¿Qué relación
hay entre la Virgen y el Cuerpo Místico de Jesús, es decir, su Iglesia, los bautizados?
Es la
misma relación que existe entre una madre amorosa y su hijo pequeño: así como
la Virgen alimentó, cuidó y prodigó amor al cuerpo físico de su divino Hijo,
cuando éste era pequeño, así los continúa ejerciendo ahora en favor de todos y
cada uno de los miembros del Cuerpo Místico de Jesús, es decir, los bautizados
en la Iglesia Católica. Cuando un miembro del Cuerpo Místico asiste a otro, lo
hace en el espíritu de María, mediante la intervención de María, aun cuando no
sean conscientes de esto. Es más correcto decir que es la Virgen quien se sirve
de los legionarios, para asistir a otros, y no que son los legionarios los que
son asistidos por María. Todos los cristianos deben recordar cómo la Virgen
asistió a su Hijo y cómo su Hijo amaba y estaba sujeto a la Virgen (Lc 2, 51).
El ejemplo
de caridad de la Virgen, para con su Hijo y para con sus hijos adoptivos,
obliga a todos los miembros de su Cuerpo Místico a hacer lo mismo, según el
Mandamiento: “Honrarás a tu Madre” (Éx 20, 12). Esto quiere decir que es mandato
divino el amar a la Virgen como a nuestra Madre del cielo.
El Manual
del Legionario nos recuerda que “el oficio propio de los legionarios dentro del
Cuerpo Místico es guiar, consolar y enseñar a los demás”. Pero, dice también el
Manual, los legionarios no cumplirán debidamente este oficio si no se identifican
con la doctrina del Cuerpo Místico, es decir, ver a todos los bautizados como
miembros de Cristo.
Todo lo
que la Iglesia realiza, no lo hace por sí misma, sino por Cristo: la unidad de
la Iglesia, su autoridad, su desarrollo, sus padecimientos, sus portentos y sus
triunfos, su poder de conferir la gracia -a través de los sacramentos-, todo lo
hace la Iglesia por Cristo, en Cristo y para Cristo. La Iglesia reproduce la
vida de Cristo en todas sus fases.
Por orden
de la Cabeza, que es Cristo, cada miembro está llamado a desempeñar un
determinado oficio dentro del Cuerpo Místico. En la Constitución Lumen Gentium
se lee: “Cristo comunica su Espíritu a su propio Cuerpo, en quien hay
diversidad de funciones y de miembros. El Espíritu del Señor proporciona un
sinfín de carismas, que invitan a las almas a asumir diferentes ministerios y
formas de servicio a Dios”. Los legionarios, como realizan su apostolado en
unión con María, se les llama a ser uno con Ella en su papel vital, como el
corazón del Cuerpo Místico. A esto estamos llamados los legionarios, a obrar la
misericordia en unión con María, para María y por María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario