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miércoles, 22 de marzo de 2023

El Acies, Ejército Mariano en formación de batalla

 


El Acies, que representa a la Legión de María congregada, es una voz del idioma latín que significa “ejército en orden de batalla”. El Acies forma parte de los Actos Públicos o acontecimientos que todo Consejo o Praesidium deben celebrar en forma anual o con cierta periodicidad.

Debemos tomar conciencia que estos Actos Públicos, según el Concilio Vaticano II, no son meras reuniones sociales: la Legión representa a la Virgen María, a la Madre de Dios y en los Actos Públicos refleja el lugar que ocupa la Virgen Santísima en el Cuerpo Místico de Cristo. Entonces, el Acies es un Acto Público de la Legión de María en el que la Legión representa a la Virgen como integrante esencial del Cuerpo Místico de Cristo, que es su Iglesia. En la Iglesia, la Cabeza de la Iglesia es Cristo, el Hombre-Dios, mientras que los que han recibido la gracia santificante forman el Cuerpo Místico de esa Cabeza y de entre todos los miembros del Cuerpo Místico, la Virgen ocupa un lugar central y privilegiado. La reunión del Acies tiene como objetivo, además de representar públicamente a la Virgen como integrante privilegiada del Cuerpo Místico de Jesús, fomentar el espíritu de unión entre los integrantes de la Legión, unión espiritual inducida por el Espíritu del Padre y del Hijo, el Espíritu Santo.

El Acies representa entonces a la Legión de María, congregada como “un ejército en orden de batalla”. Es el acto central y único del año en donde se renueva la “Promesa Legionaria”, promesa que en definitiva es la consagración al Sagrado Corazón de Jesús por intermedio del Inmaculado Corazón de María. En esta reunión se entrega, a la Reina de la Legión, todo el ser, todo lo que somos y todo lo que tenemos, al mismo tiempo que le imploramos a la Virgen la gracia de que nuestros corazones se abran al Espíritu Santo, el Amor de Dios, el Divino Amor, para que nos conceda la fortaleza necesaria para luchar contra el espíritu del mal, contra el espíritu anti-cristiano, encarnado en el Ángel caído y en el hombre pecador.

Aquí es donde cobra sentido la definición de Acies, la de “ejército formado en orden de batalla”: los integrantes de la Legión de María, armados con la coraza de la fe, con el escudo del Santo Rosario y con la espada de la Palabra de Dios, la Sagrada Escritura y la Sagrada Eucaristía, que es la Palabra de Dios encarnada, se disponen a luchar, bajo las órdenes de la Virgen, contra el Anticristo, contra el Demonio y contra los hombres que combaten a Cristo y a su Iglesia. La lucha de la Legión no es, como dice la Escritura, “contra la carne y la sangre”, es decir, contra otros seres humanos, sino “contra las potestades de los aires”, los ángeles caídos, los demonios, que inducen al hombre caído en el pecado a imitar y seguirlo en su rebelión contra la Santísima Trinidad. La lucha en la que combate la Legión de María es espiritual; el campo de batalla es el corazón de los hombres; las armas son el Santo Rosario y la Eucaristía y el objetivo final del Acies es la conquista de los corazones de nuestros prójimos, para que ellos, una vez convertidos por la gracia, se consagren, como nosotros, a los Sagrados Corazones de Jesús y María.


domingo, 15 de enero de 2023

En la oscura noche del ateísmo, el Corazón Inmaculado de María es el luminoso refugio para sus hijos que viven en la tierra



Si hablamos en términos de luz y oscuridad, haciendo referencia a lo sobrenatural, podemos decir que la luz es la gracia santificante y la oscuridad es el pecado que nos aparta de Dios. Cuanto más cerca estamos, como humanidad, del reinado tiránico del Anticristo, tanta más oscuridad se apodera del alma. En estos tiempos de siniestras tinieblas, en los que las sombras vivientes cubren toda la tierra, existe solo un lugar en el que el alma es iluminada con la luz de la gracia divina y ese lugar es el Corazón Inmaculado de María. Consagrémonos al Inmaculado Corazón de María, ingresemos en este refugio de luz divina y así seremos preservados de la inmensa oscuridad viviente que se abate cada vez más sobre el mundo, preparando la perversa llegada del Anticristo. Así lo dice la Virgen al Padre Gobbi:

5 de enero de 1974 

Primer sábado del mes y del año

Mi Corazón será tu refugio.

“Hoy como una madre quiero conducirte de la mano: quiero 

conducirte siempre a entrar más profundamente en la intimidad 

de mi Corazón Inmaculado. Mi Corazón debe ser para ti como 

un refugio, dentro del cual debes vivir y desde el cual debes con-

templar todos los acontecimientos de este mundo.

Si vivieres cada momento en este refugio, serás siempre cal-

deado por mi amor y el de mi Hijo Jesús.

Cada día que pasa este mundo se hundirá más y más en el 

hielo del egoísmo, de la sensualidad, del odio, de la violencia, de 

la infelicidad.

Antes de la gran tiniebla, caerá sobre el mundo la noche del 

ateísmo que lo envolverá todo.

Sobre todo, entonces, mi Corazón Inmaculado será tu refugio 

y tu claridad. No temas ni el hielo ni la obscuridad, porque tú 

estarás en el corazón de la Madre, y desde allí indicarás el camino 

a un inmenso número de mis pobres hijos extraviados.

Pero mi Corazón Inmaculado es también un refugio que te 

protege de todos estos acontecimientos que se suceden. Estarás 

sereno, no te dejarás turbar, no tendrás miedo. Verás cada cosa 

como de lejos, sin dejarte tocar por ellas en lo más mínimo.

Pero, ¿cómo? — me preguntas. Vivirás en el tiempo, pero es-

tarás conmigo como fuera del tiempo. ¡Mi Corazón Inmaculado, 

oh hijo, es como parte del paraíso en el que quiero encerrar a mis 

hijos predilectos para que sean preservados de las grandes cosas 

que los esperan; para que sean consolados por Mí, preparados 

por Mí, mandados por Mí para el grande y cercano momento de 

mi triunfo!

¡Quédate, pues, siempre en mi refugio!

domingo, 18 de septiembre de 2022

Las apariciones de la Madre de Dios en La Salette, Francia

 



Historia de la Aparición de Nuestra Señora de La Salette[1]:

Un día sábado, 19 de septiembre de 1846, la hermosa Señora de La Salette, Francia, la Madre de Dios, se apareció a los niños Maximin Giraud y Mélanie Calvat, mientras se ocupaban en sus asuntos. Veamos cuál fue el mensaje que el cielo nos dio a conocer en estas apariciones.

Melanie y Maximin encontraron a Nuestra Señora llorando amargamente, sentada con los codos descansando sobre sus rodillas y el rostro cubierto con sus manos. Vestía una túnica blanca adornada con perlas y un delantal de color dorado; calzaba zapatos blancos y tenía rosas en los pies y la cabeza cubierta con un tocado. Llevaba en el cuello un crucifijo que pendía de un collar.

La Virgen siguió llorando incluso mientras le hablaba a los niños, primero en francés, después en su propio dialecto, el occitano. Luego de decir un secreto a cada niño, Nuestra Señora se fue caminando por la montaña y despareció. Al día siguiente, el relato de la aparición dado por los pastorcitos se documentó por escrito y fue firmado por los visionarios y por aquellos que habían escuchado la historia. Luego de cinco años de investigación, el obispo de Grenoble, Philibert de Bruillard, anunció en 1851 que era muy probable que la aparición fuera una verdadera revelación y autorizó que se iniciara el culto a Nuestra Señora de La Salette. Ambos niños escribieron por separado los “secretos”, y estos fueron enviados al Papa Pío IX en 1851[2].

¿Qué les dijo la Virgen a los niños?

Ante todo, la Virgen María se lamentó por la falta de respeto, por parte de los cristianos, al día Domingo y hacia el nombre de Dios. Nuestra Señora anunció guerras, revoluciones y castigos como respuesta a los pecados cometidos por la humanidad. Profetizó particularmente la persecución del Papa y de los religiosos, así como la destrucción de ciudades enteras, como París y Marsella. Primero habría un tiempo de expansión religiosa y prosperidad, luego vendría el abandono de Dios y la venida del Anticristo.

