martes, 2 de octubre de 2018

Una razón para rezar el Santo Rosario



         Cuando se mira con ojos humanos y sin fe católica, el Rosario aparece como una oración “aburrida”, “mecánica”, “repetitiva”, “que no me dice nada”. Pero cuando se la reza con fe católica es, junto a la Eucaristía, el responsable de los más grandes crecimientos espirituales y de vida interior para el alma.
         Rezar el Rosario no es repetir mecánicamente las Ave Marías; no es repetir oraciones mirando al vacío; no es rezar apurados, esperando que termine una oración “aburrida”. Rezar el Rosario es introducirnos, por la gracia y por la fe, en el Corazón Inmaculado de María y es rezar, con el espíritu y el amor de María, desde su propio corazón. Lejos de ser una oración que se rece mirando al vacío, cada misterio del Rosario, para ser bien rezado, implica un verdadero esfuerzo del alma pues el alma debe no solo enunciar, sino contemplar el misterio del Santo Rosario que se ha enunciado. Y como el misterio se refiere a un episodio de la vida de Jesús –vida en la que aparecen también la Virgen y San José-, rezar el Rosario implicar contemplar y meditar acerca de los misterios de la vida de Jesús. Y se meditan y contemplan los misterios de la vida de Jesús, para que no solo los imitemos, sino para que participemos de ellos. De esta manera, el rezo del Rosario implica una actitud verdaderamente dinámica por parte del alma, porque se debe realizar un verdadero esfuerzo espiritual para meditar y contemplar los misterios de la vida de Jesús, enunciados en el Santo Rosario. Y si se los medita y contempla es, como decimos, para imitarlos, lo cual quiere decir que el rezo del Rosario no finaliza con la última cuenta y la última Ave María, sino que es ahí en donde empieza el Rosario dinámico, el Rosario vivido, esto es, la aplicación, en la vida diaria, de todos los días, de los misterios de la vida de Jesús meditados y contemplados en el Rosario.
         Por este motivo, quien dice que el Santo Rosario es “aburrido”, “mecánico”, “repetitivo”, es porque nunca rezó, real y verdaderamente, el Santo Rosario.

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