"Epifanía" quiere decir manifestación, y la
Epifanía que celebramos en la Iglesia es la de Jesús, el
Niño Dios, en Belén. Se refiere a la manifestación visible de la gloria de Dios
en el Niño de Belén: siendo Dios, y por lo tanto, Espíritu purísimo, invisible
a los sentidos e imperceptible, se encarna, se hace carne de niño, y se aparece
a los ojos del mundo como un Niño, volviéndose de esta manera visible y
perceptible por los sentidos.
El Dios invisible se reviste de
carne y viene en a nosotros en Belén; de esa manera, quien contempla al Niño de
Belén, no ve a un niño más entre otros: contempla la gloria de Dios, que se nos
manifiesta de un nuevo modo, desconocido, para el hombre. Quien ve al Niño
Dios, como los pastores y como los Reyes Magos, ve a Dios y la gloria de Dios
que surge de su Ser divino como de su fuente. Es en esto en lo que consiste la Epifanía , y es imposible
vivir esta manifestación de la gloria de Dios en el Niño con los ojos del
cuerpo: se necesitan los ojos del alma, iluminados por la luz de la fe.
Pero hay otra Epifanía, igualmente
grandiosa que la del Niño de Belén, y es la Epifanía o manifestación de María. Quienes veían
a María, la veían como a una doncella hebrea, una más entre tantas, destacable
con toda seguridad por su hermosura, por su calidez, por su amabilidad, y por
muchísimas otras cualidades más, pero no la veían más que como a una mujer
hebrea entre otras. Y sin embargo la Virgen María se manifiesta a los ojos de la fe, como
la Mujer que
está al inicio y al final de las Escrituras, como la Mujer del Génesis y como la Mujer del Apocalipsis; se
manifiesta como Aquella que aplastará la cabeza de la serpiente infernal; se
manifiesta como la Mujer
revestida de sol, con la luna bajo sus pies, que triunfa del dragón, que
fracasa en el intento de matar al Hijo de sus entrañas, el Niño Dios; se
manifiesta también en la Pasión ,
como la Mujer
que se mantiene de pie en la Cruz ,
acompañando a su Hijo Dios que agoniza, y lo hace porque posee la fortaleza
misma de Dios; se manifiesta como la
Mujer que se convierte en Madre de toda la humanidad, porque
adopta, por pedido de su Hijo, a todos los hombres, para darles a todos los
hombres el amor y los cuidados maternales que dio a su Hijo Jesús. Y así como
fue Ella quien trajo al mundo a su Hijo en su Primera Venida y preparó el
establo de Belén, el lugar de su nacimiento físico, así también, dicen los
santos, será Ella quien preparará los nuevos pesebres de Belén, los corazones
de los hombres, hechos nuevos por la gracia, para que sea allí recibido su Hijo
en su Segunda Venida.
Al igual que en la Epifanía de Jesús, cuya
gloria divina no puede ser contemplada si no es con los ojos de la fe, tampoco
puede ser contemplada sin fe esta epifanía de María, esto es, la contemplación
de la Virgen
como la Mujer
victoriosa del Génesis y del Apocalipsis, como la Mujer de la fuerza de Dios
en la Cruz , como
la Mujer Madre
de todos los hombres.
🙏🙏🙏
ResponderEliminarLindo niño yo te ofrezco
ResponderEliminarCelebrarte, hoy es tú día.
Dónde está
esa canción,
que en mi mente
solo hayé,
del por qué madre ser,
permitió Dios a esa mujer,
del grandísimo señor,
en cuya luz crezco yo,
sorprendido del amor,
que profesa por nosotros,
mira nada más que gozo,
es adorarte a vos con fé.
(Madre e hijo te adoramos, gracias infinitas)
Un día mi madre, mi china,
recibió visita plena,
de un Ángel que en espera,
le dijo que quedaría,
su voz sin titubeo,
con nobleza e hidalguía,
se creció en la epifanía,
y así Cristo se encarnó,
sin nosotros merecerlo,
Lindo niño yo te ofrezco,
Celebrarte, hoy es tú día.