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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Novena a la Inmaculada Concepción 2016 1


         La Inmaculada Concepción es un modelo para toda nuestra vida como cristianos porque en Ella se unen, como en ninguna otra creatura en el mundo, dos condiciones esenciales para la santidad, que son el rechazo del pecado y la vida de la gracia.
Al ser concebida sin pecado original, la Virgen no cometió nunca, ni un solo pecado, no ya mortal, sino ni siquiera el más pequeño pecado venial; incluso, ni siquiera cometió imperfecciones, porque su humanidad, preservada del pecado, era perfecta. El pecado se origina en el corazón mismo del hombre, como lo dice Jesús: “Es del corazón del hombre de donde salen toda clase de cosas malas”, porque el hombre sí está afectado por el pecado original, en cambio, la Virgen, al tener su Corazón Inmaculado, no tenía ni pecado ni concupiscencia; todo lo que deseaba en su Corazón era  cumplir siempre, y en todo momento, la Voluntad de Dios, y nada amaba que no fuera Dios y si algo amaba fuera de Dios, lo amaba en Dios, para Dios y con Dios. Es en esto en lo que debemos imitarla, y aunque, obviamente, nosotros a diferencia de la Virgen, sí hemos nacido con el pecado original y tenemos sus consecuencias, como es la concupiscencia, la atracción por el pecado, sí podemos igualmente imitarla, y la forma es haciendo el propósito de rechazar todo pecado, todo mal deseo, todo mal pensamiento, toda mala palabra, toda obra mala. Entonces, en esto, sí podemos y debemos imitarla a Nuestra Madre del cielo, haciendo el propósito de rechazar de raíz toda tentación que conduzca al pecado y de no permitir que el pecado se adueñe de nuestro corazón, y el modo de hacerlo, es pedir la gracia de morir antes de consentir siquiera con un pecado venial deliberado, y mucho más, la gracia de morir antes de cometer un pecado mortal.
         La Virgen es también la Llena del Espíritu Santo, porque no solo estuvo exenta de la mancha del pecado original, sino que, al ser la Elegida para ser la Madre de Dios, el Espíritu Santo inhabitó en Ella desde su Inmaculada Concepción, haciendo de su Corazón Inmaculado su lugar de reposo en la tierra. En esto también la Virgen es nuestro modelo de vida, y aunque nosotros somos pecadores, sí podemos hacer el propósito de vivir en estado de gracia santificante, confesando con frecuencia, para conservar siempre el estado de gracia, y acrecentarlo con actos de fe, de caridad y de misericordia.

         

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