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miércoles, 13 de mayo de 2015

Porqué la Virgen en Fátima pide la Consagración a su Inmaculado Corazón


         En la Aparición del 13 de junio de 1917, la Virgen pide la Consagración a su Inmaculado Corazón: “Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mí para adornar su Trono”.
¿Por qué pide la Virgen en Fátima la Consagración a su Inmaculado Corazón? La respuesta la encontramos analizando lo que la Virgen le dijo a Sor Lucía en esa misma Aparición, luego de anunciarle que sus primos Jacinta y Francisco irían al cielo y ella quedaría en la tierra: “Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios”[1]. Según lo que la Virgen le dijo a Sor Lucía, quienes quedamos en la tierra, necesitamos tres cosas, hasta llegar al cielo: compañía, un refugio y un camino, y todo eso nos lo proporciona el Inmaculado Corazón de María: “Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios”.
         “Nunca te dejaré”: si no nos consagramos al Inmaculado Corazón de María, estamos solos, aun cuando estemos rodeados de muchas personas; si no nos consagramos a María, aun cuando vivamos en medio del ruido y de la música y del estruendo del mundo, estamos solos, y necesitamos de la compañía de la Virgen, y esa compañía la tenemos cuando nos consagramos a su Inmaculado Corazón, y eso es lo que la Virgen le quiere decir a Sor Lucía cuando le dice: “Nunca te dejaré”.
         “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio”: este mundo, según el Evangelio, está “bajo el dominio del Maligno” (1 Jn 5, 19), y eso lo podemos ver a diario: violencias, guerras, injusticias, sectas, hambre, odio, usura, materialismo, mentiras, peleas, discordias, engaños, inmoralidades de todo tipo, etc. El mundo actual es como un inmenso alud de mal, que arrastra todo a su paso, y para cuya defensa, nada de lo que pueda hacer el hombre es útil. Solo el Inmaculado Corazón de María es el refugio seguro frente al horrible huracán de maldad y perversidad que azota sin compasión a toda la humanidad y que segundo a segundo parece aumentar de intensidad. Sólo la consagración al Inmaculado Corazón de María no solo nos librará de esta tormenta de oscuridad infernal, sino que nos alumbrará con la luz del Espíritu Santo, mientras el mundo se sumerge en las tinieblas más oscuras que jamás haya conocido la humanidad.
“Y el camino que te conducirá a Dios”: la humanidad, en nuestros días, transita múltiples caminos, anchos, pavimentados, lisos, en pendiente, fáciles de transitar, divertidos, coloridos, atractivos, que a la par que se los transitan, permiten dar rienda suelta a las pasiones. Sin embargo, esos caminos finalizan en el Abismo del cual no se sale. El Inmaculado Corazón de María, por el contrario, es el camino seguro que conduce a Dios, porque nada hay en María que no sea de Dios y para Dios, y es por eso que, quien se adentra en el Inmaculado Corazón de María, se adentra en el Sagrado Corazón de Jesús, que es el Corazón mismo de Dios, y es por eso que, consagrarse al Inmaculado Corazón de María, es equivalente a consagrarse al Corazón mismo de su Hijo Jesús, que es el Corazón de Dios.
Estas son las razones por las cuales la Virgen, en Fátima, pide que, los que estamos aún en la tierra, peregrinando hacia la eternidad, debemos consagrarnos a su Inmaculado Corazón.




[1] http://www.corazones.org/maria/fatima/apariciones_nuestra_senora_fatima.html

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