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jueves, 28 de abril de 2022

La Coronación de María Santísima

 



Para poder valorizar el sentido y el significado de la conmemoración litúrgica de la Coronación de la Virgen, es conveniente recordar antes el sentido y significado de la corona.  Según la Real Academia Española[1], la palabra “corona” significa: “Aro, hecho de flores, de ramas o de metal, que ciñe la cabeza y se usa como adorno, insignia honorífica o símbolo de dignidad o realeza”. En nuestro caso, se trata de las coronas de los reyes, por lo que el aro está hecho de metal y no de un metal cualquiera, sino de un metal precioso, como el oro o la plata. Los reyes son los que reciben en sus cabezas este aro de metal precioso, la corona, ya que es, como su definición lo dice, “una insignia honorífica, símbolo de la dignidad o realeza”. En otras palabras, en el sentido terreno, la corona real sólo podía ser usada por alguien que poseía un honor o dignidad que era la realeza. Un plebeyo, alguien no perteneciente a la realeza, no podía usar corona, por ejemplo.

Las coronas de los reyes, reinas o princesas, eran coronas de oro o plata, como dijimos, engarzadas con piedras preciosas, como rubíes, esmeraldas y todo tipo de piedras preciosas; estaban revestidas por dentro con fina seda roja, para que la corona pudiera calzar bien en la cabeza y también para que el metal no lastimara el cuero cabelludo de quien usaba la corona. En el momento de ser coronados, los reyes o las reinas eran aclamados por el pueblo, el cual se reunía con alegría para festejar la coronación de un nuevo miembro de la realeza, que en nombre de Dios habría de guiarlos por el bien común, puesto que se tenía la concepción de que el poder terreno era otorgado por Dios, por eso el gobernante debía ser bien consciente de que debería rendir cuentas a Dios, en su Juicio Particular, por cada orden emanada de su gobierno. Es lo que Jesús le dice a Poncio Pilato: “No tendrías autoridad sobre Mí si no te hubiera sido concedida de lo alto”.

Este es el significado de la coronación entre los hombres: reciben la corona aquellos que pertenecen a la nobleza. Entonces ahora nosotros nos preguntamos: luego de ser Asunta a los cielos, la Virgen recibió una corona de luz y de gloria divina por manos de su propio Hijo Jesús, y de aquí la pregunta: ¿por qué la Virgen recibe una corona? Hay distintas razones.

Por un lado, tanto la Virgen como San José, provienen de familias de ascendencia real, por lo que humanamente, se puede decir que la Virgen es Reina. Pero hay otros motivos de mayor peso para afirmar que la Virgen es Reina y por eso merece la Corona: la Virgen es Madre del Rey de reyes y Señor de señores, Cristo Jesús y por eso Ella tiene derecho a recibir la corona real de su Hijo, porque la Madre del Rey es también Ella misma, Reina. Hay también otros motivos, de orden espiritual, sobrenatural y místicos, para que la Virgen merezca llevar la corona que recibió en el Cielo, luego de ser Asunta en cuerpo y alma: la Virgen mereció la corona de luz y de gloria divina por ser Ella la Inmaculada Concepción; mereció la corona por ser la Madre de Dios; mereció la corona por su humildad y por cumplir siempre en todo la voluntad de Dios y no la suya propia, pero sobre todo, mereció la corona de luz y gloria en los Cielos, por haber llevado Ella, místicamente, espiritualmente, aunque no físicamente, la Corona de espinas de su Hijo Jesús. Entonces, porque la Virgen llevó en esta vida, espiritualmente, místicamente, la corona de espinas de Jesús, mereció llevar la corona de gloria y de luz divina en el Cielo.

Puesto que nosotros somos hijos de la Virgen, si queremos ser coronados de gloria en el Cielo, debemos pedir la gracia de llevar también, espiritualmente, la corona de espinas de Jesús. Sólo así seremos coronados de gloria, en el Cielo, por manos de Nuestra Madre del Cielo y por manos de Jesús, Rey de reyes.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Novena a Nuestra Señora de la Merced 4