Estos son los dos secretos enviados al Papa en 1851:

El Secreto de Maximin Giraud, según su propio relato: “El 19 de septiembre de 1846, vimos a una hermosa señora. Nunca hemos dicho que esta señora fuera la Santísima Virgen, pero siempre afirmamos que era una hermosa dama. No sé si era la Virgen María u otra persona. Por lo que a mí respecta, hoy creo que se trataba de la Santísima Virgen. Esto es lo que la señora me dijo: “Si mi pueblo continúa igual, esto que te diré sucederá antes, si cambia un poco, sucederá más tarde. Francia ha corrompido el universo (con toda probabilidad, se refiere a la Revolución Francesa, que entronizó a la Razón humana por encima de la Revelación Divina dada por Nuestro Señor Jesucristo), y un día será castigada. La fe se apagará en Francia: tres cuartas partes de Francia dejarán de practicar la religión, o la practicarán muy poco, la otra parte la seguirá practicando, pero sin hacerlo realmente. Luego, después de que [eso] suceda, las naciones se convertirán, la fe se renovará por todas partes. Un gran país del norte de Europa, que ahora es protestante, se convertirá; con el apoyo de dicho país, todos los otros países del mundo se convertirán también.

Antes de todo eso, tendrán lugar en la Iglesia, y en todas partes, grandes desórdenes. Luego, nuestro Santo Padre, el Papa, será perseguido. Su sucesor será un pontífice que nadie esperará. Después vendrá una gran paz, pero no durará mucho tiempo. Un monstruo vendrá a turbarla. Todas estas cosas sucederán en el próximo siglo, o a más tardar a los dos mil años” (es decir, en el año dos mil).

El Secreto de Mélanie, recibido en la montaña de La Salette, el 19 de septiembre de 1846. Según Melanie[3], la Virgen le dijo: “Mélanie, voy a decirte algo que no dirás a nadie más: ¡Ha llegado el tiempo de la ira de Dios! Si, después de que hayas dicho al pueblo lo que acabo de decirte, y lo que voy a decirte, si, después de eso, no se convierte, si no hacen penitencia, y no dejan de trabajar los domingos (en nuestros días, además de trabajar, los cristianos se divierten y pasean el día Domingo, el Día del Señor, sin importarles que el faltar a la Santa Misa sin motivo grave, es un pecado mortal), y si siguen blasfemando el Santo Nombre de Dios (en Europa es una costumbre nefasta el lanzar una blasfemia contra Cristo, contra su Sangre Preciosísima, cuando alguien sufre incluso un percance banal), en una palabra, si la faz de la tierra no cambia, Dios hará venganza contra el pueblo desagradecido y esclavo del diablo. ¡Mi Hijo manifestará su poder! París, ciudad manchada con todo tipo de crímenes, perecerá infaliblemente. Marsella será destruida en poco tiempo. Cuando esto suceda, habrá en la tierra un completo y total desorden, el mundo será abandonado a sus pasiones impías. El Papa será perseguido por todos lados, le dispararán, querrán matarlo, pero nadie podrá hacerlo, el Vicario de Dios triunfará de nuevo esta vez. Los sacerdotes y religiosas, y los verdaderos siervos de mi Hijo serán perseguidos, y muchos morirán por la fe de Jesucristo. Habrá una hambruna al mismo tiempo. Después de que todas estas cosas hayan sucedido, muchos reconocerán la mano de Dios sobre ellos, se convertirán y harán penitencia por sus pecados. Entonces, un gran monarca subirá al trono, y su reinado durará pocos años. La religión florecerá de nuevo, se extenderá por toda la tierra, y habrá mucha abundancia. El mundo, satisfecho por no tener ninguna carencia, volverá a caer en sus desórdenes, se olvidará de Dios y se entregará a sus pasiones criminales. Entre los ministros de Dios y las esposas de Jesucristo (es decir, las religiosas), habrá algunos que se perderán, y eso será lo más terrible de todo. Finalmente, el infierno reinará en la tierra. Será entonces que el Anticristo nacerá de una religiosa: ¡desgraciada de ella! Muchos creerán en él, porque dirá que viene del cielo, ¡ay de aquellos que crean en él! Este tiempo no está lejos, no pasarán más de 100 años (y ya han pasado más de cien años; muchas veces, los designios divinos se prolongan en el tiempo, para darnos más tiempo para el arrepentimiento, pero no debemos creer que esta prolongación será indefinida). Hija mía, no debes decir lo que acabo de decirte. (No debes decirlo a nadie, no digas que un día tienes que decirlo, no debes decir nada que se relacione con esto), ¡por último, no digas nada más hasta que yo te mande decirlo!”.

De acuerdo a los acontecimientos que se desarrollan en nuestros días en la Santa Iglesia Católica, en los que se atenta contra la Fe Católica directa y explícitamente desde las más altas jerarquías vaticanas, parecería ser que estamos viviendo los días profetizados por Nuestra Señora de La Salette, sobre todo en lo referente a la aparición del Anticristo.

 

 



[2] Mélanie se hizo religiosa y escribió una versión más extensa de su “secreto” 25 años después, la cual fue publicada en 1879. Esta siguiente versión del secreto, así como sus revelaciones, suscitó la oposición de muchos, incluyendo algunos obispos. Luego de esta segunda publicación del secreto, en 1879, la controversia afirmaba que el secreto estaba mezclado con las propias palabras de Mélanie. Eventualmente, las publicaciones sobre La Salette fueron incluso añadidas al Índice de los Libros Prohibidos. En 1915, bajo el pontificado de Benedicto XV, el Santo Oficio publicó una declaración que prohibía cualquier debate posterior acerca de la autenticidad de los secretos. En octubre de 1999, el Padre Michel Corteville descubrió los secretos originales entregados al Papa Pío IX en 1851, y que habían permanecido enterrados por más de un siglo en los archivos del Vaticano.

[3] Mélanie Mathieu, pastora de La Salette, Grenoble, 6 de julio de 1851.

martes, 19 de septiembre de 2017

Nuestra Señora de La Salette y la llegada del Anticristo a través del Comunismo Marxista


