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martes, 27 de septiembre de 2022

María y el Cuerpo místico, según el Manual del Legionario

 


         El Manual del Legionario continúa con la doctrina católica del Cuerpo Místico de Cristo, para que profundicemos en la labor de la Legión de María. Según el Manual, los miembros de la Legión ejercen, con sus prójimos, el mismo oficio maternal que la Virgen ejerció con su Hijo, oficiando la Legión como una prolongación de la Virgen. Dice así el Manual: “Los varios oficios que ejerció María alimentando, criando y prodigando amor al cuerpo físico de su divino Hijo, los continúa ejerciendo ahora en favor de todos y cada uno de los miembros de su Cuerpo místico, tanto de los más altos como de los más ínfimos. Eso significa que, al mostrarse solícitos los miembros unos de otros (1 Cor 12, 25), no lo hacen independientemente de María, aunque -por descuido o ignorancia- no sean conscientes de su intervención. No hacen más que unir sus esfuerzos con los de Ella”[1].

         En otras palabras, el Manual dice que toda obra de misericordia, corporal y espiritual, que realice un miembro de la Legión, no lo hace separado de la Virgen, sino en unión con Ella; es como decir que la Virgen continúa cuidando el Cuerpo de su Hijo, que son los bautizados, a través de la Legión.

         Dice el Manual que cuando el legionario hace una obra de misericordia en favor de sus hermanos, lo hace como instrumento de la Virgen: “Habría que decir que no son propiamente los legionarios quienes se valen de la ayuda de María, para mejor servir a los demás miembros del Cuerpo místico: es Ella quien se digna servirse de ellos”.

Esto es muy importante tener en cuenta, porque con mucha frecuencia nosotros, los seres humanos, anteponemos nuestro ego, nuestro “yo”, a toda obra buena y cuando hacemos una obra buena, nos atribuimos los méritos y los premios que se derivan de esa obra buena, pero esto no es así y mucho menos en la Legión, porque el mérito de toda obra de misericordia le corresponde a la Virgen, ya que como legionarios, actuamos como servidores de la Virgen, de manera tal que la obra buena que seamos capaces de hacer, la hacemos en nombre de la Virgen y bajo la guía de la Virgen y en consecuencia el mérito le corresponde sólo a la Virgen.

Estas consideraciones nos ayudan a evitar, dice el Manual, toda “idea mezquina” y también podríamos decir egoísta, que pueda surgir en nosotros cuando hacemos una obra de misericordia: no somos nosotros quienes obramos, sino la Virgen en nosotros y a través de nosotros, para gloria de su Hijo Jesucristo.



[1] Cfr. Manual del Legionario, IX, 2.

viernes, 23 de septiembre de 2022

Nuestra Señora de La Salette: "Roma perderá la fe y se convertirá en sede del Anticristo"

 



Fiesta: 19 de septiembre 

Historia de La Salette

Introducción

Sucedió este gran acontecimiento en una meseta montañosa al sudeste de Francia, cerca del poblado de La Salette. Un niño llamado Maximino Giraud, de once años y Melanie Mathieu de quince años estaban cuidando el ganado. Melanie estaba acostumbrada y entrenada a este tipo de trabajo desde que tenía nueve años de edad, pero todo era nuevo para Maximino. Su padre le había pedido que lo hiciera como un acto generoso para cooperar con el granjero que tenía a su ayudante enfermo por esos días.

Narración de la Aparición según la vidente Melanie

El día 18 de septiembre, de 1846, víspera de la Aparición de la Santísima Virgen, estaba yo sola como siempre cuidando el ganado de mi amo, alrededor de las once de la mañana vi a un niño que se aproximaba hacía mí. Por un momento tuve miedo, pues me parecía que todos deben saber que evitaba todo tipo de compañía. El niño se acercó y me dijo:

"Hey niña, voy a ir contigo, soy de Corps". A estas palabras mi malicia natural se mostró y le dije: "No quiero a nadie a mi alrededor. Quiero estar sola". Pero el, siguiéndome, dijo: "Mi amo me envió aquí para que contigo cuidara el ganado. Vengo de Corps". Me separé molesta de el, dándole a entender que no quería a nadie alrededor mío. Cuando estaba ya a cierta distancia me senté en la hierba. Usualmente de esta forma hablaba a las florecitas o al Buen Dios.

Después de un momento, detrás de mí estaba Maximino sentado y directamente me dijo: "Déjame estar contigo, me portaré muy bien". Aún en contra de mi voluntad y sintiendo un poco de lástima por Maximino le permití quedarse. Al oír la campana de la Salette para el Angelus, le indiqué elevar su alma a Dios. El se quitó el sombrero y se mantuvo en silencio por un momento. Luego comimos y jugamos juntos. Cuando cayó la tarde bajamos la montaña y prometimos regresar al día siguiente para llevar al ganado nuevamente.

