sábado, 12 de febrero de 2022

Nuestra Señora de Lourdes y sus tres pedidos

 



          Además de la revelación central de la Aparición de Nuestra Señora de Lourdes, la revelación de la condición de la Virgen como la Inmaculada Concepción -la Virgen le dice a Santa Bernardita, en su dialecto “Yo Soy era la Inmaculada Concepción”-, en estas apariciones de Lourdes podemos considerar tres pedidos que hace la Virgen. Veamos cuáles son. Rosario, humildad, penitencia.

          Un primer pedido es el rezo del Santo Rosario, ya que la Virgen se presenta con un Rosario entre sus manos y le enseña a rezar el Santo Rosario a Santa Bernardita. Esto es para que tomemos conciencia de que debemos rezar el Rosario todos los días, por varios motivos: por el Rosario conseguimos infinidad de dones, gracias y milagros que la Santísima Trinidad tiene para darnos, pero que quiere darnos sólo a través de la Santísima Virgen. Lamentablemente, muchos tienen el Rosario como un objeto de adorno, sea en el auto, sea en el cabezal de la cama, o lo llevan, como si fuera un amuleto, en sus bolsillos y esto no debe ser así, porque el Rosario debemos tenerlo entre las manos para desgranar sus cuentas. Otro motivo del rezo del Rosario es que a través del Rosario contemplamos los misterios salvíficos de la vida de Jesús y también de María y por medio de la contemplación de los misterios, participamos de estos misterios, convirtiéndonos, misteriosamente, en corredentores de nuestros hermanos.

          Un segundo pedido de la Virgen de Lourdes es la penitencia. En una de sus apariciones, sólo dice una sola palabra, a la cual la repite por tres veces: “¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia!”. El motivo de la penitencia es que es necesario hacerla, para reparar por las innumerables ofensas que reciben, día a día, todos los días, los Sagrados Corazones de Jesús y María. La penitencia puede ser, por ejemplo, un día de ayuno a pan y agua, o el privarnos de algo lícito y bueno que nos apetezca, para así reparar por las ofensas cometidas contra Jesús y María.

Por último, aunque de forma implícita, la Virgen pide la humildad -le ordena a Santa Bernardita que escarbe en el barro, con el rostro y las manos, en la gruta, que es el lugar de donde salió efectivamente el agua milagrosa que curó cientos de miles de enfermos y que continúa fluyendo hasta la actualidad-, porque la humildad, junto con la caridad y la mansedumbre, asemejan al alma a los Sagrados Corazones de Jesús y María.

Al recordar las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes, recordemos, además del hecho principal, la revelación de la condición de la Virgen como Inmaculada Concepción, los tres pedidos que hace la Virgen: el rezo del Rosario, la Penitencia y la práctica de la Humildad.