¿Por qué la Virgen de la Merced lleva una corona? ¿Qué
significado tiene? ¿Qué relación tiene con nosotros? Ante todo, hay que decir
que la razón por la cual la imagen de Nuestra Señora de la Merced de Tucumán lleva
una corona, es porque fue coronada solemnemente, en nombre del Papa San Pio X,
en 1912, al cumplirse el centenario de la batalla y victoria de Tucumán[1]. A
su vez, el pedido del pueblo y el Gobierno de Tucumán a la Santa Sede de que sea
coronada la histórica imagen, fue en gratitud por los favores concedidos[2]. La
corona de Nuestra Señora de la Merced, de 30 centímetros de alto y 285 quilates,
tiene mucho valor desde el punto de vista material, pues lleva oro, plata y
piedras preciosas, siendo estas sus características: estilo renacentista,
diseñada en París por Coven Lacloche y fabricada en Buenos Aires; cuenta con
2.744 brillantes y seis zafiros grandes; está hecha en oro y platino; con arcos
de oro macizo. Su valor material es tan alto, que “la corona está todo el año
guardada en el tesoro del Banco de la Nación y únicamente sale el día de la
procesión, junto con la imagen, celosamente custodiada”[3].
Y ahora, la otra pregunta: ¿tiene alguna relación esta
corona con nuestra vida de cristianos? Respondemos que, desde el momento en que
la Virgen es Nuestra Madre del cielo, sí tiene relación con nuestra vida de
cristianos, pero para ahondar en la respuesta, debemos tener en cuenta primero cuál
es el significado en la Virgen. Un primer elemento a tener en cuenta es que la
corona que lleva la imagen de Nuestra Señora de la Merced, aún con todo el
valor material que posee y con todo su esplendor, es solo una palidísima imagen
de la corona de luz y gloria que la Madre de Dios ostenta en los cielos, por
toda la eternidad. Es decir, la corona material, hecha de oro, plata y piedras
preciosas, es solo figura –palidísima- de la corona de luz y gloria portada por
la Virgen en los cielos, como Reina y Señora de hombres y ángeles. Al
contemplar la corona, no debemos por lo tanto quedarnos en su valor material,
ni en el hecho histórico de la coronación pontificia, sino que debemos meditar
acerca de lo que esa corona representa: es un símbolo de la corona de gloria
con la que la Virgen fue revestida el día de su Asunción, de manos de su propio
Hijo Jesús. Entonces, esa corona nos hace recordar que la Virgen de la Merced
es nuestra Reina, nuestra verdadera y única Reina, a la que le debemos todo
nuestro amor, nuestro honor y nuestra veneración, pues es la Reina de cielos y
tierra.
Pero hay también otra reflexión que debemos hacer, y es que
la Virgen mereció la corona de luz y gloria en el cielo por haber compartido
aquí, en la tierra, de modo espiritual y místico, la coronación de espinas de
Nuestro Señor Jesucristo. Y esa corona, formada por largas, gruesas, duras y
filosas espinas, son la materialización de nuestros malos pensamientos y
deseos, de modo que, cada vez que consentimos un mal pensamiento o deseo,
traspasamos con las espinas de la corona de Jesús, nuevamente, tanto a Jesús
como a María. La razón por la cual Jesús se deja coronar de espinas, sufriendo
tanto dolor y derramando tanta sangre, y la razón por la que María comparte
espiritual y místicamente el dolor de la coronación de espinas de Jesús, es
para que no solo no tengamos malos pensamientos, sino para que tengamos
pensamientos santos y puros, los mismos pensamientos que tienen Jesús y María
coronados de espinas: Jesús coronado materialmente y la Virgen coronada
espiritualmente con las espinas.
Al contemplar la corona de la Virgen de la Merced, por lo
tanto, debemos meditar en el dolor de María Virgen al participar
espiritualmente de la coronación de espinas de Jesús, y hacer el propósito de
no solo rechazar todo mal pensamiento, de cualquier clase, sino de pedirle a la
Virgen que nos dé los mismos pensamientos, santos y puros, que tiene su Hijo
Jesús coronado de espinas.
Y de la misma manera, si queremos ser coronados de gloria en
el cielo como Nuestra Madre, la Virgen de la Merced, también nosotros debemos
pedir llevar, en esta vida, la corona de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
[1] Cfr. http://forosdelavirgen.org/288/nuestra-senora-de-la-merced-tucuman-argentina-24-de-septiembre/
A su vez, el 22 de junio de 1943, el
Presidente de la República, General Pedro P. Ramirez, por decreto aprobado el
día anterior con sus ministros, dispuso por el artículo 1ro: “Quedan
reconocidas con el grado de Generala del Ejército Argentino: la Santísima
Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes, y la
Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen”.
[2] http://www.lagaceta.com.ar/nota/511389/sociedad/esta-lujosa-corona-refleja-gratitud-pueblo-virgen.html
[3] Cfr. ibidem.
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