Nuestra Señora de La Salette

El 19 de septiembre de 1846, la Santísima Virgen se apareció sobre la montaña de La Salette, (Francia) a dos jóvenes pastorcitos, Melania Calvat y Maximino Giraud. Primeramente les confió un mensaje público; después a Maximino sólo, un secreto; luego a Melania un mensaje que podría publicar en 1858[1]. La Virgen María le dijo: “esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto, puedes publicarlo en 1858”.
El secreto dado a Melanie constituye lo que comúnmente se conoce como “el Secreto de la Salette”[2]. Un extracto del mismo fué publicado en 1879 por Melanie, con imprimatur del Obispo de Lecce- Italia. En el año 1999, en forma inesperada, el sacerdote francés Michel Corteville encontró en los archivos del Vaticano una caja con los documentos oficiales de las apariciones de Nuestra Señora de La Salette (septiembre de 1846), perdidos hacía mucho tiempo. Fue así que pudo defender con éxito la tesis sobre dicho tema en la célebre Facultad de Teología Angelicum, de la Orden Dominica en Roma, y posteriormente escribir un libro en colaboración con el P. René Laurentin[3]. El descubrimiento despertó un gran interés en el mundo católico dado que, aunque aprobado por el Papa Beato Pío IX, el mensaje de La Salette había provocado en su momento una reacción violenta por parte de los enemigos de la Iglesia y también en medios católicos liberales, al punto que se difundieron falsos mensajes. La confusión generada motivó que en 1915 la Santa Sede prohibiera la publicación de toda versión del mensaje, aunque de ninguna manera desalentaba la devoción a Nuestra Señora de La Salette. La revista “Cruzada” ofreció a sus lectores las partes principales de la redacción del mensaje de La Salette hecha por una de las videntes, la pastorcita Melanie, considerado el más completo por el P. Corteville.
En total, son 33 (treinta y tres) las Profecías dadas por Nuestra Señora de La Salette. Son particularmente importantes, no solo por provenir de la Virgen, sino por lo que anuncia acerca de lo que sucederá en la Iglesia en los tiempos previos a la aparición del Anticristo sobre la tierra, aparición que precederá a la Segunda Venida en la gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Esas profecías son:
1. Melanie, lo que voy a decirte ahora no permanecerá siempre en secreto. Podrás publicarlo en 1858.
2. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por amor del dinero, por amor del honor y de los placeres, los sacerdotes se han transformado en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes reclaman venganza, y la venganza está suspendida sobre sus cabezas. ¡Desdicha de los sacerdotes y las personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y su mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo, y llaman la venganza,y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues no hay más nadie para implorar misericordia y perdón para el pueblo. No hay más almas generosas, no hay más persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo.
3. Dios va a golpear de una manera sin ejemplo.
4. ¡Desdichados los habitantes de la tierra! Dios va a agotar su cólera, y nadie podrá sustraerse a tantos males reunidos.
5. Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias. Se han convertido en esas estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los que reinan, en todas las sociedades y en toda las familias; se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.
6. La sociedad está en la víspera de las plagas más terribles y de los más grandes acontecimientos; hay que esperar ser gobernado por una vara de hierro y beber el cáliz de la cólera de Dios.
7. Que el Vicario de mi Hijo, el Soberano Pontífice Pío IX, no salga más de Roma después del año 1859. Pero que sea firme y generoso, que combata con las armas de la fe y del amor; yo estaré con él.
8. Que desconfíe de Napoleón; su corazón es doble y cuando querrá ser a la vez Papa y emperador, enseguida Dios se retirará de él. Él es esa águila que, queriendo siempre elevarse, caerá sobre la espada con que deseaba servirse para obligar a los pueblos a elevarle.
9. Italia será castigada por su ambición al querer sacudirse el yugo del Señor de los Señores; también ella será entregada a la guerra, la sangre correrá por todas partes. Las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos serán expulsados; se los hará morir y morir de una muerte cruel. Muchos abandonarán la Fe y será grande el número de los sacerdotes y religiosos que se apartarán de la verdadera religión; entre estas personas habrá incluso Obispos.
10. Que el Papa se cuide de los hacedores de milagros pues ha llegado el tiempo en que los prodigios más asombrosos tendrán lugar sobre la tierra y en los aires.
11. En el año 1864, Lucifer con un gran número de demonios serán soltados del infierno: abolirán la fe poco a poco, incluso en las personas consagradas a Dios. Los cegarán de tal manera, que, a menos de una gracia particular, estas personas tomarán el espíritu de esos ángeles malos. Muchas casas religiosas perderán enteramente la fe y perderán muchas almas.