Al día siguiente, sábado, 19 de septiembre, de 1846, el día estaba muy caluroso y los dos jovencitos acordaron comer su almuerzo en un lugar sombreado. Melanie había descubierto que Maximino era muy buen niño, simple y dispuesto a hablar de lo que ella deseara. Era muy flexible y juguetón, pero si un poco curioso. Llevaron el ganado a una pequeña quebrada y encontrando un lugar agradable decidieron tomar una siesta. Ambos durmieron profundamente. Melanie fue la primera en despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces rápidamente llamó a Maximino. Juntos fueron en su búsqueda por los alrededores y lo encontraron pastando plácidamente.

Los dos jóvenes volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta divisaron un globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino si el ve lo que ella esta viendo. ¡Oh Dios mío!, exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba. Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese momento y se sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el corazón latiéndole más rápidamente. Vieron a una Señora que estaba sentada en una enorme piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba amargamente. Melanie y Maximino estaban atemorizados, pero la Señora, poniéndose lentamente de pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacía ella y les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que tenía grandes e importantes nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese momento adherirse al de la bella Señora.

La Señora era alta y de apariencia majestuosa. Tenía un vestido blanco con un delantal ceñido a la cintura, no se podría decir que era de color dorado pues estaba hecho de una tela no material, más brillante que muchos soles. Sobre sus hombros lucía un precioso chal blanco con rosas de diferentes colores en los bordes. Sus zapatos blancos tenían el mismo tipo de rosas. De su cuello colgaba una cadena con un crucifijo. Sobre la barra del crucifijo colgaban de un lado el martillo y del otro las tenazas. De su cabeza una corona de rosas irradiaba rayos luminosos, como una diadema. En sus preciosos ojos habían lágrimas que rodaban sobre sus mejillas. Una luz más brillante que el sol pero distinta a éste le rodeaba.

Le dijo a los jovencitos que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La gente no observa el Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más que hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada".

Ella continuó conversando y les predijo una terrible hambruna y escasez. Dijo que la cosecha de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año anterior. Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y blasfemaron contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la cosecha volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Después, la Señora comunica a cada joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una petición especial que el mismo les haría.

La Señora agregó que si el pueblo se convirtiera, las piedras y las rocas se convertirían en trigo y las patatas se encontrarían sembradas en la tierra. Entonces preguntó a los jovencitos: "¿Hacéis bien vuestras oraciones, hijos míos?" Respondieron los dos: ¡Oh! no, Señora; no muy bien."

"¡Ay, hijos míos! Hay que hacerlas bien por la noche y por la mañana. Cuando no podáis hacer más, rezad un Padrenuestro y un Avemaría; y cuando tengáis tiempo y podáis, rezad más."

Con su voz maternal y solícita les termina diciendo: "Pues bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo". Luego continuó andando hasta el lugar en que habían subido para ver donde estaban las vacas. Sus pies se deslizan, no tocan más que la punta de la hierba sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa Señora se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente para ver a donde se dirige. La Señora se eleva despacio, permanece unos minutos a unos metros de altura (aprox. 3-5 m.). Mira al cielo, a su derecha (¿hacia Roma?), a su izquierda (¿Francia?), a los ojos de los niños, y se confunde con el globo de luz que la envuelve. Este sube hasta desaparecer en el firmamento.

Al principio solo algunos creían lo que los jóvenes decían haber visto y oído. Los campesinos que habían contratado a los jóvenes estaban sorprendidos que, siendo estos tan ignorantes, fueran capaces de transmitir y relacionar tan complicado mensaje tanto en francés, el cual no entendían bien, como en patuá en el cual describían exactamente lo que decían.

A la mañana siguiente Melanie y Maximino fueron llevados a ver al párroco. Era un sacerdote de edad avanzada, muy generoso y respetado. Al interrogar a los jóvenes, escuchó todo el relato, ante el cual quedó muy sorprendido y realmente pensó que ellos decían la verdad. En la Misa del domingo siguiente habló de la visita de la Señora y su petición. Cuando llegó a oídos del obispo que el párroco había hablado sobre la aparición desde el púlpito, éste fue reprendido y reemplazado por otro sacerdote. Esto no es sorprendente ya que la Iglesia es muy prudente en no hacer juicios apresurados sobre apariciones.

Melanie y Maximino eran constantemente interrogados tanto por los curiosos como por los devotos. Ellos simplemente contaban la misma historia, repitiéndola una y otra vez. A los que estaban interesados en subir la montaña, les señalaban el lugar exacto donde la Señora se había aparecido. En varias ocasiones fueron amenazados de ser arrestados si no negaban lo que continuaban diciendo. Sin ningún temor y vacilación reportaban a todos los mensajes que la Señora había dado.