         ¿Por qué la Virgen de la Merced lleva una corona? ¿Qué significado tiene? ¿Qué relación tiene con nosotros? Ante todo, hay que decir que la razón por la cual la imagen de Nuestra Señora de la Merced de Tucumán lleva una corona, es porque fue coronada solemnemente, en nombre del Papa San Pio X, en 1912, al cumplirse el centenario de la batalla y victoria de Tucumán[1]. A su vez, el pedido del pueblo y el Gobierno de Tucumán a la Santa Sede de que sea coronada la histórica imagen, fue en gratitud por los favores concedidos[2]. La corona de Nuestra Señora de la Merced, de 30 centímetros de alto y 285 quilates, tiene mucho valor desde el punto de vista material, pues lleva oro, plata y piedras preciosas, siendo estas sus características: estilo renacentista, diseñada en París por Coven Lacloche y fabricada en Buenos Aires; cuenta con 2.744 brillantes y seis zafiros grandes; está hecha en oro y platino; con arcos de oro macizo. Su valor material es tan alto, que “la corona está todo el año guardada en el tesoro del Banco de la Nación y únicamente sale el día de la procesión, junto con la imagen, celosamente custodiada”[3].
         Y ahora, la otra pregunta: ¿tiene alguna relación esta corona con nuestra vida de cristianos? Respondemos que, desde el momento en que la Virgen es Nuestra Madre del cielo, sí tiene relación con nuestra vida de cristianos, pero para ahondar en la respuesta, debemos tener en cuenta primero cuál es el significado en la Virgen. Un primer elemento a tener en cuenta es que la corona que lleva la imagen de Nuestra Señora de la Merced, aún con todo el valor material que posee y con todo su esplendor, es solo una palidísima imagen de la corona de luz y gloria que la Madre de Dios ostenta en los cielos, por toda la eternidad. Es decir, la corona material, hecha de oro, plata y piedras preciosas, es solo figura –palidísima- de la corona de luz y gloria portada por la Virgen en los cielos, como Reina y Señora de hombres y ángeles. Al contemplar la corona, no debemos por lo tanto quedarnos en su valor material, ni en el hecho histórico de la coronación pontificia, sino que debemos meditar acerca de lo que esa corona representa: es un símbolo de la corona de gloria con la que la Virgen fue revestida el día de su Asunción, de manos de su propio Hijo Jesús. Entonces, esa corona nos hace recordar que la Virgen de la Merced es nuestra Reina, nuestra verdadera y única Reina, a la que le debemos todo nuestro amor, nuestro honor y nuestra veneración, pues es la Reina de cielos y tierra.
         Pero hay también otra reflexión que debemos hacer, y es que la Virgen mereció la corona de luz y gloria en el cielo por haber compartido aquí, en la tierra, de modo espiritual y místico, la coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo. Y esa corona, formada por largas, gruesas, duras y filosas espinas, son la materialización de nuestros malos pensamientos y deseos, de modo que, cada vez que consentimos un mal pensamiento o deseo, traspasamos con las espinas de la corona de Jesús, nuevamente, tanto a Jesús como a María. La razón por la cual Jesús se deja coronar de espinas, sufriendo tanto dolor y derramando tanta sangre, y la razón por la que María comparte espiritual y místicamente el dolor de la coronación de espinas de Jesús, es para que no solo no tengamos malos pensamientos, sino para que tengamos pensamientos santos y puros, los mismos pensamientos que tienen Jesús y María coronados de espinas: Jesús coronado materialmente y la Virgen coronada espiritualmente con las espinas.
         Al contemplar la corona de la Virgen de la Merced, por lo tanto, debemos meditar en el dolor de María Virgen al participar espiritualmente de la coronación de espinas de Jesús, y hacer el propósito de no solo rechazar todo mal pensamiento, de cualquier clase, sino de pedirle a la Virgen que nos dé los mismos pensamientos, santos y puros, que tiene su Hijo Jesús coronado de espinas.
         Y de la misma manera, si queremos ser coronados de gloria en el cielo como Nuestra Madre, la Virgen de la Merced, también nosotros debemos pedir llevar, en esta vida, la corona de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
        



[1] Cfr. http://forosdelavirgen.org/288/nuestra-senora-de-la-merced-tucuman-argentina-24-de-septiembre/  A su vez, el 22 de junio de 1943, el Presidente de la República, General Pedro P. Ramirez, por decreto aprobado el día anterior con sus ministros, dispuso por el artículo 1ro: “Quedan reconocidas con el grado de Generala del Ejército Argentino: la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes, y la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen”.
[2] http://www.lagaceta.com.ar/nota/511389/sociedad/esta-lujosa-corona-refleja-gratitud-pueblo-virgen.html
[3] Cfr. ibidem.