12. Los malos libros abundarán sobre la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán en todas partes un relajamiento universal para todo lo que concierne al servicio de Dios. Tendrán un gran poder sobre la naturaleza; habrá iglesias para servir a estos espíritus. De un lado a otro serán transportadas personas por estos malos espíritus e incluso sacerdotes, pues ellos no se habrán conducido según el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios. Se resucitará a muertos y a justos [es decir que esos muertos tomarán la figura de almas justas que han vivido sobre la tierra, con el fin de seducir mejor a los hombres; éstos que se dicen muertos resucitados, que no serán sino el demonio bajo sus figuras, predicarán otro Evangelio contrario al del verdadero Cristo-Jesús, negando la existencia del cielo o aún las almas de los condenados. Todas estas almas parecerán unidas a sus cuerpos] (nota de Melanie). Habrá en todas partes prodigios extraordinarios puesto que la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz ilumina al mundo. Desdichados los Príncipes de la Iglesia que sólo se hayan ocupado en acumular riquezas sobre riquezas, en salvaguardar su autoridad y en dominar con orgullo.
13. El Vicario de mi Hijo tendrá mucho que sufrir, pues, por un tiempo, la Iglesia será librada a grandes persecuciones. Esto será el tiempo de las tinieblas; la Iglesia tendrá una crisis terrible.
14. Olvidada la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. Se abolirán los poderes civiles y eclesiásticos, todo orden y toda justicia serán pisoteados; sólo se verán homicidios, odio, celos, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la familia.
15. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio.
16. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida sin poder dañarle; pero ni él ni su sucesor… verán el triunfo de la Iglesia de Dios.
17. Los gobiernos civiles tendrán todos un mismo designio, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso para hacer lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
18. En el año 1865 se verá la abominación en los lugares santos; en los conventos, las flores de la Iglesia se pudrirán y el demonio se hará como rey de los corazones. Que los que están a la cabeza de las comunidades religiosas tengan cuidado con las personas que deben recibir, pues el demonio hará uso de toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas personas entregadas al pecado, ya que los desórdenes y el amor de los placeres carnales serán extendidos por toda la tierra.
19. Francia, Italia, España e Inglaterra estarán en guerra; la sangre correrá en las calles, el francés combatirá con el francés, el italiano con el italiano; luego habrá una guerra general que será espantosa. Por un tiempo Dios no se acordará de Francia ni de Italia, puesto que el Evangelio de Jesucristo no se conoce ya más. Los malvados desplegarán toda su malicia; se matará, se masacrará mutuamente hasta en las casas.
20. Al primer golpe del rayo de su espada las montañas y la tierra entera temblarán de pavor puesto que los desórdenes y los crímenes de los hombres traspasan la bóveda de los cielos. París será quemada y Marsella será engullida por el mar, muchas grandes ciudades serán sacudidas y engullidas por terremotos: se creerá que todo está perdido. Sólo se verán homicidios, sólo se oirán estrépito de armas y blasfemias. Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, sus penitencias y sus lágrimas subirán hasta el Cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia, y pedirá mi ayuda y mi intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de su justicia y de su misericordia, ordenará a sus ángeles que todos sus enemigos sean ejecutados. De pronto, los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres entregados al pecado perecerán, y la tierra será como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres. Jesucristo será servido, adorado y glorificado; en todas partes florecerá la caridad. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado en todas partes, y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo y los hombres vivirán en el temor de Dios.
21. Esta paz entre los hombres no será larga; veinticinco años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son causa de todas las aflicciones que acontecen sobre la tierra.
22. Un precursor del anticristo con sus ejércitos de varias naciones combatirá contra el verdadero Cristo, el único Salvador del mundo; derramará mucha sangre y querrá aniquilar el culto de Dios para hacerse tener como un Dios.
23. La tierra será golpeada por toda clase de plagas (además de la peste y el hambre, que serán generales). Habrá guerras hasta la última guerra, que será hecha por los diez reyes del anticristo, que tendrán todos un mismo designio, y serán los únicos que gobernarán el mundo. Antes que esto acontezca habrá una especie de falsa paz en el mundo; sólo se pensará en divertirse. Los malvados se entregarán a toda clase de pecados, pero los hijos de la Santa Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos imitadores, crecerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más queridas. Dichosas las almas humildes conducidas por el Espíritu Santo. Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud del tiempo.
