En la estampa de la Legión de María, se observa que la
Virgen se encuentra de pie, sobre el mundo, aplastando la cabeza de una serpiente.
La advocación de la Virgen es la de la Inmaculada Concepción; el mundo,
significa el mundo que se encuentra bajo el dominio de Satanás; la Serpiente,
no es el animal, sino el Ángel caído, Satanás, la Serpiente Antigua, el
Demonio. La imagen es muy significativa de realidades sobrenaturales para el
cristiano: la Inmaculada Concepción es la Virgen, concebida sin mancha de
pecado original e inhabitada por el Espíritu Santo, para ser la Madre de Dios, porque
no podía estar contaminada por la malicia del pecado original, Aquella que
debía ser la Madre de Dios Hijo; a su vez, la Virgen, siendo una Mujer, y solo
una Mujer, aplasta, con su delicado pie femenino, la cabeza del poderoso Dragón
infernal, y con él, a todo el infierno, sin que el Dragón infernal pueda
ejercer la más mínima resistencia; para el Dragón del infierno, el delicado pie
femenino de la Virgen, posee un peso más grande que el de miles de millones de
toneladas, porque Dios mismo le ha participado de su poder divino a la Virgen,
y es así que la Virgen aplasta al Demonio con el poder mismo de Dios. Es por
esto que el Demonio se siente aterrorizado frente al solo nombre de María
Santísima, porque el solo nombre de María Santísima, le significa al Demonio,
el peso de la Justicia Divina, y es por eso que al nombre de la Virgen, el
Demonio, el infierno, y el mundo a él sometido, tiemblan espantados y huyen
aterrorizados. Éste es el significado de la Virgen, como Inmaculada Concepción,
que se encuentra de pie, aplastando la cabeza de la Serpiente Antigua,
cumpliendo la profecía del Génesis: “Tú le acecharás el calcañar, y Ella te
aplastará la cabeza” (Gn 3, 15).