¿Qué quiere decir que María es “Medianera de Todas las
Gracias? Quiere decir que no hay ninguna gracia, de ningún tipo, pequeña o
grande, que no pase por María. Quiere decir que absolutamente todas las gracias
que toda la humanidad necesita para su salvación, que no sea administrada y
distribuida por la Madre de Dios. Quiere decir que todos los hombres, de todos
los tiempos, para salvarse, deben recurrir a la Virgen –si quieren salvarse- y
que nadie puede obtener la salvación si no es por mediación de María. Quiere decir
que, así como es cierta la frase: “fuera de la Iglesia no hay salvación”,
también se puede decir, en este sentido, que “sin la mediación de María Virgen,
no hay salvación”.
Para darnos una idea de la importancia de María como
Medianera de Todas las Gracias, hagamos el siguiente ejercicio espiritual:
imaginemos que Dios es como un océano infinito –sin playas y sin fondo- de
substancia infinita, y que esa substancia es Amor -Amor Puro, eterno,
celestial, inagotable, incomprensible, inefable- y que ese Amor que es Dios
quiere darse todo Él, sin reservas de ningún tipo, a todas y cada una de las
almas humanas, desde Adán y Eva, hasta el último hombre nacido en el Último Día
de la historia humana, y de tal manera quiere este Dios que es Amor donarse a
cada alma sin reservas, que el alma que lo reciba lo adquiera como propiedad
suya personal. Imaginemos este inmenso Océano de Amor infinito y eterno, que es
Dios Uno y Trino, que arde en deseos de donarse a las almas, no puede hacerlo,
porque entre las almas y Él hay como una muralla infranqueable que impide que
Dios Trinidad se comunique a las almas como Él lo desea.
Sin embargo, para superar este impedimento, Dios Trino,
movido por su Amor, establece que su Amor sea donado, en forma de gracias, a
los hombres, a través de una como especie de Puerta o Compuerta, similar a las
de los diques –de esas que permiten la salida del agua cuando la presión es muy
alta, para evitar que el dique se rompa-, para que su Amor se comunique a las
almas que lo necesitan, y esta Puerta o Compuerta celestial es el Inmaculado
Corazón de María. Y de tal manera es el Inmaculado Corazón de María una Puerta
que deja pasar el impetuoso e inagotable flujo de gracias que surgen del Ser
trinitario, que todo aquel que se acerca a este Inmaculado Corazón, no deja
nunca de recibir todo tipo de gracias y dones celestiales. En otras palabras,
quien se acerca al Inmaculado Corazón de María, así como un hijo se acerca a su
madre en busca de amor materno, no deja nunca de recibir gracia tras gracia y
don tras don. Pero también es cierto lo inverso: quien no se acerca al Corazón
Inmaculado de María, no recibe el Amor de Dios, dosificado en forma de gracias,
porque Dios Trino ha establecido que solo a través del Corazón de María sean
dadas las gracias a los hombres.
Por esto, es imperioso llamar a todos los hombres -a todos,
sin que falte ninguno-, para que se consagren al Inmaculado Corazón de María,
para que todos reciban el Amor Divino, mediado por el Corazón de María, en
forma de gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario