En el
año 1218, San Pedro Nolasco fundó en Barcelona, España, la Orden de la Merced,
con el objetivo de rescatar a los cristianos que habían sido tomados
prisioneros por parte de los musulmanes, que por medio de guerras de agresión
se habían apoderado de gran parte de Tierra Santa. La devoción a Nuestra Señora
de la Merced tomó el nombre de “Redentora de cautivos” debido a que los
miembros de la Orden mercedaria, en nombre de la Virgen, rescataban a los
cristianos cautivos por los musulmanes, ofreciendo dinero o incluso dándose a
sí mismos en intercambio por los prisioneros. En ese entonces, la devoción a
Nuestra Señora de la Merced, con su advocación de Redentora de cautivos, tenía
un sentido de liberación, pero ante todo de liberación corporal, porque los que
se rescataban eran los cristianos presos, materialmente cautivos por los
musulmanes. Cuando cesaron las Cruzadas, cesaron, al menos temporalmente, la
toma de prisioneros por parte musulmana, con lo cual cesó también esta función
de redención de cautivos por parte de la Orden mercedaria.
En nuestros
días, si bien existe persecución a los cristianos en algunos países, la Orden
no continúa con los mismos procedimientos y los mismos objetivos, aunque la
Virgen continúa siendo Redentora de cautivos, porque el hombre de hoy está
cautivo, si bien no corporalmente, sí espiritualmente, por muchos pecados y
vicios. El hombre de hoy está cautivo por ideologías deshumanizantes y
anti-cristianas, como la ideología de género, la Educación Sexual Integral, el
aborto, la eutanasia, el ecologismo, el veganismo, que son formas extremas de
defensa de la naturaleza por un lado, pero por otro, persiguen la muerte de
niños inocentes por medio del aborto. El hombre de hoy también está cautivo por
la atracción que sobre él ejercen el ocultismo, el satanismo, la brujería, la wicca –brujería moderna-, el
espiritismo, el chamanismo, todas formas extremadamente peligrosas de contacto
con el mundo oculto, al tiempo que de alejamiento de Dios. El hombre de hoy
está cautivo por la secta de la Nueva Era, que busca reemplazar la
espiritualidad cristiana católica por prácticas religiosas ocultistas
orientales, como el yoga, el reiki, el feng-shui, el taichí, además de la
lectura de cartas o tarot, la adivinación y toda clase de superstición. El hombre
de hoy y sobre todo la juventud, está cautivo por los sustitutos acuarianos o
de la Nueva Era de la espiritualidad católica, como la drogadicción con
alucinógenos y toda clase de fármacos y drogas adictivas. En definitivas
cuentas, si en años pasados la Virgen redimía a los cautivos corporales, en
nuestros tiempos, los cautivos espirituales por ideologías anti-cristianas son
muchísimos más que los cautivos corporales y las causas que esclavizan al
hombre moderno son innumerablemente más abundantes y peligrosas que en los
inicios de la Orden, motivo por el cual debemos implorar, hoy más que nunca, a
la Virgen, como Redentora de cautivos, para que rescate del peligro de
condenación eterna en el que se encuentra millones de nuestros prójimos.
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