martes, 20 de septiembre de 2016

Novena a Nuestra Señora de la Merced 3


         El General Belgrano y la Virgen de la Merced
         Es por todos sabido que el General Belgrano era muy devoto de la Virgen y que, en vísperas de la Batalla del 24 de Septiembre de 1812, se encomendó a la Virgen, en su advocación de Nuestra Señora de la Merced, pidiéndole el triunfo en la lucha. Como es sabido también, la Virgen escuchó a nuestro prócer, pues le dio aquello que era lo más conveniente para los patriotas en ese momento, y era el triunfo, interviniendo con un milagro que, además de conceder el triunfo al Ejército Argentino, contribuyó en mucho a disminuir el número de bajas de ambos lados.
         En agradecimiento, el General Belgrano le otorgó el Bastón de Mando y le otorgó a la Virgen el cargo de Generala del Ejército Argentino y esa es la razón por la cual la Virgen, en la fiesta del 24 de Septiembre, recibe los honores propios de un general, por parte del Ejército.
         El General Belgrano nos da ejemplo de devoción a la Virgen y de fidelidad a la gracia, porque su acto, el de confiar y honrar a la Virgen, es un acto de devoción mariana y, como tal, es una gracia; al ser una gracia, quiere decir que es un don venido del cielo, de Dios mismo, que es la Gracia Increada, don que pasa a través de la Virgen, porque la Virgen es Medianera de todas las gracias. Esto significa, por un lado, que el General Belgrano recibió la gracia de nombrar a la Virgen –seguramente, como un pensamiento- y respondió a la gracia inmediatamente; podría no haber respondido a la gracia y no haberse confiado a la Virgen y mucho menos darle su Bastón de Mando, nombrándola Generala del Ejército Argentino, y sin embargo, respondió a la gracia, obteniendo de la Virgen y para la Patria, el triunfo sobre sus enemigos y el camino a la Independencia.

         Al recordar al General Belgrano, imitémoslo entonces en su prontitud para responder a la gracia y en su devoción y amor a la Virgen de la Merced, y la forma de demostrar nuestro amor filial a María, es respondiendo a todo impulso de amor hacia Ella, así como un niño pequeño responde al llamado de amor de su madre.

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