miércoles, 5 de diciembre de 2012

Concepción inmaculada de María y de la Iglesia



            ¿Qué es lo que representa para nosotros, católicos, la festividad de María Inmaculada? ¿Una devoción piadosa a la Madre de Dios? ¿Por qué venimos a celebrar la fiesta de la Inmaculada? ¿Sólo para cumplir un precepto? ¿Qué es lo que pensamos acerca de la Inmaculada Concepción?
Por lo general, los católicos celebramos el privilegio de la Virgen, del haber sido concebida sin pecado original, pero no nos detenemos a considerar los motivos, el porqué de este privilegio concedido a María. Pensamos también que el hecho de ser “Inmaculada Concepción” se limita a no haber tenido pecado ni maldad.
La Inmaculada Concepción es un misterio mucho más grande que el solo hecho de no haber tenido maldad en su corazón, o no haber cometido maldad alguna, por más pequeña que sea.
Es también algo infinitamente más grande que el solo hecho de ser simplemente buena, aún cuando sea la más buena de todas las creaturas, ángeles y santos comprendidos.
María es concebida sin mancha porque debía ser la Madre de Dios: no podía el Portal de la eternidad, el Portal que daría paso a la eternidad en Persona, Dios Hijo, estar contaminado con el pecado original; María debía ser la Puerta luminosa, sin sombra alguna, que diera entrada al Dios Luz en la historia de los hombres, y por eso fue concebida sin pecado original, sin la mancha oscura y negra del pecado original.
         Pero además María fue concebida inmaculada por Dios Padre Creador, para que fuera Tabernáculo de Dios Hijo y lo custodiara con el Espíritu de Amor, es decir, María Virgen fue obra de la Trinidad, porque era la figura de otra virgen sin mancha, la Iglesia Católica, nacida del Corazón traspasado del Salvador, nacida del seno eterno del Padre, nacida del Amor de Dios, nacida de la Trinidad.
         Y así como María debía custodiar, con su pureza virginal, a la Palabra eterna del Padre, y debía darla a luz revestida de carne humana, y ofrecerla en el altar de la cruz, así la Iglesia inmaculada y santa estaba destinada a ser la custodia de la Palabra del Padre, revelada en Cristo, y debía darla a luz revestida de Pan, ofreciéndola en el sacrificio del altar.
         El misterio de María Inmaculada y santa está conectado con el misterio de la Iglesia Inmaculada y santa, y ambas brotan a su vez de otro misterio, el misterio de Jesús, Hijo de Dios, hecho hombre para que los hombres se hagan Dios.
         La Concepción Inmaculada de María fue obra del Padre para que el Hijo fuera concebido por el Espíritu de Amor en el seno virginal de María y donado como Cordero de Dios; la Concepción Inmaculada de la Iglesia fue obra del Padre, para que el Hijo fuera concebido por el Espíritu de Amor en el seno virginal de la Iglesia y fuera donado como Pan de Vida eterna, y es ese el motivo de nuestra celebración en la fiesta de la Inmaculada Concepción.

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