¿Cuál es el motivo por el que la Iglesia coloca la
solemnidad de Santa María Madre de Dios al inicio del año civil? ¿Es sólo una
casualidad? No, no se trata de una casualidad; no se trata de una coincidencia
fortuita.
El hecho de colocar esta importante
celebración de María Santísima al inicio del año civil, cuando comienza un
nuevo año, se debe a que la
Iglesia quiere que la figura materna de la Virgen esté presente desde
los primeros instantes del nuevo tiempo que se inicia, para que extienda su
maternal manto protector a todos los segundos, minutos, horas, de los días por
venir, y a todos los pensamientos, deseos, actos, realizados en esos días, por
parte de sus hijos, los bautizados en la Iglesia. Así como
Ella custodió, desde la
Encarnación , cada uno de los segundos, minutos, horas, días,
de su Hijo, hasta el Nacimiento, y así como tuvo el mismo cuidado desde el
Nacimiento hasta la edad adulta, pasando por la infancia y la juventud, así la Virgen , cuya figura se
yergue majestuosa al inicio del año, custodia cada segundo, cada minuto, cada
hora, cada día de sus hijos, los hijos que adquirió al pie de la Cruz , en el Calvario.
De esta manera, los bautizados en la Iglesia Católica ,
custodiados por la Virgen ,
consagrándose a su Corazón Inmaculado, se ofrecen en todo lo que son, en todo
lo que tienen y en todo lo que hacen, consagrando a María Santísima todo el
tiempo del año nuevo que se inicia, para que, bajo su cuidado maternal y
amoroso, el año nuevo sea un escalón más en el ascenso hacia la Vida eterna en los cielos, en
compañía de su Hijo Jesús.
Como corolario de la celebración de la Solemnidad , entonces,
los hijos de María se consagran a Ella pidiéndole que el año que se inicia sea fructífero,
sí, pero no tanto en bienes materiales, en salud o en trabajo, que siendo cosas
buenas, son necesarias para la vida común, pero que no conducen a la eternidad
por sí mismas; el hijo de la
Virgen , el bautizado, se consagra a la Virgen en su solemnidad de
Madre de Dios, para pedirle a la
Virgen que el año que comienza sea fructífero en crecimiento
espiritual, y el crecimiento espiritual con fruto es aquel en el que el corazón
desea la conversión, por la contrición y la humillación, por el dolor de sus
pecados, y por el amor a su Dios, que lo ha creado, lo ha redimido y lo ha
santificado.
Por medio de la consagración a María,
Madre de Dios, al inicio del año nuevo, el bautizado se deja llevar, en brazos
de su Madre celestial, con la confianza, el amor y la despreocupación de un
niño pequeño, para que Ella lo presente a su Hijo Jesús.
Que el inicio del año nuevo nos lleve,
de la mano de María, la Madre
de Dios, por quien entró a nuestro mundo la Palabra eterna de Dios, a vivir nuestro tiempo
terrenal, nuestros segundos, minutos, horas, días, meses, con la conciencia
crística, es decir, con la conciencia, cada vez más firme, de saber que nos
dirigimos, segundo a segundo, al encuentro con Cristo en la eternidad.
Que María, la Madre de Dios, bendiga
nuestro tiempo terreno, nuestro paso por la vida, para que lleguemos, en el
momento en el que Dios lo disponga, a la feliz eternidad en Cristo.
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