24. La naturaleza reclama venganza para los hombres, y, esperando lo que debe ocurrir a la tierra manchada de crímenes, se estremece de pavor.
25. Tiembla, tierra, temblad vosotros, los que hacéis profesión de servir a Jesucristo y que por dentro os adoráis a vosotros mismos. Pues Dios va a entregaros a su enemigo, puesto que los lugares santos se hallan en la corrupción. Muchos conventos no son más las casas de Dios sino pasturas de Asmodeo y los suyos.
26. Será durante este tiempo que nacerá el anticristo, de una religiosa hebrea, de una falsa virgen que tendrá comunicación con la antigua serpiente, el señor de la impureza. Al nacer vomitará blasfemias, tendrá dientes; será, en una palabra, el diablo encarnado; lanzará gritos terribles, hará prodigios, sólo se alimentará de impurezas. Tendrá hermanos que, aunque no sean demonios encarnados como él, serán hijos del mal. A los doce años se señalarán por sus valientes victorias, pronto estará cada uno a la cabeza de ejércitos asistidos por legiones del infierno.
27. Las estaciones se alterarán, la tierra sólo producirá malos frutos, los astros perderán sus movimientos regulares, la luna sólo reflejará una débil luz rojiza. El agua y el fuego darán al orbe de la tierra movimientos convulsivos y horribles terremotos que engullirán montañas, ciudades, etc.
28. Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo.
29. Los demonios del aire con el anticristo harán grandes prodigios sobre la tierra y en los aires, y los hombres se pervertirán cada vez más. Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de buena voluntad; el Evangelio será predicado en todas partes, ¡Todos los pueblos y todas las naciones tendrán conocimiento de la verdad!
30. Yo dirijo un apremiante llamado a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos de Dios viviente y reinante en los cielos. Llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres. Llamo a mis hijos, mis verdaderos devotos, aquellos que se han entregado a mí para que los conduzca a mi Hijo divino, aquellos que, por así decir, llevo en mis brazos; aquellos que han vivido de mi espíritu. Llamo en fin a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en desprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Es tiempo de que salgan y vengan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, yo estoy con vosotros y en vosotros con tal vuestra fe sea la luz que os ilumine en estos días de infortunio. Que vuestro celo os haga como hambrientos de la gloria y del honor de Jesucristo. Combatid, hijos de la luz, vosotros, los pocos que veis, pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.
31. La Iglesia será eclipsada, el mundo se hallará en la consternación. Pero he aquí a Enoch y Elías llenos del Espíritu de Dios; ellos predicarán con la fuerza de Dios, y los hombres de buena voluntad creerán en Dios, y muchas almas serán consoladas. Harán grandes progresos por virtud del Espíritu Santo y condenarán los errores diabólicos del anticristo.
32. ¡Desdichados los habitantes de la tierra! Habrá guerras sangrientas y hambres, pestes y enfermedades contagiosas; habrá lluvias de un espantoso granizo de animales, truenos que sacudirán las ciudades, terremotos que engullirán países. Se oirán voces en los aires, los hombres se darán de golpes con su cabeza en los muros; llamarán a la muerte y, por otro lado, la muerte hará su suplicio, la sangre correrá por todas partes. ¿Quién podrá vencer si Dios no disminuye el tiempo de la prueba? Por la sangre, las lágrimas y las oraciones de los justos Dios se dejará doblegar. Enoch y Elías serán matados; Roma pagana desaparecerá. El fuego del cielo caerá y consumirá tres ciudades; todo el universo será sacudido de terror, y muchos se dejarán seducir porque no han adorado al verdadero Cristo viviente entre ellos. Es el momento; el sol se oscurece; sólo la fe vivirá.
33. He aquí el tiempo; el abismo se abre. He aquí el rey de los reyes de las tinieblas. He aquí a la bestia con sus súbditos, diciéndose salvador del mundo. Se elevará con orgullo en los aires para ir hasta el cielo; será ahogado por el soplo de San Miguel Arcángel. Caerá, y la tierra, que desde hace tres días estará en continuas evoluciones, abrirá su seno lleno de fuego, él será sumergido para siempre con todos los suyos en los abismos eternos del infierno. Entonces el agua y el fuego purificarán la tierra y consumirán todas las obras del orgullo de los hombres y todo será renovado: Dios será servido y glorificado.
