martes, 26 de noviembre de 2013

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa


Historia de la aparición

La Virgen se le apareció a Santa Catalina Labouré el 27 de Noviembre de 1830. Estaba vestida de blanco, con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Al describir su rostro, Santa Catalina dijo que “era la Virgen María en su mayor belleza”.
Sus pies, que posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, aplastaban al mismo tiempo a una serpiente verde con pintas amarillas. Las manos de la Virgen, elevadas a la altura del corazón, sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.
La Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, rodeándola de tanta claridad, que no era posible verla.
Tenía tres anillos en cada dedo; el más grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y uno más pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo y llenaban toda la parte baja.
Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, Ella la miró y dijo a su corazón:
“Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.
Con estas palabras la Virgen se da a conocer como la Mediadora de todas las gracias que nos vienen de Jesucristo.
El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.
En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: “María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti”.
Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda.
Santa Catalina oyó de nuevo la voz en su interior: “Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”.
La aparición, entonces, dio media vuelta y quedó formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.
En él aparecía una “M”, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. A su alrededor había doce estrellas.

Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:

En el Anverso:

-María aplastando la cabeza de la serpiente, que a su vez está sobre el mundo: el globo representa a la Humanidad, mientras que la serpiente representa al Demonio, que tiene a toda la humanidad bajo su poder, debido a que ha perdido la gracia y la unión con Dios a causa del pecado original. La Virgen, la Inmaculada Concepción, aplasta la cabeza de la serpiente, en cumplimiento de la profecía que Dios le hace al demonio en el Génesis: “La Mujer te aplastará la cabeza”. La Virgen, a pesar de ser una creatura humana, vence a la serpiente, porque la Trinidad en pleno le participa de su poder, de modo que, a pesar de ser una creatura humana, tiene tanto poder que su solo pie femenino representa, para el demonio, todo la fuerza y la omnipotencia divina.
-Las manos de la Virgen, extendidas y emitiendo rayos luminosos, representan su condición de Madre de todos los hombres y Mediadora de todas las gracias. La Virgen es Madre de todos y cada uno de los hombres –independientemente de si tienen fe  o no- porque Cristo nos la dio antes de morir, al decirle desde la Cruz: “Mujer, he ahí a tu hijo”, señalando al apóstol Juan, en quien estábamos todos representados. El hecho de que Dios nos haya concedido a su Madre para que nos adopte como hijos, es un don de la Misericordia Divina que quiere asegurarse, por todos los medios posibles, la salvación de los hombres: teniendo a la Virgen por Madre, aun hasta el pecador más empedernido tiene la oportunidad de salvarse, porque la Virgen, llevada por su amor materno, hará todo lo que esté a su alcance para salva r a su hijo.
-Los rayos que emiten sus manos representan la gracia divina que pasa a través de Ella, es decir, representan su condición de ser Medianera de todas las gracias; esto significa que no hay gracia, ni pequeña ni grande, que no sea administrada por Ella o, lo que es lo mismo, toda gracia pasa por el Inmaculado Corazón de María. Esto quiere decir que quien no se acerca a María por el amor y la fe, no recibe la salvación de Jesucristo, y es también un incentivo tanto para rezar el Rosario, que es la oración que más le gusta a la Virgen, como para consagrarse al Inmaculado Corazón de María, porque la Consagración a la Virgen es en sí misma una gracia que anticipa muchas otras.
-La jaculatoria “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”, es una proclamación, en pocas y sencillas palabras, de uno de las más grandes misterios de la Religión Católica, el dogma de la Inmaculada Concepción, dogma por el cual la Iglesia reconoce en María a la Nueva Eva, la Llena de gracia, la Inhabitada por el Espíritu Santo, la Mujer del Apocalipsis, Vencedora de Satanás con el poder de su Hijo Jesús, Madre de Dios encarnado, Templo del Espíritu Santo, Sagrario Viviente de Jesús Eucaristía e infinidad de otros títulos.
-El globo bajo sus pies significa que la Virgen es Reina de cielos y tierra, por su condición de ser Madre del Rey del Universo, Jesucristo, y por el hecho de haber participado de la Pasión de su Hijo llevando, si bien no físicamente, sí espiritualmente, la corona de espinas de Jesús. En recompensa, Jesús le otorga a su Madre, una vez Asunta a los cielos, la corona de luz y de gloria que le corresponde como Reina de cielos y tierra.
-El globo en sus manos, de color dorado, es el mundo ofrecido a Jesús por sus manos, es el mundo que ha sido ya, en cierto modo, purificado por el dolor de la Virgen; es el mundo que ha recibido la gracia de la Redención, y por eso el color dorado.

En el Reverso:

-La cruz: significa el misterio de redención, es la Puerta abierta a los cielos, es el único camino por el cual se accede al Reino de los cielos; es la única vía de acceso al Corazón de Dios Padre. Quien rechaza la Cruz, rechaza la salvación; quien abraza la Cruz, abraza la salvación, porque la Cruz está empapada con la Sangre del Cordero de Dios.
-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.
-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol. Además de ser la Mujer del Génesis, que aplasta la cabeza de la serpiente, la Virgen es la Mujer del Apocalipsis, la señal que aparece en el cielo, la “Mujer revestida de sol”. Como tal, es la Mujer que vence al Dragón que quiere asesinar a su Hijo; la Virgen protege a su Hijo llevándolo al desierto.
-La barra: es una letra del alfabeto griego, “yota” o I, que es monograma del nombre, Jesús.
-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.
-Los dos corazones: la corredención, obrada por Jesucristo y su Madre. representa también la unidad indisoluble entre ambos, la futura devoción a los dos y su reinado.
Por último, la promesa de la Virgen para quienes lleven puesta la Medalla: “Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”, nos invita a llevar la Medalla todos los días de la vida, hasta la muerte, y a pedir con gran confianza una gran cantidad de gracias, aun cuando parezcan imposibles de conseguir.



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