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miércoles, 9 de enero de 2013

María, ejemplo de cómo recibir la Palabra de Dios



María es para nosotros ejemplo de todo lo bueno que podamos decir, hacer o pensar.
         De entre todas las cosas de las que María es ejemplo, una de ellas es la de cómo recibir a la Palabra de Dios.
         Muchas veces escuchamos la Palabra de Dios, pero esta Palabra no permanece en nosotros, porque no nos fijamos en María.
         María recibe a la Palabra de Dios, Dios Hijo, en su seno purísimo, por el poder del Espíritu Santo, y a esta Palabra, que es Dios Hijo, Palabra eterna del Padre, una vez recibida en su seno, la reviste con su propia carne, la viste de Niño humano, y la alumbra milagrosamente, para donarla al mundo.
         Nosotros debemos hacer como María: recibir la Palabra Eterna del Padre, Cristo Eucaristía, en nuestros corazones en gracia, por el poder del Espíritu Santo, y revestirla con nuestras propias palabras, para darla a conocer al mundo.
         Es decir, así como María concibió a la Palabra Eterna del Padre, por la gracia del Espíritu Santo, y la revistió con su propia carne y la dio a conocer, así nosotros, por la gracia del Espíritu Santo, debemos concebir a la Palabra del Padre, Jesucristo, por la gracia del Espíritu Santo, que viene a nosotros en la Eucaristía; la debemos revestir con nuestras propias palabras y conceptos, y así darla a conocer a nuestros prójimos.
         María es Madre de Dios porque engendró a la Palabra; nosotros podemos participar de esa función maternal de María, engendrando y concibiendo a la Palabra de Dios, Jesús Eucaristía, en nuestros corazones.

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