“El Amor no es amado”,
decía Santa Teresa de Jesús, y el Beato Paul Claudel decía: “Los días asignados
por la Divina Providencia para amar a Dios pasan, y Dios no es amado”.
¿Qué tienen que ver estos dichos de estos santos, con la
tarea del Legionario?
Que hacen referencia a la tarea más importante del
Legionario: dar a conocer a Jesús, pero no a Jesús tal como lo conocen en otras
religiones, sino a Jesús en la Eucaristía, porque el Legionario tiene que
implementar el “reino de la Eucaristía” en los corazones. Dice así el Manual
del Legionario: “La actividad más
ardiente no tendrá valor alguno si olvida por un momento que su principal
objetivo es establecer el reino de la
Eucaristía en todos los corazones”[1]. Es para esto, para lo que
vino Jesús, para reinar en los corazones como Rey y ese Rey está en la
Eucaristía y ésa es la tarea del Legionario, que los hombres conozcan y amen a
Jesús, Rey de la Eucaristía: “Porque de esa manera se cumple el fin para el
cual Jesús vino al mundo. Ese fin fue comunicarse con las almas para poder
hacer de todas ellas una sola cosa con Él. El significado de esa comunicación
es principalmente la Sagrada Eucaristía”[2].
En la Eucaristía –que es hacia donde tienen que conducir a
las almas los legionarios-, Jesús no está de cualquier manera: no está de modo
simbólico, ni imaginario, ni en
esperanza, ni depende de la fe de nadie para estar allí: está Presente de modo
real, verdadero y substancial, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
La Eucaristía es la Fuente inagotable de gracia divina, y
por eso, debe ser el centro de la vida del legionario, además de que toda su
actividad apostólica debe partir de la Eucaristía –adoración eucarística- y
debe conducir a la Eucaristía –comunión sacramental en estado de gracia
santificante-: “La Eucaristía es un bien infinito. En este sacramento está
Jesucristo presente tan real y verdaderamente como estuvo en otro tiempo en la
casa de Nazareth o en el cenáculo de Jerusalén. La Eucaristía no es mera figura
de su Persona, o mero instrumento de su poder: es Jesucristo vivo y entero.
Lamentablemente, es un hecho que la gran mayoría de los
cristianos –en primer lugar, niños y jóvenes-, huyen literalmente de la
Eucaristía, como si Jesús Eucaristía fuera un malhechor, y así repiten lo que
hizo la multitud el Viernes Santo, que condenó a muerte a Jesús como a un
malhechor, mientras que eligió a un verdadero malhechor, Barrabás, para que
continuara viviendo. Dice así el Manual del Legionario: “Da pena ver la
indiferencia con que se mira tan gran bien (la Eucaristía): personas que creen
en la Eucaristía, se privan por el pecado y el abandono de este alimento vital…”[3].
En consecuencia, puesto que se privan del alimento
celestial, el Pan Eucarístico, la Virgen sufre con su Corazón Inmaculado, al
constatar que sus hijos mueren de hambre espiritual, al despreciar el Pan Vivo
bajado del cielo: “¡Qué angustia en su Corazón, al ver que su Hijo, en su
Cuerpo Místico –los b bautizados-, padece y aún muere de hambre, pues son tan
pocos los que se nutren debidamente de este divino pan, y hay algunos que no lo
comen nunca!”[4].
Es un hecho que los niños y los jóvenes prefieren jugar al
fútbol antes que asistir a Misa, porque consideran a la Misa como “aburrida”,
cuando no es ni “aburrida” ni “divertida”, sino un hecho fascinante,
maravilloso, la renovación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio de la
Cruz. Pero haciendo así, los niños y los jóvenes padecen y hasta mueren de
hambre espiritual, provocando dolor al Inmaculado Corazón de María. Si alguien
ve en la calle, a una persona que muere literalmente de hambre, ¿acaso no se
conmueve y sale corriendo a conseguir al menos un trozo de pan, para evitar su
muerte? Y el legionario, viendo cómo mueren de hambre espiritual niños y
jóvenes, al no alimentarse del Pan Vivo bajado del cielo, ¿puede acaso dormir
tranquilo, porque él tiene pan, casa y comida, porque cobra su sueldo todos los
meses, porque nada material le falta? ¿No se le conmueven las entrañas al ver
tanta juventud que sólo alimenta su cuerpo, con el alimento terreno, pero deja
desfallecer su alma, porque no conoce ni ama al Pan de Vida eterna?
Es por esto, entonces, que la tarea más importante para el
legionario, es hacer conocer y amar a Jesús Eucaristía, para así aliviar el
dolor del Inmaculado Corazón de María. El Legionario no tiene tarea más importante que esta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario