El
ACIES es una voz latina que significa un ejército en orden de batalla, designa
con propiedad aquella ceremonia en donde se reúnen los Legionarios de
María para renovar su homenaje a la Reina de la Legión, y para recibir de Ella
fuerza y bendición para otro año más de lucha contra las huestes del mal. El
Acies es un acto solemne, público, anual, en el que los legionarios se
consagran, individual y colectivamente, a la Virgen el día 25 de marzo o en una
fecha cercana a ésa.
Como
dijimos, el Acies indica a un ejército en orden de batalla, designa la
ceremonia en la que los legionarios se reúnen para renovar su homenaje a la
Reina de la Legión y a la vez, para recibir de la Virgen su fuerza y su
bendición para otro año más de lucha contra las fuerzas del mal, contra las
fuerzas del Infierno, que no descansan en su intento de destruir a la Iglesia y
a la humanidad.
El
Acies se diferencia del Praesidium en que el primero, el Acies, representa a
toda la Legión congregada en formación; el segundo, el Praesidium, representa a
la Legión pero repartida o dividida en diversas banderas, entregada cada cual a
su propio campo de operaciones.
Debido
a que el Acies es el gran acto central del año para la Legión, es necesario
subrayar la importancia de que acudan todos los socios, puesto que todos deben
prestar juramento a la Virgen y todos deben recibir de la Virgen su fuerza y su
asistencia para la lucha contra el mal en el año que se inicia. La idea
fundamental de la Legión es que se trabaja en unión con María, su Reina y bajo
su mando. El Acies es una declaración solemne de dicha unión y dependencia; es
la renovación individual y colectiva de la declaración legionaria de lealtad. Si
algún legionario, pudiendo acudir, no lo hace, da a entender que tiene muy poco
del espíritu de la Legión y que poco o nada participa de la Legión.
El
procedimiento es el siguiente:
La
Legión se reúne en una iglesia, en donde se coloca una imagen de la Virgen Inmaculada,
adornada de flores y luces y delante de ella el vexillum de la Legión. Inicia con
un himno y con las oraciones iniciales de la Legión, incluyendo el Rosario.
Luego, el sacerdote explica el significado del acto de consagración que se va a
hacer; después se inicia la procesión hacia la imagen de la Virgen, de dos en
dos si son muchos los legionarios. Al llegar al vexillum, cada par se detiene,
coloca su mano en el asta del mismo y pronuncia en voz alta, como acto de
consagración individual, estas palabras: “Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía,
y cuanto tengo tuyo es”. Dicho esto, el legionario deja el vexillum, hace una pequeña
inclinación de cabeza y se retira. No se debe usar más de un vexillum. Vueltos a
sus puestos todos los legionarios, un sacerdote lee en voz alta el acto de
consagración a nuestra Señora en nombre de todos los presentes. Después, todos
en pie, rezan las oraciones de la catena. Luego sigue, si hay la menor posibilidad,
la bendición con el Santísimo y se termina con las oraciones finales de la
Legión y el canto de un himno y el Acies.
La
fórmula de la consagración: “Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía, y cuanto
tengo tuyo es”, no debe pronunciarse mecánicamente, sin meditarla. Cada socio
debe condensar en ella el más alto grado de comprensión y gratitud profunda. Para
ayudarse a conseguirlo debería estudiar la Síntesis Mariana, que resume el
papel desempeñado por María en el plan divino de la salvación: “María es el
espanto de los poderes infernales. Es terrible como un ejército en orden de batalla
(Cant 6, 10), porque sabe desplegar con estrategia su poder, su
misericordia y sus oraciones para derrotar al enemigo y para triunfo de sus
siervos” (San Alfonso de Ligorio).
No hay comentarios:
Publicar un comentario