Surgió una fuente cerca del lugar donde la Señora se había aparecido y el agua corría colina abajo. Muchos milagros empezaron a ocurrir. Las terribles calamidades que fueron anunciadas se empezaron a cumplir. La terrible hambruna de patatas de 1846 se difundió, especialmente en Irlanda donde muchos murieron. La escasez de trigo y maíz fue tan severa que más de un millón de personas en Europa murieron de hambre. Una enfermedad afectó las uvas en toda Francia. Probablemente el castigo hubiera sido peor de no haber sido por los que acataron el mensaje de La Salette. Muchos comenzaron a ir a misa. Las tiendas fueron cerradas los domingos y la gente cesó de hacer trabajos innecesarios el día del Señor. Las malas palabras y las blasfemias fueron disminuyendo.

Las profecías sobre el deterioro de las cosechas y la hambruna se cumplieron.

        (La Virgen) dijo que habría un castigo, y que las uvas se marchitarán. Yo fui a estudiar qué había sucedido con las uvas en Francia después de 1846. Después de las apariciones, hizo su aparición un hongo parásito que agrede a la uva, esparciendo el oidio, una enfermedad de la vid nunca vista en Francia hasta entonces. Cuando desapareció, se manifestó enseguida la filoxera, un piojo microscópico que destruyó la mitad de las viñas de todo el país. Se encontró un remedio para la filoxera, pero apareció inmediatamente la peronospera, una enfermedad desconocida en Europa, y originaria de América. Las pocas vides que habían logrado salir sanas y salvas de los flagelos precedentes, fueron destruidas por el nuevo mal. He investigado también en los archivos y en las bibliotecas francesas: en Francia no existe una sola especie de vid anterior a 1847. Todas las que existían murieron. Una terrible predicción que se cumplió totalmente...  -Vittorio Messori en Hipótesis sobre María.  

APROBACIÓN ECLESIÁSTICA

El Obispo de la Salette encargó a dos teólogos la investigación de la aparición y de todas las curaciones registradas. Durante cinco años se hicieron las más minuciosas investigaciones. En toda Francia, en aproximadamente ochenta diferente lugares, los obispos encargaron canónigos que investigasen las curaciones milagrosas a través de las oraciones a Nuestra Señora de la Salette y del agua de la fuente. Cientos de milagrosos favores fueron registrados.

El Santo Padre, Pío IX, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Salette. Pidió a los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito. Tiempo después dirá el Santo Padre: "Estos son los secretos de la Salette, si el mundo no se arrepiente, perecerá".

Proclama de milagros

1-Mellon Joli, Arzobispo de Sens, Obispo de Auxerre, Primado de las Galias y de Germania
"Visto el informe de la Comisión nombrada por Nos el 24 de enero de 1848 para una investigación jurídica sobre una curación extraordinaria ocurrida en Avallon el 12 de noviembre de 1847 en la persona de Antoinette Bollenat después de una novena a la Stma. Virgen; invocada con el nombre de Ntra. Sra. De La Salette; vistos los interrogatorios a los testigos y médicos... habiendo pedido el parecer de mi Consejo, invocado el santo nombre de Dios, declaramos para la gloria de Dios, la glorificación de la Stma. Virgen y la edificación de los fieles, que dicha curación presenta todas las condiciones y caracteres de milagrosa"  -4 de Marzo de 1849, 

2- Luis Rossat, Obispo de Verdún
"Declaramos cierto e incontestable el hecho de la curación instantánea y mantenida desde el 1 de abril de 1849 hasta el día de hoy, en la persona de Martin, alumno de nuestro Seminario Mayor, según la relación que ordenamos hacer, muy difícil de explicar por solas las fuerzas naturales; y Nos ha sorprendido que los alumnos de nuestro Seminario unánimemente lo hayan atribuido a la intervención sobrenatural de la Stma. Virgen".

La relación citada, firmada por el superior del Seminario, el ecónomo y tres profesores, afirma que M. Martin es un edificante clérigo menor, de entera confianza. Durante el curso, hasta el 1 de abril, apenas podía apoyarse en la pierna izquierda, con dolores continuos, que no le permitían seguir los actos de la comunidad. El Obispo decidió que no se le admitiera a las órdenes menores hasta que no estuviese totalmente curado. El 1 de abril comenzó una novena a Ntra. Señora de La Salette, y su director espiritual a las 6 de la tarde le dio un frasco de agua de La Salette. A las siete andaba, subía y bajaba corriendo las escaleras. La curación produjo una fuerte impresión en todo el Seminario." -1 de Agosto de 1849

3- Clemente, Obispo de la Rochelle y de Saintes
"...oído el testimonio de muchos personajes sobre la curación repentina de Madame Bonnet de una enfermedad incurable, como consecuencia de una novena que hizo a Ntra. Sra. De La Salette; examinado atentamente el proceso verbal pedido al Dr. M. Kemmerer, que atestiguó la imposibilidad absoluta de dicha curación con los remedios humanos; consultado nuestro Consejo e invocadas las luces del Espíritu Santo, pronunciamos que no puede ser atribuida nada más que a una intervención sobrenatural". -12 de enero de 1855

Una preciosa basílica fue construida en el lugar de la aparición, seis mil pies sobre el nivel del mar. En la actualidad junto a la basílica hay un centro de acogida a los peregrinos con alojamiento.

