sábado, 12 de octubre de 2013

Nuestra Señora del Pilar y las razones que justifican la Conquista y Evangelización de América


         En una fecha tan significativa para la Hispanidad y para el Catolicismo, como lo es el 12 de Octubre, los católicos debemos dar testimonio de nuestra fe y responder al mundo anti-cristiano que, con inusitada ferocía, denigra por todos los medios posibles la empresa más grandiosa que Nación de la tierra haya jamás emprendido, que supera largamente toda conquista científica, artística o cultural, como lo es la Conquista y Evangelización de América por parte de la España de los Reyes Católicos. Si no damos respuestas, los católicos quedaremos silenciados y apabullados por el vocerío anti-cristiano que, tomando como ciertas las fábulas de la “Leyenda Negra” contra la Iglesia y España, no duda en propagar toda clase de mentiras, falsedades, calumnias, fantasías a-históricas, salidas de mentes oscurecidas por el odio –entre otros, muchos otros: Eduardo Galeano, Paulo Coelho- y propagadas por –incluso católicos- repetidores acríticos que se dejan guiar por un sentimiento de odio y no por la Verdad histórica.
         De esta manera, para poder apreciar en toda su magnífica dimensión a esta fecha, debemos preguntarnos: ¿existe alguna razón que justifiquen la Conquista y Evangelización de América por parte de España?
Ante todo, debemos responder que existen, no una, sino varias razones, las cuales trataremos de exponer suscintamente.
La primera razón viene de parte de Dios Uno y Trino porque Él, en cuanto Creador, Redentor y Santificador de los hombres, tiene derecho a ser conocido y amado por sus creaturas racionales, creadas por Él a su imagen y semejanza, redimidas por Él al precio de la Sangre de Cristo en la Cruz, y santificadas por Él por la efusión de su Espíritu.
Otra razón, de parte de los indígenas, es que ellos, habitantes de América, son creaturas de Dios llamadas a ser hijos adoptivos de Dios por medio del bautismo sacramental; son seres humanos, creados por Dios a su imagen y semejanza, que en cuanto tales tienen el derecho a recibir el beneficio de la Redención de Jesucristo, redención por la cual se les quita el pecado original y son convertidos en hijos adoptivos de Dios.
Otra razón, de parte de los indígenas americanos, es que tenían derecho a escuchar la Buena Notica de la Redención de Jesucristo; tenían derecho a saber que Dios Hijo en Persona, obedeciendo al mandato de amor de Dios Padre, se había encarnado para liberarlos de la triple esclavitud a la que estaban sometidos: la del demonio, la de muerte y la del pecado, y es eso lo que hicieron los conquistadores y evangelizadores españoles.
Otra razón, esta vez de parte de los conquistadores y evangelizadores españoles, es que estos tenían el sagrado deber, ante Dios, los hombres y la historia, de comunicar a sus hermanos indígenas el Evangelio de Jesucrsito, y de liberarlos de la cruel tiranía bajo la cual vivían, sometidos por pueblos entregados a los sacrificios humanos y cultos diabólicos, como los aztecas y los incas, entre otros.
Estas son las razones que justifican la Conquista y la Evangelización por parte de la España Católica.
Ahora bien, que en esta magna empresa hayan existido “excesos”, es harina de otro costal -y que existieron, no se puede negar, y por dichos excesos y atropellos pedimos perdón de todo corazón-, pero al mismo tiempo no se puede, amparándose en la crítica a dichos excesos, atacar la obra de la Conquista y Evangelización porque eso es ponerse de parte de la Serpiente Antigua.
Por último, sostener la utopía de la “pureza racial indígena”, según la cual los que no son indígenas deben “devolver las tierras” y por lo tanto “emigrar” (¿?¿¿), es incitar al odio racial, a la guerra civil y a la destrucción de la civilización, todo lo cual hacen los “progresistas” como Galeano, Coelho y compañeros, sin que nadie los acuse de nada.
Gracias a Dios, la religión católica, traída por los conquistadores y evangelizadores españoles, nos libra de tal odio, puesto que nos manda “amar a los enemigos”, y es en virtud de la Cruz de Cristo que, movidos por su Amor, que se derrama inagotable con la Sangre de su Corazón traspasado, tendemos la mano a quienes atacan a la Iglesia y a España, los perdonamos en nombre de Cristo, y los amamos con el Amor del Espíritu Santo.
¡Viva la España Católica! ¡Viva la obra de la Conquista y Evangelización de América! ¡Vivan los pueblos indígena y español, unidos por la Cruz de Cristo! ¡Viva la Virgen del Pilar!

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