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viernes, 18 de marzo de 2011

Oremos con el icono de la Madre de Dios En busca de los perdidos

Icono de la Madre de Dios
En busca de los perdidos

Cuenta la historia de este icono que, a mediados del siglo XVIII, en Rusia, en un pueblo llamado Bor, vivía un parroquiano llamado Fedot Obukhov, el cual recorría pueblos cercanos comprando semillas de cáñamo. Sucedió que un día de invierno, durante una gran tormenta de nieve, debido a la intensidad de la nevada, se extravió en el sendero de regreso a su casa, deteniéndose en un barranco imposible de franquear.

Debido a que la temperatura era muy baja, el campesino comenzó a sentir cómo su cuerpo, poco a poco, comenzaba a congelarse. Sintiéndose en peligro de muerte, debido a que había extraviado el camino y la tormenta de nieve arreciaba, rezó una oración a la Madre de Dios Thetokos y le prometió que si lo salvaba, haría una copia del icono “En busca de los perdidos” y lo donaría a la iglesia parroquial. Luego de la oración, se tendió en el suelo en medio de la nieve, y quedó acurrucado, tratando de conservar el calor de su cuerpo. Luego de unos cuantos minutos, comenzó a perder el sentido.

De haber continuado así, Fedot habría muerto con toda seguridad, debido al frío y a la nieve, pero la Madre de Dios escuchó sus súplicas y lo salvó de morir congelado.

Un campesino de un pueblo cercano, amigo de Fedot, estaba en su casa cuando escuchó una voz que le dijo: “Tómalo”; salió a la calle, y vio a un caballo que arrastraba un trineo, con su amigo en él ya casi congelado. Inmediatamente lo cargó sobre sus hombros, y lo introdujo en su casa. Habiéndose recuperado, el campesino Fedot cumplió su promesa, e hizo la copia del icono “En busca de los perdidos”, y lo donó a su iglesia parroquial, en el pueblo de Bor. Desde entonces, el icono ha cobrado fama por los innumerables milagros atribuidos a él.

¿Cómo podemos rezar con este icono? Teniendo en cuenta el milagro, y la simbología que se expresa a través de él.

El peregrino perdido es una figura del bautizado que se extravía en el mundo y en el pecado. Sin la luz de la gracia, el alma pierde el rumbo y se extravía por caminos oscuros y desconocidos. El frío que casi le provoca la muerte es una figura del frío del corazón que no ama a Dios. El Amor de Dios es fuego divino, y quien no lo ama, tiene su corazón helado como el hielo, y ese estado espiritual es el que conduce a la muerte, tal como le pasó al campesino Fedot, que casi muere congelado. En este caso, el frío, que es lo opuesto al calor, representaría al estado espiritual en donde no hay amor de Dios. Pero algo que nos muestra el icono y su milagro es que no todo está perdido para el pecador, ya que siempre queda una esperanza: recurrir a la Madre de Dios. Aún si el pecador tuviera innumerables pecados, si recurre, por la gracia, a la Madre de Dios, Ella lo socorre por su bondadoso y misericordioso corazón de Madre celestial.

Es esto lo que vemos en la historia milagrosa del campesino Fedot: estaba ya a punto de morir congelado, pero se acuerda de la Madre de Dios, y le reza; esto significa que aún los pecadores más empedernidos, pueden recibir la gracia divina del arrepentimiento y de la oración, y dirigirse a la Madre de Dios y a su Hijo con un corazón “contrito y humillado”, con la seguridad de ser escuchados.

Por otra parte, el amigo de Fedot, que es quien lo socorre, representa a otro bautizado, ya que es amigo del campesino, y con esto se quiere significar que la Madre de Dios se hace presente por medios humanos, como los bautizados. Las obras de misericordia de la Iglesia son obras de amor espiritual divino, llevadas a cabo por instrumentos humanos, los miembros de la Iglesia. Cuando un bautizado obra la misericordia guiado por la gracia –eso es lo que significa la frase que guía al amigo de Fedot: “Tómalo”-, es la Iglesia -de quien María es Madre- quien actúa, y como los que obran la misericordia son los hijos de Dios, que son también hijos de María, es María, a través de sus hijos, quien obra la misericordia con los más necesitados: los extraviados, los que han perdido la gracia.

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