Una nueva congregación de sacerdotes fue fundada: "Sacerdotes misioneros de Nuestra Señora de la Salette"que tienen casas y escuelas alrededor del mundo. Para fomentar su trabajo y contribuir en la propagación de los mensajes de Nuestra Señora de penitencia, una confraternidad fue fundada, y fue elevada casi instantáneamente a Archicofradía. Una congregación de religiosas, las Hermanas de Nuestra Señora de la Salette, fue establecida para ayudar a mujeres peregrinas y a los enfermos. Muchos peregrinos llegan anualmente a la Basílica y con espíritu de penitencia suben la montaña. Muchos milagros se dan en el cuerpo y en el alma dependiendo de la devoción de los fieles y la gracia de Dios.

Al preguntarnos cual es el significado y la gracia derramada a la humanidad el 19 de septiembre, de 1846, encontramos aspectos de la Palabra de Dios que son recordados en el mensaje enviado del cielo a través de la Virgen de la Salette.

Gran significado evangélico

"Para ver y entender"

"Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden" (Mt. 13:13)

Antes de hablar, la Señora se comunica con señales. María la madre de Jesús y madre nuestra, irradia la luz de la resurrección. El brillo de su rostro es tanto que Maximino es incapaz de mirarla permanentemente y a Melanie le deslumbra su presencia. Su vestidura, como las de Cristo en la montaña el día de la Transfiguración, de igual forma resplandece de luz. La luz procede del gran Crucifijo que tiene sobre su pecho. Apareciéndose en la Salette, María Santísima continúa llevando a cabo la misión que recibió al pie de la cruz: tomar el sufrimiento y el dolor por nosotros para darnos vida en la Fe. "pués nunca entre vosotros me precié de conocer otra cosa sino a Jesucristo, y a éste crucificado". (1Cor 2:2).

El crucifijo está entre un martillo y unas tenazas, los instrumentos de la Pasión. De los hombros de la hermosa Señora cae una larga cadena, el símbolo bíblico del pecado y de las injusticias cometidas por nosotros contra nuestros hermanos. Paralelamente a las cadenas, en los bordes del chal, la hermosa Señora tiene rosas de muchos colores. Esto nos recuerda al rosario. Desde nuestras raíces humanas hasta la cruz y de la cruz a la gloria y al festín celestial. También hay rosas alrededor de su cabeza, como una diadema de luz y alrededor de sus pies. . "He arraigado en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad. Como plantel de rosas en Jericó" ( Eclco 24:12).

La Constitución Gaudium et Spes (13) del Concilio Vaticano II, nos dice "De ahí que el hombre está dividido dentro de sí mismo. Por eso toda vida humana, individual o colectiva, se nos presenta como una lucha dramática, entre el mal y el bien, entre las tinieblas y la luz. Más aún el hombre se encuentra incapacitado para resistir eficazmente por sí mismo a los ataques del mal, hasta sentirse como aherrojado con cadenas".

Escuchen y pónganlo en práctica (Luc 6:46, 8:21, 11: 28, Sant 1:25-27)

Por la maternal caridad de la Virgen Santísima, Ella intercede, a Ella le importa y continúa trayendo los dones de la salvación eterna a nosotros, hermanos de su Hijo, quienes aún estamos peregrinando en esta tierra, rodeados de peligros y dificultades hasta el día de entrar a la patria feliz.

La Santísima Virgen habla el idioma de su pueblo. La Virgen Santísima es una "hija de Israel" que vivió en una cultura específica. Ella se aparece también comunicándose según la cultura de sus hijos. Hay una gran consonancia entre su preocupación y el lenguaje del pueblo. En la Biblia, la Palabra de Dios se manifiesta de una forma concreta en la historia del pueblo de Dios. María como hija de Israel nos enseña a descubrir a través de los eventos y situaciones de la vida, la presencia discreta de Dios quién "hace maravillas" y quien "recuerda su amor a su pueblo"

Ella nos llama a la conversión urgentemente. Por su inmenso amor, se preocupa por nuestra indiferencia religiosa y por nuestros pecados, pero también por nuestras problemas y esperanzas.

La Virgen se sitúa en la tradición de los profetas. Un profeta es aquel a quien Dios le confía la misión de hablar en su Nombre al pueblo, para revelar a este pueblo en los eventos pasajeros de este mundo la llamada a un mayor amor. En la Salette, la Virgen toma en cuenta la actual situación de las cosechas: el trigo, las patatas, las uvas y las nueces. Ella empieza con la predicción pesimista de los granjeros: hambruna y muerte infantil si el trigo continua así. Dice que nosotros no prestamos atención y luego lanza el reto a cada alma, "Así se convierten" Nos recuerda la llamada de Aquel que es la Palabra: El reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva (Mc1:15), y otra vez dice: No os preocupéis, busca primero el reino de Dios y su justicia.(Mt. 6:33). En realidad es una llamada del Evangelio que quizá hemos olvidado y la Virgen Santísima nos la recuerda. Analizando su discurso nos damos cuenta de las grandes verdades encontradas en los Evangelios.

Todo se conjuga en Cristo: Cristo crucificado y resucitado. El papel de María Santísima respecto a todo creyente es unirnos a Jesús, en nuestras luchas, batallas y sacrificios tenemos la oportunidad diaria de ser transfigurados en Cristo.

En el Nombre de Cristo te imploramos ( Juan 20:31; Hech 4:12)

La Virgen Santísima, modelándose en Jesús resucitado, viene como mensajera de paz, esa paz que es fruto del Evangelio vivido. La Virgen viene a implorarnos que retornemos a Jesús. Nos pide también que, en unión con ella seamos mensajeros. La Buena nueva necesita ser proclamada, oída y difundida.

La Virgen dijo: "Si mi pueblo no quiere someterse..."  En estos tiempos modernos es difícil oír palabras de advertencia. Pero la Virgen no viene a quitarnos la libertad ni para amenazar, sino para invitarnos a vivir en el reinado y liderazgo de Cristo, en comunión con su voluntad. Esta sumisión la cual es comunión con Dios es la que María, la humilde esclava del Señor, vivió desde la Anunciación hasta la Crucifixión y Pentecostés. Y es por eso que todas las generaciones la llamarán bendita.(Luc1:48)

Nunca podremos recompensar el dolor que la Virgen ha sufrido por nosotros, pero ello es razón para responder lo más generosamente posible. "Por lo tanto, ofrezcan todos los fieles súplicas insistentes a la Madre de Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que estuvo presente a las primeras oraciones de la Iglesia, ensalzada ahora en el cielo sobre todos los bienaventurados y los ángeles, en la comunión de todos los santos, interceda también ante su Hijo".(Conc Vat II, LG, 69).

Reconcíliense con Dios (cf. Mt 5:23; Mc.11:24; 2Cor 5:18; Ef 2:15 )

Nuestra Señora específica dos rechazos del pueblo: "Las dos cosas que hacen la mano de mi Hijo tan pesada" son:

1.     El irrespeto del Día del Señor. Esto nos lleva a recordar los dos primeros Libros de la Biblia, el Génesis y el Éxodo, y a recordar que desde el principio los cristianos celebran el domingo como día de la Resurrección. ¿Cómo damos honor al Día que el Señor se ha reservado para El mismo?  ¿Es realmente día de reposo, día de asistir a la Santa Misa?

2.     El irrespeto al Nombre de mi Hijo. Los que utilizan el Nombre de Cristo por la menor adversidad e imponen a Dios la responsabilidad de éstas, olvidándose así de las propias. Cuando nos vemos asediados con toda clase de pruebas, egoístamente nos cerramos en nosotros mismos sin esperanza. La Virgen viene a recordarnos nuevamente "Santo es su Nombre", porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos (Hech 4:12).  Y todo cuanto hagáis, de palabra y de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre. (Col 3:17). 

(El hombre), al negarse muchas veces a reconocer a Dios como su principio, trastornó, además, su debida ordenación a un fin último y, al mismo tiempo, dañó todo el programa trazado para sus relaciones consigo mismo, con todos los hombres y con toda la creación. (Conc. Vat II, Gaudium et Spes,13).

Las cosas que se corroen (cf. Mt 6:19; Luc 12,13; Sant 5:3)

La rebelión contra Dios, que significa "muerte de Dios en nosotros" inevitablemente nos llevará a la muerte y a la ruptura armoniosa con el universo. Esa ruptura es la causa de la corrupción. Para redimirnos de esos males es que vino Nuestro Señor. En la Salette, la Virgen no nos saca de la realidad, sino que al contrario, nos hace un llamado urgente a que reconozcamos los peligros en que vivimos y nos abramos a la redención que ofrece su Hijo. Las cosechas y patatas podridas, el trigo que se vuelve polvo, las nueces vacías, las uvas en las viñas estropeadas, hambrunas y epidemias, todo ello es causado por el pecado.

Nuestra situación precaria y la duración restringida que nuestras vidas tienen sin embargo un punto positivamente elevado, siendo éstos motivos que nos llaman a la propia conversión, retándonos al seguimiento de Cristo, viviendo hoy la nueva vida que El vivió hasta el Calvario. Esa es la fuente de nuestra confianza. En esta tierra donde las dos terceras partes de la humanidad sufren hoy de hambre y desnutrición, donde los derechos humanos son burlados, la injusticia se encuentra a nuestra puerta, los riesgos de la destrucción aumentan; que todo esto nos haga meditar los "signos de Dios" y nos vuelvan a El.  Así actuaremos como verdaderos hermanos, en especial con los menos afortunados.

