viernes, 13 de octubre de 2017

Nuestra Señora de Fátima y el milagro del sol


El día 13 de octubre de 1917, ante miles de peregrinos que llegaron a Fátima (Portugal), se produjo uno de los más asombrosos milagros jamás ocurridos en la naturaleza, el cual fue conocido como “el Milagro del sol”. El mismo fue observado por una multitud de setenta mil personas, de manera tal que la prensa, de explícita tendencia secular y masónica, no pudo argumentar nada en su contra y a pesar suyo y rindiéndose ante las evidencias, dejó por escrito, y como un documento histórico, lo sucedido en ese día. El milagro, que había sido anticipado por la Virgen, ocurrió en el contexto de sus apariciones en Fátima, las cuales habían comenzado meses antes; este milagro, precisamente, sería la prueba, dada por el cielo, de que las apariciones de la Virgen y el contenido de sus mensajes no eran el invento de tres niños, sino una maravillosa realidad sobrenatural y celestial.
Según los testigos presenciales –setenta mil personas entre niños, jóvenes, adultos y ancianos-, que habían acudido para rezar y estar presentes cuando la Virgen se les apareciera a los pastorcitos, vieron que, luego de una intensa lluvia, las nubes negras se corrieron para dar lugar al sol, el cual comenzó a moverse en el cielo de manera tal que parecía estar “danzando”, al tiempo que “lucía como un suave disco de plata”; luego, el sol tomó diferentes colores, comenzó a girar y a dirigirse en forma veloz hacia la tierra, de manera tan directa, que muchos de los espectadores se arrodillaron y comenzaron a rezar, creyendo que de un momento a otro habría de impactar contra la tierra.[1].
El periodista del diario portugués O Século, Avelino de Almeida, estimó entre los 30 mil a 40 mil personas, las presentes al momento del milagro, mientras que el profesor de ciencias naturales de la Universidad de Coimbra Joseph Garrett, que al igual que el periodista De Almeida estuvo en el lugar ese día, estimó el número de testigos en 100 mil; el promedio sería, entonces, de unas setenta mil personas. Es imposible atribuir, a setenta mil personas, una “histeria de masas” que les hiciera ver el mismo espectáculo a todas y cada una de las setenta mil personas, además de hacerles creer que el sol iba a estrellarse contra la tierra.
El milagro duró alrededor de tres minutos. Además del “Milagro del sol”, los pastorcitos dijeron haber visto imágenes de Jesús, la Virgen María y San José bendiciendo a la multitud. La Virgen se presentó como la Señora del Rosario.

Significado espiritual del milagro del sol.

Uno de los significados, explicado por la misma Virgen, es el de servir de prueba acerca de la veracidad de las apariciones de Fátima y, por lo tanto, de los mensajes dados en dichas apariciones, como por ejemplo: llamado a la penitencia, a la oración, sobre todo el Santo Rosario; pedir por la conversión de los pecadores y hacer sacrificios por ellos, ya que muchos se condenan en el Infierno porque “no hay quien rece” por su conversión; pedido de reparación por los “ultrajes, sacrilegios e indiferencias” con los cuales son continuamente ofendidos los Sacratísimos Corazones de Jesús y María; adoración a la Eucaristía; recepción de la Eucaristía con amor, piedad, fe y devoción.
Otro significado es el de confirmar una verdad enseñada por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia de todos los tiempos: la Virgen es Reina de cielos y tierra, y el hecho de que sea Ella quien haya movido el sol, es indicio de que Dios Trino la hace partícipe de su omnipotencia, lo cual explica también que sea Ella quien, por esta participación a la omnipotencia divina, aplaste la cabeza de la Serpiente Antigua con su pequeño pie de mujer.
Otro significado es confirmar lo que dice el Apocalipsis, que la Virgen es la “Mujer revestida de sol”, y aunque el sol no la reviste en la aparición, sí obedece dócilmente las órdenes de la Virgen, moviéndose en círculos, danzando, emitiendo luces de colores y, finalmente, dirigiéndose con toda velocidad hacia la tierra, deteniéndose en el momento exacto. La Virgen es la Mujer revestida de sol, desde el momento en que el Sol de justicia, Jesucristo, se encarna en sus entrañas, además de ser Ella la Inhabitada por el Espíritu Santo, quien la cubre con la gloria de Dios.
Por último, un significado está relacionado con la familia, porque los niños vieron a la Sagrada Familia, formada por Jesús, María y José: esto es especialmente importante en nuestros días, en los que la ideología de género pretende imponer modelos anti-naturales de familia, contrarios al designio original de Dios sobre la familia, formada por el papá-varón, la mamá-mujer y los hijos –naturales o adoptados-. Es una fuerte defensa del único modelo de familia querido por Dios para el hombre, al tiempo que se muestra a la Sagrada Familia como modelo a imitar por todas las familias cristianas.
Al recordar entonces el milagro del sol, recordemos que las apariciones de la Virgen en Fátima, lejos de ser un invento de unos niños, constituyen un severo llamado del cielo a la penitencia, a la oración, a la adoración y reparación eucarística y al sacrificio y rezo del Rosario pidiendo por la conversión de los pecadores, para que ninguna caiga en el Infierno, un Infierno que es real, dura para siempre, y está ocupado por una gran cantidad de ángeles caídos y de almas condenadas, que sufren la Ira de la Justicia Divina por toda la eternidad.

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