martes, 13 de noviembre de 2012

María Rosa Mística se mostró apesadumbrada por las almas que se pierden



         ¿Qué implica la devoción a María Rosa Mística? La pregunta es necesaria, debido a que entre los mismos católicos y, todavía más, entre los mismos devotos de María Rosa Mística, no se tiene bien en claro en qué consiste la devoción. Existe entre los católicos algo así como una nube oscura, muy densa, que impide llegar al fondo de la devoción a la Virgen, ya que se piensa que la devoción es cuestión de hacer acto de presencia una vez al mes, rezar en la procesión, integrar una cofradía. Estos son solo los aspectos exteriores de la devoción, y no su esencia.
         Para saber en qué consiste ser devotos de María Rosa Mística, hay que conocer los mensajes de la Virgen, sobre todo los referidos a los significados de sus tres rosas, blanca, roja y dorada, en donde se revela lo esencial de la devoción: penitencia, oración, sacrificio.
         Pero también en otras apariciones a la misma vidente, la Virgen da el contenido de la devoción, y hace saber en qué consiste ser devotos suyos.
Por ejemplo, en la aparición y mensaje del 17 de enero de 1971, en donde la Virgen le dice a Pierina Gilli: “Reza, reza, reza hija y haz rezar; ¡tantos hijos míos viven en las tinieblas! No se quiere más al Señor, Nuestro Dios.
         ¡Oh, en qué lucha se encuentra la Iglesia de mi Divino Hijo! Por eso yo extiendo el manto de Mi amor sobre la humanidad, porque hay urgencia de oración de amor, y de oración de expiación. La humanidad corre hacia su gran ruina… ¡cuántas almas perdidas! Pobre Iglesia de mi Divino Hijo Jesucristo…
         ¡Rezad, oh hijos, y haced penitencia!... Éste es mi apesadumbrado pedido, la advertencia de la Madre del Señor.
         Hija mía, este es el tiempo en que se necesita unirse en oración y en amor alrededor del Señor. Él está abandonado y ultrajado por muchos hijos suyos. Nosotros queremos almas fieles y vigorosas prontas a testimoniar y a demostrar que mi Divino Hijo se ha inmolado en la Cruz, y a hacer que todo el mundo comprenda cuánto y cómo está lleno de amor y de misericordia el Corazón de Jesús.
         Yo he venido para hablar del amor que se debe al Señor, para llamar a las almas a este amor a Dios, y hacia el prójimo. Este es mi llamado, este es el mensaje de la Madre del Señor”.
         La Virgen pide oración: “reza y haz rezar”; la necesidad es urgente; el motivo es la perdición de muchas almas; se muestra “apesadumbrada”, y así es como hace la “advertencia”.
         ¿Por qué la Virgen está apesadumbrada?
         Sólo basta mirar a nuestro alrededor: aborto, eutanasia, guerras, drogadicción, aumento del satanismo y de la brujería a escala planetaria, inmoralidad que inunda la televisión y la red; elevación de la perversión moral a rango de derecho humano; alquiler de vientres, fecundación in vitro, destrucción de la familia tradicional y llamar “familia” a cualquier combinación posible; la proliferación de la música cumbia, música rock satánica, como Lady Gaga, que es celebrada públicamente, y seguida por millones de “fans”; el consumo desenfrenado de alcohol, de drogas y pornografía entre los jóvenes, sobre todo los cristianos..., y así con infinidades de hechos y situaciones de la sociedad moderna, que indican claramente que el hombre ha elegido un camino opuesto al que le conduce a la cima del Monte Calvario.
         ¿Por qué la Virgen dice que su Hijo está “abandonado y ultrajado” por muchos hijos suyos?
         Porque la gran mayoría de los bautizados prefiere, antes que la Misa dominical, asistir a espectáculos deportivos, principalmente el fútbol, que se convierten de esta manera en ídolos mudos, sordos y ciegos, que reemplazan al Dios verdadero; los católicos, vergonzosamente, han reemplazado al Dios del Sagrario, Cristo Jesús, por un programa de televisión deportivo, por un estadio, por una pelota de cuero. Cuando se piensa en el infinito Amor de Dios Padre, que en cada misa renueva el don de su Amor, su Hijo Jesús en la Eucaristía, para que Él a su vez done el Espíritu Santo a quien lo reciba en la Eucaristía, es ahí cuando se comprende el porqué del pesar de la Virgen, y se vislumbra la magnitud del ultraje que se hace a Jesús Eucaristía. Cuando se piensa, además, que la gran mayoría de los que sí asisten a Misa, y comulgan, no son capaces de vivir la caridad cristiana y el espíritu de las Bienaventuranzas, dadas por Jesús en el Sermón de la Montaña, espíritu que se basa principalmente en el amor de caridad a Dios y al prójimo, y viven por lo tanto en la discordia, en la mentira, en el engaño, en la violencia, en la trampa, en la pereza, en el adulterio, en la fornicación, en el rechazo práctica de los Mandamientos de Dios, es ahí en donde puede comprenderse, al menos mínimamente, el pesar y la amargura de la Virgen, y se puede dimensionar el grado de abandono y ultraje que Jesús recibe de parte de los suyos, no tanto de los ateos o paganos, en el sagrario.
         Jesús es abandonado y ultrajado, cada vez que se prefiere el mundo a Él; Jesús es abandonado y ultrajado, cada vez que un cristiano decide, libremente, por propia elección, y poniendo en juego toda su libertad, cumplir los mandamientos de Satanás y no los mandamientos suyos; Jesús es abandonado y ultrajado cada vez que un bautizado abandona la Iglesia para entrar en una secta, o entra en la Iglesia para comportarse con sus hermanos de religión como un sectario; Jesús es abandonado y ultrajado, cada vez que un cristiano elige la televisión en vez de la oración y la adoración eucarística. Todo esto es lo que explica el pesar y el lamento de María Rosa Mística, porque semejante actitud de los cristianos, los conduce, como la misma Virgen lo dice, a "la ruina" espiritual, que es la condenación eterna. No en vano la Virgen se lamenta por las almas que se pierden: "¡Cuántas almas perdidas!", y esas almas son de cristianos: "¡Pobre Iglesia de mi Hijo!".
         Para reparar por tantos ultrajes y abandonos, y para apaciguar a la Justicia Divina que quiere hacerse paso, es que la Virgen pide oración, principalmente el Rosario, sacrificio y penitencia.
         

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