Si se convierten (cf. Ez 18:30; 1R 8:35; Mc 1:15; Luc 15; Hech 2:38, 3:19)

La llamada a la conversión está en el corazón del mensaje de la Salette. Todo se dirige hacia ese fin: las lágrimas y el crucifijo, la luz y las rosas, las actitudes de la Hermosa Señora, su caminar desde la quebrada hasta la cumbre, pero sobre todo el discurso de la Virgen. "Regresen a Dios con todo su corazón", El es la única fuente de vida.

La ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios... en la esperanza de ser liberada de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.(Rom 8:19).

El camino a la conversión: Tres puntos (Mt. 6:5; Mc. 14:32; Luc 18:1; Jn 17)

1. Oración perseverante y profunda "¿Hacéis bien vuestras oraciones?" "No muy bien, Señora" contestaron. Quizá también esa es nuestra respuesta. La Virgen Santísima nos exhorta a orar diariamente, mañana y tarde. Velad y orad (Mt 26:41) La Virgen les indica lo mínimo, un Padrenuestro y un Ave María, pero les urge ir más allá cuando puedan.

Los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabanza a Dios (Hch 2:42), han de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (Rom 12:1), han de dar testimonio de Cristo en todo lugar y, a quien se la pida, han de dar también razón de la esperanza que tienen en la vida eterna (1Pe 3:15). (Conc Vat II, LG, 10).

2. Participación en la Santa Misa "Durante el verano solo algunas mujeres mayores van a Misa". El participar juntos cada semana como cristianos en la celebración de la Misa Dominical es una necesidad vital. La Palabra de Dios nutre nuestra fe, el contacto con Cristo en la fracción del pan para un nuevo mundo es fuente de dinamismo, la comunión con su Cuerpo entregado por nosotros y su Sangre derramada nos recuerda que debemos estar listos para dar nuestras vidas por otros y entonces hacernos partícipes, siendo fortalecidos en su Espíritu. En el corazón de este mundo que pasa y al cual estamos todavía ligados por nuestra ceguera e inercia, la Iglesia, en la celebración de la Eucaristía, comprende y anuncia que el nuevo mundo, inaugurado por Cristo resucitado, está realmente presente entre nosotros, y es necesario que seamos sus testigos en nuestra vida cotidiana, a través de nuestra conducta individual y como miembros de la sociedad. La necesidad eucarística entonces es fuente de esperanza y de gozo que nadie nos podrá quitar (Luc 21:14; Jn13:1, 20:19-26).

3. Recobrar nuestra dignidad actuando como cristianos. "Durante la Semana Santa van a la carnicería como perros". Lejos de escandalizarnos, las palabras de Nuestra Señora deberían traspasar nuestras conciencias. En las Sagradas Escrituras, cuando al pueblo se le compara con los perros significa que éste ha perdido el sentido de su dignidad (Fil 3:2; Mt. 7:6) )Qué realmente hacemos con nuestra dignidad de hijos de Dios cuando desperdiciamos el alimento, cuando menospreciamos los bienes que quizá otros necesitan? Para recobrar nuestra dignidad debemos darnos cuenta que no solo de pan vive el hombre y que los esfuerzos necesarios que hagamos para compartir nuestras bendiciones con otros nos pone en comunión con el Hijo de Dios, de Quien se deriva nuestra dignidad. "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25:40)

Cada año se nos presenta el maravilloso testimonio dado por Jesús durante su Pasión (1Tim 6) y es un recordarnos que nunca debemos "vender" nuestra dignidad. El poder de la resurrección está entre nosotros obrando y haciéndonos hijos de Dios. Entonces no puede haber nada que nos comprometa con la falsedad, la injusticia, el dinero o el poder. No vivamos como perros sino que todos nuestro ser y   nuestros bienes estén a la voluntad del Padre, cueste lo que cueste.

En la finca de "Coins" (Jer 23:24; Os 6:1; Mt 28:20; Luc 24:29; 2Cor 6:16).

La Hermosa Señora hace mención a Maximino de un evento aparentemente sin importancia. Una pequeña obra y una observación que había hecho su padre. Por mucho tiempo el señor Giraud no había atendido a la iglesia y era realmente indiferente a la religión. Cuando el 20 de septiembre escuchó el relato de la Aparición, su reacción fue prohibirle a su hijo decir nuevamente esos cuentos sin sentido. Días después, molesto por el ir y venir de las personas interesadas en hacer preguntas a Maximino, lo amenazó con castigos severos. "Pero, papá, Ella me habló de ti", exclamó el muchacho. Le recordó el episodio de el trigo estropeado en la finca de Coins y el trozo de pan que le había dado a su hijo de regreso a Corps. Así, como Maximino había olvidado el incidente, de igual forma lo había olvidado su padre. El señor Giraud se sorprende, pensaba que quizá había desterrado a Dios de su vida y ahora se da cuenta, descubre que ni siquiera por un instante Dios cesa de percibir sus esperanzas y ansiedades y en particular del temor de no tener más pan que darle a su hijo. Este descubrimiento será el comienzo de una autentica conversión que será intensificada más tarde con la milagrosa curación de su asma crónica.

