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sábado, 8 de junio de 2013

Inmaculado Corazón de María, camino y refugio que conduce a Dios


         Cuando la Madre de Dios se le apareció a Lucía y a sus primos en Fátima, le dijo lo siguiente: “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios”. El Corazón Inmaculado de María Santísima es entonces “refugio” y “camino” que conduce a Dios.
         ¿Por qué es “refugio”?
         Un refugio se utiliza cuando existe algún peligro inminente, desencadenado por las fuerzas de la naturaleza, o por el mismo hombre. Por ejemplo, si alguien asciende escalando una montaña muy alta, a medida que se acerca a la cima, las tormentas de nieve son más frecuentes e intensas, y el peligro de quedar sepultado por la nieve y morir por congelamiento se hace cada vez más real, por lo que es necesario entrar en un refugio de montaña. Allí, el escalador encuentra reparo frente al frío, puesto que puede encender un fuego en la estufa, y además encuentra provisiones, que le impiden morir de hambre. Otro refugio que salva la vida es el que se construye en los sótanos de las casas, en lugares en donde, por ejemplo, son frecuentes los tornados y los huracanes. Un refugio puede ser necesario también cuando es el mismo hombre el que desencadena la violencia, dirigida contra sus propios hermanos: es el caso de la guerra, en donde un refugio es el único lugar seguro contra las bombas que se desprenden de los aviones.
         De modo análogo, el Corazón Inmaculado de María Santísima es también refugio, pero en un sentido más alto y superior que estos que hemos descripto, porque es refugio para el alma, que se ve acosada por el peligro inminente de muerte espiritual, frente a las múltiples acechanzas que sobre ella desencadenan los enemigos temibles del alma, “las siniestras potestades de los aires”. El mundo, el demonio y la carne, buscan sepultar al alma no bajo toneladas de nieve helada, sino bajo el frío del desprecio y de la indiferencia al Amor de Dios, que se dona sin reservas en cada Eucaristía; buscan arrasar y destruir, como si de un furioso viento huracanado se tratara, con la vida de la gracia en el alma, que cuando está en gracia se convierte en morada de la Santísima Trinidad y en templo del Espíritu Santo. Los enemigos del alma tratan, por medio de los impetuosos vientos de la impureza, de la rebelión, de la acedia y de la codicia, destruir la morada de Dios, el alma en gracia, reduciéndola a la desolación más absoluta.
Frente a esta oleada de impureza y de rebelión a Dios y a su Ley de Amor, el Corazón Inmaculado de María es el refugio segurísimo que impide al alma morir por el frío helado del odio a Dios, calentando el corazón del hombre con el fuego ardiente del Amor de Dios que inhabita en su Corazón; el Corazón de la Virgen es refugio indestructible, en el cual el alma se siente segura porque no es alcanzada ni mínimamente por los furiosos vientos de la impureza, el materialismo, el ateísmo, que conducen a la rebelión contra Dios. Por el contrario, el alma que se refugia en el Inmaculado Corazón de María, solo percibe la suave caricia de la ligera brisa refrescante, la gracia santificante, que calma el ardor de las pasiones y purifica el amor humano para elevarlo y dirigirlo, puro y santo, a Dios. Por este motivo, el Corazón Inmaculado de María es el refugio seguro para el alma y la vida de la gracia.
El Corazón Inmaculado es camino seguro que conduce a Dios, porque hoy en día se presentan al hombre múltiples caminos, todos ellos engañosos, porque todos conducen a un lugar en donde no se encuentra Dios: son los caminos del mundo, caminos que se presentan como anchos y atractivos y fáciles de andar, en donde todo es risotada y carcajada fácil, porque no es necesaria la negación de sí mismo, ni cargar la Cruz, ni seguir a Jesús. En los caminos mundanos, los que el mundo ofrece, no hace falta luchar contra uno mismo; por el contrario, lo único que hay que hacer es exaltarse a uno mismo y a todas sus pasiones, a las cuales hay que satisfacer sin medida. Es un camino fácil, porque es en descenso, pero finaliza en un abismo oscuro, en donde habita el Ángel caído, el Príncipe de las tinieblas.
Por el contrario, el camino que es el Corazón Inmaculado de María, es un camino difícil de recorrer, porque es estrecho y en subida, y además hay que negarse a uno mismo, cargando la Cruz de cada día, en el seguimiento de Jesús camino del Calvario. Es un camino doloroso, porque finaliza con la muerte del hombre viejo, que es crucificado con Jesús en el Monte Calvario, pero a la vez es un camino de alegría, porque este camino no finaliza en el Calvario, sino en la Resurrección, cuando nace el hombre nuevo por la gracia santificante. Por este motivo, el Corazón Inmaculado de María es el camino seguro que conduce hasta Dios.

“Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios”. Consagrarnos a la Virgen es entrar en su Inmaculado Corazón, refugio y camino que nos conduce a la comunión de vida y de amor con Dios Uno y Trino.

domingo, 20 de marzo de 2011

Oremos con el icono de la Madre de Dios Hodegetria o La que muestra el Camino



Según la Tradición, este ícono de la Madre de Dios “Hodegetria” o “Ella que muestra el camino”, fue pintado por el apóstol san Lucas.

Recibe su nombre debido a un milagro de la Virgen. Cuenta la historia que María se les apareció a dos hombres ciegos y los condujo hasta la sagrada imagen, en donde recobraron la vista.

¿Qué es lo que nos dice este icono? ¿Cómo podemos rezar con él?

Para saber qué es lo que nos dice, y para saber cómo podemos rezar, debemos considerar el milagro acaecido a través de la imagen, la curación de la ceguera corporal de dos ciegos.

Ante todo, hay que tener en cuenta que la ceguera corporal es figura de la ceguera espiritual; con esta primera consideración, podemos tratar de determinar qué es lo que nos dice la imagen.

El hecho de que la Madre de Dios se apareciera a dos no videntes significa que es Ella la que conduce a la luz de la fe a aquellos que no la poseen y que por lo tanto viven en las tinieblas del mundo. El icono, con el milagro de la curación de los ciegos corporales, nos estaría diciendo que es la Virgen quien concede la luz de la fe para que se pueda contemplar a la Luz del mundo, Jesucristo.

Pero hay otro elemento más, también sobrenatural, con el cual podemos rezar, y ese elemento es el mismo icono “Hodegetria”, y es por esto que tenemos que considerar qué es lo que significa un icono en general, para aplicarlo a este en particular.

Según la historia de esta imagen, los dos ciegos, conducidos por la Madre de Dios, recobraron la vista una vez delante del ícono. Esto es una prefiguración de cómo el icono es una puerta abierta al mundo sobrenatural de la gracia y de la vida divina: así como los ciegos recuperan la vista delante de él, así, quien contempla un icono puede recibir el don de la fe en Cristo Jesús, y esto se debe a que un icono no es una pintura cualquiera, ni es un cuadro pictórico que se compone según las técnicas humanas. Es una ventana a lo sobrenatural, a la vida de la gracia, a la vida de Dios y de Cristo. No es un cuadro religioso: es una imagen celestial inspirada desde el cielo, que conduce al cielo; si bien posee elementos terrenos —naturaleza, objetos, seres humanos—, conduce al cielo a través de lo que ha sido pintado. Los ciegos fueron guiados por la Virgen y recobraron la vista delante del icono de la Madre de Dios y de su Hijo Jesucristo: cuando pudieron ver, tenían delante de sí a la Madre de Dios y a Jesús en el icono, y esto en sí mismo es un milagro dentro de un milagro, porque al milagro de recobrar la vista corporal se le suma el de contemplar, con los ojos de la fe, a la Madre de Dios y a su Hijo, Cristo Dios. El hecho de que es el icono lo primero que ven los ciegos, ya curados, con sus ojos corporales, es un símbolo de quien abre sus ojos a la verdadera fe: contempla a la Madre de Dios y a su Hijo Jesucristo.

Pero además, este episodio, con la sagrada imagen como protagonista, representa otras realidades sobrenaturales: el don de la fe en Cristo como Hombre-Dios, y el don de la fe en la Iglesia como dadora del don eucarístico, porque así como los ciegos fueron guiados por la Virgen María y recuperaron su vista ante la imagen del icono, así quienes se dejan guiar por la Madre de Dios recibirán la fe en su Hijo Jesucristo. Y de un modo análogo, quienes se dejen conducir dócilmente por la Santa Madre Iglesia, llegarán a la luz en el conocimiento de Cristo Eucaristía.

Por último, si bien es la Virgen la que indica el camino, lo que nos dice el icono es que Ella no es el camino, sino “La que muestra el camino” que conduce a Jesucristo. Quien se deja conducir dócilmente por María, en medio de las tinieblas del mundo, es llevado a contemplar la luz eterna, que es su Hijo Jesucristo, “Dios de Dios, Luz de Luz”. La Virgen señala un camino, y es Jesús el Camino de luz eterna señalado por Ella en el icono.

El ícono “Hodegetria” es una fuente de gracia para los que buscan a Dios: abre nuestros ojos del alma para que contemplemos a la Madre de Dios, que nos dona a su Hijo Jesucristo en la Eucaristía.