Hay varias
razones por las cuales debemos rezar el Santo Rosario.
Una primera
razón es que el Rosario no es una oración inventada por los hombres, sino que
es una oración traída desde el Cielo por la Virgen a Santo Domingo de Guzmán,
lo cual quiere decir que es una oración de origen celestial, divino, que agrada
infinitamente a Dios, mucho más que cualquier oración inventada por los
hombres;
También
es la misma Virgen da los motivos por los cuales debemos rezar el Rosario:
ilumina nuestras mentes con la Luz Eterna de la Verdad Absoluta de su Hijo Jesús,
que es la Sabiduría del Padre y así nos evita caer en los errores de la
herejía, del cisma, de la apostasía, del modernismo y del progresismo, que nos
apartan de la Verdad Revelada por Nuestro Señor Jesucristo;
La Virgen
le dijo a Santo Domingo de Guzmán que por el Rosario se convertirían hasta los
pecadores más empedernidos, lo cual quiere decir que por el Rosario la Virgen
actúa en los corazones más endurecidos por el pecado, intercediendo para que se
conviertan a Nuestro Señor Jesucristo y así salven sus almas;
También le
dijo la Virgen que por el Rosario se librarían muchas almas del Purgatorio, lo
cual significa que cada vez que rezamos el Rosario, no solo obtenemos el alivio
de numerosas almas, sino que esas almas luego convertidas en santas, interceden
por nosotros y por nuestros seres queridos, devolviéndonos el ciento por uno y
eso es lo que se llama la “Comunión de los santos”, el intercambio de bienes espirituales
gracias al sacrificio de Nuestro Señor en la Cruz;
La Virgen
le dijo a Santo Domingo que “todo lo que se pidiera en el Santo Rosario sería
obtenido”, por supuesto si es que es conveniente a nuestras almas, a nuestra
eterna salvación y si así lo quiere la Divina Voluntad, pero como Dios quiere
que todos nos salvemos, si pedimos en el Rosario el bien más grande que podemos
pedir, para nosotros y para nuestros seres queridos, y para todo prójimo, que
es la eterna salvación de nuestras almas, debemos tener la plena convicción de
que por la Divina Misericordia la conseguiremos, rezando el Santo Rosario;
El Santo
Rosario es un ramo de rosas espirituales que ofrendamos a Nuestra Madre del
Cielo, la Virgen, porque cada Ave María es una rosa espiritual y de esa manera
mostramos nuestra gratitud y nuestro amor a nuestra amada Madre celestial,
María Santísima;
Es la
oración que más le agrada a la Virgen, porque le recuerda el momento más
hermoso de su vida, el momento en el que el Ángel Gabriel le anunció, de parte
de Dios, que iba a ser la Madre de Dios por obra del Espíritu Santo, al ser
elegida para ser Morada del Verbo de Dios;
Por el Rosario contemplamos los misterios de la vida
de Nuestro Señor Jesucristo y también los de la Virgen, y así aprendemos de sus
infinitas virtudes, para tratar de imitarlos en nuestras vidas diarias;
Pero, además, por el Rosario no solo contemplamos los
sagrados misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, sino que
misteriosamente la Virgen nos hace participar de ellos, por lo que el Santo
Rosario es la mejor preparación para participar, con el cuerpo y con el alma,
del Santo Sacrificio de la Misa, el Sacrificio del Cordero; Cristo Jesús;
Por el
Rosario, la Virgen modela, sin que nos demos cuenta, de forma silenciosa, como
hace el alfarero con la arcilla, nuestros corazones, transformándolos, de
corazones de piedra, en corazones de carne y en corazones similares a los
Sagrados Corazones de Jesús y María, convirtiéndolos en corazones semejantes a
los Corazones de Jesús y María, que es el objetivo de todo cristiano, ser una
copia viviente de Jesús y María;
Por el
Rosario la Virgen nos cierra las puertas del Infierno y nos abre las Puertas
del Cielo, además de acortar nuestros días en el Purgatorio;
Por el
Rosario la Virgen prepara cada vez más nuestras almas para ingresar en el Reino
de los cielos;
Por el
Rosario, la Virgen nos enseña cómo amar, alabar, adorar a su Hijo Jesucristo,
aquí en la tierra, en la Sagrada Eucaristía y luego en el Cielo, por la
eternidad;
Por último,
la Virgen le prometió a Santo Domingo de Guzmán que a los devotos del Santo
Rosario que además de rezarlo, hicieran el apostolado de propagarlo y de difundirlo,
Ella misma en persona acudiría a socorrerlos en cada una de sus necesidades; de
esta manera vemos cómo, quien no solo reza el Rosario, sino que además lo
propaga, tiene como Auxiliadora nada menos que a la Santísima Madre de Dios.
Todos estos
motivos son más que suficientes para rezar el Santo Rosario, la oración
celestial más hermosa luego de la Santa Misa y de la Adoración Eucarística.
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