Nosotros nos podríamos preguntar si realmente estamos conscientes de la presencia de Dios que nos acompaña a dondequiera que vayamos. Cuando compartimos el pan, cuando lo distribuimos entre los hambrientos, dondequiera que se da vida, el Padre está , pues El es la fuente de la Vida.

Dimensión Misionera es Urgente (Mt 28:18; Luc10:1; Jn 17:18; 20:21; Rom 10:13).

"Pues bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo". La dimensión misionera es esencial para todo cristiano y Nuestra Señora nos lo recuerda. Cristo, nuestro Señor vino a crear nuevas condiciones de vida, reconciliada con Dios y con el prójimo. Debemos dedicar nuestro existir a realizar esta vida de reconciliación en este mundo dividido en el cual nos encontramos. La Reconciliación es la fuerza viva capaz de abrir el futuro a todas las gentes, renovando así los lazos rotos o debilitados por el egoísmo y los temores. En este mundo donde tantos trabajan, construyen, sufren y esperan, tengamos tan solo un tipo de obsesión: obsesión misionera.

Son muchos los peregrinos que se acercan a la Aparición de la Salette y suben la montaña santa. Todos juntos y cada uno personalmente se siente llamado por la Hermosa Señora que nos recuerda que Dios "rico en misericordia" está presente en cada una de nuestras vidas.

¿Cómo no hacer caso ante tanta ternura? ¿Cómo resistir el llanto incesante de aquella que ora e intercede por nosotros sin cesar? Ella está junto a nosotros con su atención maternal, en cada detalle y acontecimiento de nuestras vidas. En nuestras luchas y penas, en nuestras decisiones y nuestras aflicciones diarias. María Santísima, fiel a la misión recibida en el Calvario, nunca cesa de recordarnos los medios que se nos han dado para regresar a su Hijo; pues sin Su ayuda no podremos construir nuestras vidas o nuestro mundo. El rechazo de Su gracia trae serias consecuencias. María, nuestra abogada y reconciliadora vino a la Salette a recordarnos esta verdad.

Hemos olvidado las verdades del Evangelio y al contemplar su aparición y el profundizar en sus palabras nos debe mover a responder su llamado, aliviando su dolor, secando sus lágrimas, retornando a Dios con todo nuestro corazón, a través de su Hijo Jesucristo, Quien es el Camino, la Verdad y la Vida. El que fue crucificado por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para nuestra salvación. Jesús, nuestra paz y reconciliación.

Los Videntes después de la Aparición

Maximino trató de ser sacerdote y entró en el seminario menor. Tenía mucha dificultad en aprender, tuvo muchas dudas sobre su vocación y se retiró del seminario. Muchos sehttps://www.corazones.org/maria/IMG_3185.JPG preguntan por qué, acaso ¿no tuvo la gracia de la vocación o no correspondió a ella? Podemos decir que la vida íntima de cada alma es un misterio, las gracias que recibe y la respuesta que ésta da.

Afirman que Maximino tenía una fe profunda, y en la virtud de la castidad fue muy íntegro y delicado llegando a decir en confidencia: "Cuando se ha visto a la Santísima Virgen, uno no piensa más en mujeres". Trabajó en un hospital por un tiempo, luego llegó a ser soldado y finalmente terminó administrando una pequeña tienda de artículos religiosos.

Se habla de un mal entendido entre el Santo Cura de Ars y Maximino.  El joven visitó al santo cuando tenía una crisis vocacional.  El Cura de Ars que hasta entonces había sido entusiasta de las apariciones se decepcionó al interpretar que Maximino se retractaba de haber visto a la Virgen. Como buen obediente se remitía a la autoridad del obispo y del Papa que habían aprobado las apariciones. "Dios no confirmaría con milagros una superchería, ni la Iglesia la enriquecería con indulgencias" (Journal d´une Institutrice, pag. 117). Maximino por su parte negaba que él se hubiese retractado. Conforme a las explicaciones del muchacho el cura estaba sordo y se le entendía mal, además sólo se le podía hablar en el confesionario y hubo un mal entendido: él le dijo haber mentido a veces, el cura de Ars entendió que se refería a la aparición...  Parece ser que años después el santo cura recibió una prueba de Dios de la autenticidad de la aparición de la Salette . (aunque en realidad no era necesaria, dado el juicio de la Iglesia basado en el estudio de los hechos y en los milagros reconocidos). No dejó de ser providencial el incidente de Ars, pues de él hablaron tanto los periódicos que acudió el arzobispo de Lyón al Papa Pío IX quién de esa forma recibió el secreto y aprobó la aparición.

