sábado, 27 de noviembre de 2021

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

 



         Historia y significado.

         La Madre de Dios se le apareció a Santa Catalina Labouré el 27 de Noviembre de 1830, cuando ella era novicia. Su ángel de la guarda la despertó y la condujo a la capilla del noviciado, en donde estaba la Virgen. La Virgen, vestida de blanco, en un primer momento, sostenía en sus manos un pequeño globo dorado rematado por una cruz que levanta hacia el cielo; en un segundo momento, la Virgen estaba ahora de pie sobre el mundo y aplastada bajo sus pies, yacía una serpiente. La Virgen abrió sus manos y de sus dedos, cubiertos de anillos, salieron muchos rayos luminosos, pero había algunos anillos que no emitían ninguna luz. Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y una voz dijo a Catalina: “Hay que hacer una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen”; luego, apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo de la cruz los Sagrados Corazones de Jesús y María, el de Jesús, coronado de espinas, el de la Virgen, atravesado por una espada; además, alrededor de la M y de la cruz, una serie de estrellas.

¿Qué significado tiene la Medalla de la Virgen?

Con relación al globo terráqueo con una cruz encima, es la misma Virgen la que le explica el significado. Dice así: “Oye Catalina: Este globo terráqueo representa al mundo entero, a Francia y a cada persona en particular”. Significa que el mundo, cada país y cada alma, están protegidos por la Virgen Santísima y que el mundo, los países y las almas, han sido redimidos por la Sangre de Jesús que brota de la cruz; esto quiere decir que el mundo, las naciones y cada alma, deben ser bañados con la Sangre de Cristo para ser salvados. La Virgen de pie sobre el mundo, significa que Dios le ha concedido a la Virgen ser la Reina del universo, por medio de la cual nos vienen todas las gracias que necesitamos para nuestra vida diaria y para nuestra salvación; la serpiente aplastada por la Virgen es el Demonio que es vencido por la Virgen, porque Dios le ha concedido a la Virgen participar de su omnipotencia divina. Sólo Jesús crucificado y la Virgen, Madre de Dios, pueden vencer a la Serpiente Antigua que es el Demonio. Los anillos que emiten luz significan las gracias y las bendiciones que llegan a quienes la invocan como Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa; los anillos que no emiten luz, son las gracias que las almas no reciben, pero no porque Dios no quiera dárselas, sino porque las almas no se dirigen a la Virgen para pedirle esas gracias; de hecho, muchos católicos prefieren acudir a los brujos y curanderos cuando tienen algún problema, en vez de dirigirse a la Virgen para pedirle las gracias que necesitan, por medio del rezo del Rosario. La frase: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”, significa por un lado la confirmación del dogma de que la Virgen es Inmaculada, concebida sin la mancha del pecado original; por otro lado, confirma que es la Mediadora de todas las gracias, que Ella concede a quienes humildemente se las piden. La letra M significa “María”; la cruz, el signo de redención y de salvación para todas las almas, lo cual significa que no hay salvación posible sin la Santa Cruz de Jesús; los Sagrados Corazones de Jesús y María significan que Jesús y la Virgen nos aman y que desean que nuestros corazones estén en el medio de los dos Sagrados Corazones, pero también significan el sufrimiento que nosotros les provocamos a los Sagrados Corazones, con nuestros pecados, ya que el Corazón de Jesús está herida por la lanza, mientras que el Corazón de María está rodeado de una corona de espinas y todo esto es por nuestros pecados, por lo que debemos hacer el propósito de abandonar el pecado para no hacer sufrir más a los Sagrados Corazones. Por último, las estrellas simbolizan a los Apóstoles y con ellos, a los consagrados.

La Virgen revela a Santa Catalina que quien lleve consigo la Medalla Milagrosa, recibirá “grandes gracias”: esto quiere decir que el cristiano debe llevar consigo la Medalla y pedir a la Virgen todas las gracias que necesita, pero también que debe tomar la firme resolución de emprender el camino de la gracia, el camino de la vida de los hijos de Dios y alejarse de todo lo que lo aleje de los Sagrados Corazones de Jesús y María.

martes, 2 de noviembre de 2021

La Eucaristía, nuestro tesoro

 



         Afirma el Manual del Legionario que “la Eucaristía es el centro y la fuente de la gracia” y que “ninguna actividad apostólica tiene valor alguno si no se tiene en cuenta que el principal objetivo es establecer el reino de la Eucaristía en todos los corazones”[1]. La razón por la que la Eucaristía es el “centro y fuente de la gracia” es que no se trata de un trozo de pan, como aparece a los sentidos, sino del Hombre-Dios Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad, oculta en apariencia de pan. Puesto que el Hijo de Dios es, en cuanto Dios, la Gracia Increada, es Él en la Eucaristía la Fuente de toda gracia que recibe el alma para su santificación; por eso es que es el “centro y fuente de la gracia”. En otras palabras, si la Eucaristía fuera solamente un poco de pan bendecido, no podría, de ninguna manera, irradiar la gracia, tal como lo hace, desde el Sagrario, desde el Altar Eucaristía.

         Otro elemento importante que nos hace considerar el Manual es cuál es el objetivo final de todo apostolado, no solo de la Legión, sino de toda la Iglesia y es el de “establecer el reino de la Eucaristía en los corazones”. Una vez más, esto no sería posible si la Eucaristía no fuese Cristo Dios en Persona: porque la Eucaristía es Cristo, Rey de los corazones, es que debe ser entronizada, por la persona, en su propio corazón, sin dar lugar a nadie más, para que sólo Cristo Eucaristía sea el Único Rey del corazón del cristiano. Así como el Sagrado Corazón debe ser entronizado en cada hogar y en cada familia de nuestra Patria y así como debe ser entronizado como Rey de la Patria, de la Nación Argentina, así la Eucaristía, que es mismo Rey Jesús, debe ser entronizada en el corazón de cada bautizado.

         Afirma el Manual que la Eucaristía es “el bien infinito” y por eso, el tesoro más preciado, porque se trata del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, que arde en las llamas del Divino Amor, el Espíritu Santo y ese Amor es infinito y eterno, por ser el Amor de Dios, el Amor del Padre y del Hijo. Es por esto que la Eucaristía no se compara con nada y nada en el universo visible o invisible, merece ser más amado que la Eucaristía, porque nada debe ser más amado que el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.

         La Eucaristía, dice el Manual, “no es mera figura de su Persona”, sino que es la Persona misma del Hijo de Dios, tal como se encuentra glorificado en los cielos, sólo que en la Eucaristía se encuentra oculto a los ojos del cuerpo, aunque “visible” a los ojos de la fe.

         Por esta razón, el legionario debe considerar a la Eucaristía como el centro y la raíz de su vida y como el tesoro más preciado, más valioso que todo el oro y la plata del mundo. Al comulgar, entonces, no lo hagamos de forma distraída o mecánica, sino que recibamos la Sagrada Eucaristía con fervor, con piedad y, sobre todo, con todo el amor y la adoración de los que seamos capaces.



[1] Cfr. VIII, 4.