Muchas veces los cristianos, llevados por el desamor a la
Virgen, no rezan el Rosario, por considerarlo “aburrido”, “largo”, “tedioso”, “sin
sentido”. No se dan cuenta que al rechazar el Rosario, pierden una enorme
fuente de gracias. La principal de todas las gracias, es la de rezar, desde el Corazón
de la Virgen, contemplando los misterios de la vida de Jesús, para así
imitarlos y crecer en la imitación de Cristo. Pero también la Virgen nos
concede la gracia, cuando rezamos el Rosario, de configurar nuestros corazones
a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Por otra parte, quien no reza el
Rosario, se pierde las innumerables gracias prometidas por la Virgen en persona
para quienes lo rezaran. En efecto, según la Tradición, la Virgen se le
apareció, en la segunda mitad del siglo XV, al Beato dominico Alano de la Rupe[1] y
fue a él a quien le dio las siguientes promesas:
1. Aquellos que recen
con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
2. Prometo mi
protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
3. El Rosario es un
arma poderosa para no ir al infierno: destruye los vicios, disminuye los
pecados y nos defiende de las herejías.
4. Se otorgará la
virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las
almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y
los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán
por este medio.
5. El alma que se
encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
6. Quien rece el
Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá
la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte
violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la
recompensa de la vida eterna.
7. Aquel que sea
verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
8. Aquellos que recen
con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la
luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en
el paraíso por los méritos de los Santos.
9. Libraré del
purgatorio a a quienes recen el Rosario devotamente.
10. Los niños devotos
al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
11. Obtendrán todo lo
que me pidan mediante el Rosario.
12. Aquellos que
propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
13. Mi hijo me ha
concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como
intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
14. Son mis niños
aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesús
Cristo.
15. La devoción a mi
Rosario es una gran señal de predestinación.
Los cristianos debemos vencer la indiferencia, el desamor y
la ignorancia acerca del Santo Rosario, para obtener innumerables gracias del
Inmaculado Corazón de María.
[1] El Beato escribió el famoso
libro “De Dignitate Psalterii” (De la dignidad del Salterio de María), en el
cual relata cómo la Virgen pide a Santo Domingo de Guzmán que propague el rezo
del Santo Rosario. Cfr. https://www.aciprensa.com/recursos/las-quince-promesas-de-la-virgen-maria-a-quienes-recen-el-rosario-2961
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