En una fecha tan significativa para la Hispanidad y para el
Catolicismo, como lo es el 12 de Octubre, los católicos debemos dar testimonio de
nuestra fe y responder al mundo anti-cristiano que, con inusitada ferocía,
denigra por todos los medios posibles la empresa más grandiosa que Nación de la
tierra haya jamás emprendido, que supera largamente toda conquista científica,
artística o cultural, como lo es la Conquista y Evangelización de América por
parte de la España de los Reyes Católicos. Si no damos respuestas, los
católicos quedaremos silenciados y apabullados por el vocerío anti-cristiano
que, tomando como ciertas las fábulas de la “Leyenda Negra” contra la Iglesia y
España, no duda en propagar toda clase de mentiras, falsedades, calumnias,
fantasías a-históricas, salidas de mentes oscurecidas por el odio –entre otros,
muchos otros: Eduardo Galeano, Paulo Coelho- y propagadas por –incluso católicos-
repetidores acríticos que se dejan guiar por un sentimiento de odio y no por la
Verdad histórica.
De esta manera, para poder apreciar en toda su magnífica dimensión
a esta fecha, debemos preguntarnos: ¿existe alguna razón que justifiquen la
Conquista y Evangelización de América por parte de España?
Ante
todo, debemos responder que existen, no una, sino varias razones, las cuales
trataremos de exponer suscintamente.
La
primera razón viene de parte de Dios Uno y Trino porque Él, en cuanto Creador,
Redentor y Santificador de los hombres, tiene derecho a ser conocido y amado
por sus creaturas racionales, creadas por Él a su imagen y semejanza, redimidas
por Él al precio de la Sangre de Cristo en la Cruz, y santificadas por Él por
la efusión de su Espíritu.
Otra
razón, de parte de los indígenas, es que ellos, habitantes de América, son
creaturas de Dios llamadas a ser hijos adoptivos de Dios por medio del bautismo
sacramental; son seres humanos, creados por Dios a su imagen y semejanza, que en
cuanto tales tienen el derecho a recibir el beneficio de la Redención de
Jesucristo, redención por la cual se les quita el pecado original y son convertidos
en hijos adoptivos de Dios.
Otra
razón, de parte de los indígenas americanos, es que tenían derecho a escuchar
la Buena Notica de la Redención de Jesucristo; tenían derecho a saber que Dios
Hijo en Persona, obedeciendo al mandato de amor de Dios Padre, se había
encarnado para liberarlos de la triple esclavitud a la que estaban sometidos:
la del demonio, la de muerte y la del pecado, y es eso lo que hicieron los
conquistadores y evangelizadores españoles.
Otra
razón, esta vez de parte de los conquistadores y evangelizadores españoles, es
que estos tenían el sagrado deber, ante Dios, los hombres y la historia, de comunicar
a sus hermanos indígenas el Evangelio de Jesucrsito, y de liberarlos de la
cruel tiranía bajo la cual vivían, sometidos por pueblos entregados a los
sacrificios humanos y cultos diabólicos, como los aztecas y los incas, entre
otros.
Estas
son las razones que justifican la Conquista y la Evangelización por parte de la
España Católica.
Ahora bien, que
en esta magna empresa hayan existido “excesos”, es harina de otro costal -y que
existieron, no se puede negar, y por dichos excesos y atropellos pedimos perdón de todo corazón-, pero al mismo tiempo no se puede, amparándose en la crítica a
dichos excesos, atacar la obra de la Conquista y Evangelización porque eso es
ponerse de parte de la Serpiente Antigua.
Por
último, sostener la utopía de la “pureza racial indígena”, según la cual los
que no son indígenas deben “devolver las tierras” y por lo tanto “emigrar” (¿?¿¿),
es incitar al odio racial, a la guerra civil y a la destrucción de la civilización,
todo lo cual hacen los “progresistas” como Galeano, Coelho y compañeros, sin
que nadie los acuse de nada.
Gracias
a Dios, la religión católica, traída por los conquistadores y evangelizadores
españoles, nos libra de tal odio, puesto que nos manda “amar a los enemigos”, y
es en virtud de la Cruz de Cristo que, movidos por su Amor, que se derrama
inagotable con la Sangre de su Corazón traspasado, tendemos la mano a quienes
atacan a la Iglesia y a España, los perdonamos en nombre de Cristo, y los
amamos con el Amor del Espíritu Santo.
¡Viva
la España Católica! ¡Viva la obra de la Conquista y Evangelización de América!
¡Vivan los pueblos indígena y español, unidos por la Cruz de Cristo! ¡Viva la
Virgen del Pilar!
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