sábado, 26 de febrero de 2011

Oremos con el icono de la Madre de Dios De la Fragancia


Cuenta la historia del icono de la Madre de Dios de la fragancia, que un día, mientras se llevaba a cabo un servicio litúrgico en una iglesia rusa, en el año 1387, la imagen comenzó a exudar un elemento aceitoso que resultó ser mirra, la cual es una sustancia rojiza aromática utilizada para la confección de aceites perfumados. Con el correr del tiempo, innumerables enfermos fueron curados por medio de la mirra exudada por el icono.

¿Cómo podemos rezar con este icono? A través de una interpretación del significado de la mirra milagrosa. La mirra es un aceite perfumado muy costoso que se obtiene por la incisión en la corteza de un arbusto, la cual, al secarse, se torna de color rojizo, para adoptar luego la forma de un grano. La mirra fue uno de los presentes que los Reyes Magos hicieron al Niño Dios cuando fueron a adorarlo al enterarse de su nacimiento: “Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra” (Mt 2, 11). Al visitar a Jesús recién nacido, los Reyes Magos le ofrecen, además de incienso y oro, mirra, como señal de reconocimiento de que El no era un niño como cualquier otro, sino que era el Niño Dios, es decir, Dios hecho Niño sin dejar de ser Dios.

Podemos aprender de los Reyes Magos. A Nosotros, con toda probabilidad, no nos será posible elaborar mirra, pero sí podemos llevar a Jesús un pequeño regalo: podemos llevar nuestro pobre corazón, humillado y contrito, perfumado con el aroma exquisito de la gracia. Cada vez que participamos de la misa es como si asistiéramos al Nacimiento de Jesús en Belén, Casa de Pan: en la iglesia, Jesús se nos manifiesta como Pan de Vida eterna, y es a El a quien debemos adorar.

Este es el significado de la mirra, pero como ésta es un aceite perfumado, el perfume tiene también un significado: su fragancia representa y simboliza la fragancia del Espíritu Santo: el Espíritu de Dios es llamado “suave perfume”, al ser la flor y la fragancia de la santidad del Padre y del Hijo. La humanidad santísima de Jesús es ungida con la santidad del Espíritu, con el suave perfume y la fragancia del Espíritu Santo, al encarnarse el Hijo de Dios en el seno virgen de María y al asumir una naturaleza humana. Esto es lo que queremos decir cuando decimos que Cristo es ungido con el perfume del Espíritu Santo en la Encarnación, y, como según los Padres de la Iglesia la santidad es la efusión y comunicación del Espíritu Santo a la criatura, podemos decir también que cada alma es ungida con el mismo perfume del Espíritu en el Bautismo sacramental.

Hay otro elemento más en el icono con el cual podemos también meditar y orar, y es la curación a través de la mirra milagrosa: esta simboliza la curación del alma por la acción de la gracia de Jesucristo, que llega a través de los sacramentos de la Iglesia Católica, entre ellos, principalmente la Eucaristía y la Confesión sacramental.

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