Ahora bien, ¿qué fue lo que sucedió en el año 1864, el año en el que “Lucifer con un gran número de demonios (fueron) soltados del infierno”, según las propias palabras de la Virgen? Según esta profecía, se trataría de un evento eminentemente espiritual y diabólico, porque habría de atacar principal y esencialmente la Fe católica: “(...) abolirán la fe poco a poco, incluso en las personas consagradas a Dios. Los cegarán de tal manera, que, a menos de una gracia particular, estas personas tomarán el espíritu de esos ángeles malos. Muchas casas religiosas perderán enteramente la fe y perderán muchas almas”. Lo que sucedió en ese año fue nada menos que el inicio de un sistema ideológico declarado por la Iglesia “intrínsecamente perverso”, el comunismo anti-marxista, una ideología anti-humana, anti-cristiana, materialista, atea y satánica. En ese año, Karl Marx –satanista- inició ese engendro infernal llamado “comunismo marxista”, que habría de traer solo muerte –genocidios, exterminios en masa-, destrucción, miseria, a la población civil, además de persecución feroz y sangrienta a la Iglesia Católica, en los lugares en los que, como se demostró en la historia, logró afianzarse, a base de terror, sangre y fuego. En el año 1864 finalizó el aislamiento político de Karl Marx, quien así se vio libre para fundar el germen del Partido (criminal) Comunista, la “Asociación Internacional de los Trabajadores”. Aunque él no fue, estrictamente hablando, ni su fundador ni su jefe, sí se convirtió en su líder espiritual y le dio la impronta materialista, atea y satánica que hasta el día de hoy posee. Su primer encuentro público, convocado por líderes de la unión comercial inglesa y representantes de los trabajadores, tuvo lugar en la sala de San Martin en Londres el 28 de Septiembre de 1864. Allí Marx, actuando como representante de los trabajadores Alemanes, presentó su escrito “Dirección y Reglas Provisionales de la Asociación Internacional de los Trabajadores”, escrito que reforzó los logros del movimiento cooperativo y de la legislación parlamentaria. Luego, la conquista gradual del poder político permitiría al proletariado británico extender estos supuestos “logros” a escala nacional y luego, universal. El ataque a la Fe vendría con la elaboración de la nefasta “Teología de la Liberación”, engendro político-teológico en el que la doctrina católica es astutamente reemplazada, por medio de un lenguaje sibilino, por la doctrina comunista marxista, conduciendo, como dijo la Virgen en La Salette, a la pérdida de la Fe de numerosísimos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos católicos que, seducidos por este sistema surgido desde las profundidades mismas del Infierno, habrían de abandonar la Verdadera Fe católica, para suplantar por un remedo materialista y ateo con lenguaje religioso, la Teología de la Liberación, cuyos efectos perniciosísimos continuamos padeciéndolos hoy, tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Hasta aquí, las profecías de Nuestra Señora de La Salette. Quiera la Virgen interceder ante Nuestro Señor, para que recibamos la gracia de ser “los verdaderos discípulos de Dios viviente y reinante en los cielos (…) los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres (…) los hijos de la Virgen, sus verdaderos devotos, aquellos que se han entregado a la Madre de Dios para ser conducidos a su divino Hijo, aquellos que (…) Ella lleva en sus brazos y viven de su espíritu”.
El Llamamiento a los Apóstoles de los Últimos Tiempos forma parte del Secreto confiado a Melania: “Dirijo un llamamiento apremiante a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos de Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre; llamo a Mis hijos, a Mis verdaderos devotos, los que se hayan entregado a Mí para que Yo los conduzca a Mi Divino Hijo, los que llevo por decir así en Mis brazos, los que han vivido según Mi espíritu; en fin llamo a los Apóstoles de los Últimos Tiempos los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el desprecio del mundo y de sí mismo en la pobreza y la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Es hora de que salgan y vengan a alumbrar la tierra. Id y mostraos como Mis hijos queridos. Estoy con vosotros y en vosotros, siempre que vuestra fe sea la luz que os alumbre en esos días de desgracia. Que vuestro celo os haga como los hambrientos por la gloria y honor de Jesucristo. Combatid, hijos de luz, vosotros pequeño número que lo véis, porque he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines”.
Así habló la Madre de Dios y mientras escuchaba, contemplaba Melania, en una visión profética la vida y las obras venideras de los hijos y de las hijas de la Orden de la Madre de Dios, religiosos misioneros, religiosas misioneras y discípulos laicos, esparcidos por todas partes del mundo. Los religiosos y religiosas harán los votos; los discípulos laicos, la consagración a la Santísima Virgen. Melania veía también a varias religiosas llegar a unirse con esta Orden y las otras por su relación recobrar su espíritu primitivo.
Por mandato del Papa León XIII, presentó Melania esta regla al examen de la Sagrada Congregación de Obispos y Religiosos la cual dio su aprobación el 27 de mayo de 1879. Al mismo tiempo fueron aprobadas las constituciones que Melania había compuesto para la Orden de la Madre de Dios a petición de León XIII, según su visión profética de 1846. Melania falleció en olor de santidad el 14 de diciembre de 1904, a la edad de 73 años.
San Juan Pablo II dijo que estamos en los tiempos profetizados en La Salette, en los tiempos del Anticristo. ¡Nuestra Señora de La Salette, que seamos hijos tuyos hasta el fin y seamos capaces de dar la vida por tu Hijo Jesucristo!



[3] René Laurentin –Michel Corteville, Découverte du secret de La Salette, Fayard, Paris 2002, con Imprimatur de Mons. Michel Dubost, Obispo de Évry, y Nihil obstat de Don Bernard Billet, de la abadía de Notre-Dame de Tournay.