y muchos cristianos, al ser sometidos a una brutal esclavitud por parte del
Islam, perdían la fe, al pensar que Dios los había abandonado. Por esta razón
San Pedro Nolasco, que en ese entonces era un comerciante establecido en
Barcelona, España, al ver esta situación, empezó a usar su propio patrimonio
para liberar a los cristianos cautivos. Así, Nolasco “compraba” esclavos o los
intercambiaba por mercancías y cuando se quedó sin recursos, formó grupos de
ayuda y asistencia para pedir limosna, y así financiar expediciones para
negociar la “redención” de prisioneros, aunque también estos recursos se
hicieron insuficientes. De esta manera, Nolasco se descubre impotente para
lograr su cometido y pide a Dios intensamente que le provea la ayuda necesaria
y es en respuesta a sus ruegos que la Virgen se le aparece y le pide que funde
una congregación para redimir cautivos. Nolasco le preguntó: “¡Oh Virgen María,
Madre de Gracia, Madre de Misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?”.
Y María respondió diciendo: “No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que
se funde una orden de ese tipo en honor mío; será una orden cuyos hermanos y
profesos, a imitación de mi hijo, Jesucristo, estarán puestos para ruina y
redención de muchos en Israel, es decir, entre los cristianos, y serán signo de
contradicción para muchos”.
Entonces,
San Pedro Nolasco, animado por la Virgen de la Merced, organiza el grupo
inicial de lo que sería la “Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced
y la Redención de los Cautivos”, más conocidos como Mercedarios[2]. A
partir de entonces los Mercedarios, aparte de los votos de pobreza, castidad y
obediencia, hacían un cuarto voto, en el que se comprometían a dedicar su vida
a liberar esclavos, y, si fuese necesario, quedarse en lugar de algún cautivo
en peligro de perder la fe, o por el que no hubiera dinero suficiente para
lograr su liberación y es así que muchos de ellos entregaron la vida a cambio
de la vida de los cristianos que habían sido esclavizados por los musulmanes, encomendándose
a la “Merced” de Nuestra Madre.
En
nuestros días, innumerables cristianos son esclavos, si no de los musulmanes,
sí de nuevas formas de esclavitud, como el ocultismo, la Nueva Era, el
alcoholismo, la drogadicción, el materialismo, las supersticiones, el ateísmo,
el inmanentismo, las sectas, las ideologías anticristianas como el comunismo,
el feminismo abortista, la eugenesia y muchísimos males más y todos estos
cristianos, al igual que en el tiempo de San Pedro Nolasco, necesitan ser
liberados de estas esclavitudes espirituales y para poder liberarnos, debemos
implorar el auxilio y la asistencia de la Redentora de cautivos y Corredentora
de la humanidad, Nuestra Señora de la Merced.
[1] https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-la-fiesta-de-la-virgen-de-las-mercedes-16995
[2] La fundación de la Orden data
del 10 de agosto de 1218 en Barcelona, España. Luego, el Papa Gregorio IX
dispuso nombrar a San Pedro Nolasco como Superior General. Años más tarde, en
1265, la advocación a la “Virgen de la Merced” fue aprobada por la Santa Sede.
Luego, en 1696, el Papa Inocencio XII fijó el día 24 de septiembre como la
fecha en la que se debe celebrar su fiesta. La Orden de los Mercedarios se ha
encargado de difundir la devoción a Nuestra Madre bajo dicha advocación,
extendiéndose por todo el mundo a lo largo de los siglos, incluida Hispanoamérica.