La Orden de la Merced se creó para rescatar a los que se
encontraban cautivos por los musulmanes. En nuestros días, aunque sigue
existiendo persecución contra los cristianos por parte de los musulmanes, no se
continúa con ese tipo de rescate. Sin embargo, la Virgen de la Merced continúa
siendo redentora de cautivos, porque hoy las almas están prisioneras por
muchísimas cadenas tendidas por el demonio: están prisioneras por el pecado,
por el materialismo, por el hedonismo, por el ateísmo, por el ocultismo. Hoy
vemos almas que se han tatuado el cuerpo con ídolos demoníacos como la Santa
Muerte, el Gauchito Gil, la Difunta, o diversos ídolos: todas esas almas han
hecho un pacto, consciente o inconsciente, con Satanás, han profanado sus
cuerpos y los han entregado al demonio. Hoy vemos almas entregadas al alcohol,
a las drogas, a la lujuria, y esas también son almas cautivas por el Demonio.
Hoy vemos almas que apostatan, abandonan la Iglesia, borran sus nombres de los
libros de bautismo, o bien directamente ni vienen a misa, ni se confiesan, ni
comulgan. Son almas que están esclavizadas por el mal, están encadenadas con
las cadenas de Satanás. Por esta razón, aunque no existan los mismos motivos
por los cuales se creó la Orden de la Merced, siguen existiendo esclavos
espirituales del mal, de las falsas religiones, de las sectas, de los ídolos
demoníacos y la única que puede liberarlos de esas esclavitudes espirituales es
la Virgen de la Merced, con el poder de Nuestro Señor Jesucristo. Acudamos a
Ella para pedirle su misericordiosa intercesión y que, teniendo piedad por
estas almas, las libere de toda esclavitud y les restituya la libertad de los
hijos de Dios.
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