Cuenta un amigo de Maximino con cierto asombro y tristeza que en ocasiones se reunían con eclesiásticos y muchas otras personas y tristemente observaban a Maximino vaciar los vasos de vino y volverlos a llenar en seguida. Dentro de la providencia de Dios se pueden enumerar muchas purificaciones de pobreza y enfermedad y calumnias con cuyos méritos sin duda habrá alcanzado glorias para el cielo. Murió en estado de gracia cuando tenía treinta y ocho años de edad.

Melanie también trató de entrar a la vida religiosa. Visitó varias comunidades, pero no permanecía suficiente tiempo en ellas. Le era muy difícil la vida comunitaria. Recibió mucha persecución por haber sido elegida especialmente para comunicar los mensajes . Aún en medio y llena de contradicciones, rechazos e injurias poseía una fuerte valentía y una tenacidad admirable para difundir al mundo el mensaje de Nuestra Señora de la Salette. Su vida de oración era intensa, algunos milagros son atribuídos a ella aún estando en vida. Uno de ellos es la enfermedad del Rev. Combe sanada al día siguiente después que Melanie le dijera que estaría bien y que viviría hasta la ancianidad. El sacerdote admirado le preguntó: "¿Qué dijiste?" "Bueno ,contesta Melanie, tan solo oré a la Señora y le dije: Madre mía, el P. Combe está enfermo, el trabaja para ti y lo has dejado así." La vida del P. Combe duró hasta sus 82 años.

En junio de 1904, Melanie deja Francia y se traslada a un pequeño pueblo llamado Altamura en el sur de Italia. El obispo Mons. Cecchini, O.P:, es amigo suyo y la recibe con agrado. Encuentra una casa fuera de la ciudad. Está tranquila y alegre en su soledad. Todos los días va a la Catedral. El 15 de diciembre no fue. Había muerto durante la noche del 14 de diciembre. Forzaron la puerta de su casa y la encontraron en el piso completamente vestida, tenía 72 años. En febrero de 1903 había profetizado que forzarían la puerta de su casa y la encontrarían muerta, en un lugar desconocido de Italia. Dos de sus vecinos cuentan que la noche anterior se había aído la preciosa melodía del Tantum Ergo en la habitación de la dama francesa y que también oyeron una campanita como la que es usada para llevar el Sagrado Viático a los moribundos. La gente de Altamura sostienen que la Sagrada Comunión fue traída a Melanie por el mismo Señor.

Algunos puntos del importante secreto dado por la Virgen a Melanie

La Hermosa Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años más tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que el no oyó. Este secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la Iglesia a la aparición ya que fue divulgado posteriormente.

Melanie: Esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las sociedades y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará a los hombres a si mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.

Los malos libros abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir a esos espíritus. Algunas personas serán transportadas de un lugar a otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios.

Habrá por todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y a dominar con orgullo!

Dado el olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a sus días.

Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.

En los conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará de toda su malicia para introducir en la órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la tierra.

Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorará mi ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles para que mueran todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres dados al pecado perecerán y la tierra quedará como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los hombres no será larga: 25 años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son la causa de todos los males que suceden en la tierra.

Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho Hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin de que los conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así , en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu; finalmente llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, Yo estoy con vosotros y en vosotros con tal que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número que ahí veis; pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines .

La Virgen Santísima predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha indicada, afectando naciones, a la Iglesia y al mundo entero.

Conclusión

Los mensajes de Nuestra Señora de la Salette para el mundo dados a Maximino y Melanie en 1846 son importantes y actuales para nuestros días: "No ofendan más a Dios (no pequen más) y hagan penitencia; sinó, terribles pruebas y sufrimientos vendrán sobre el mundo". El mismo mensaje ha dado Nuestra Señora en Lourdes y en Fátima: oración, penitencia y consagración a su Inmaculado Corazón.


Datos principales de La Salette:

Los pastorcitos Maximino y Melanie, vieron a la Virgen y recibieron sus mensajes urgentes para toda la humanidad.

La Virgen mencionó específicamente la necesidad de renunciar a dos graves pecados que se habían hecho muy comunes:
1-La blasfemia
2-El no tomar el domingo como día de descanso y asistencia a la Santa Misa.

Le pidió a los niños que recen, hagan sacrificios y propaguen su mensaje

La Virgen lloraba, con su cabeza entre sus manos, porque los hombres ignoran la cruz de Jesucristo.

Varias congregaciones se han fundado por inspiración de La Salette, entre estas, los Misioneros y las Hermanas de Nuestra Señora de La Salette, que están dedicados a propagar el mensaje de reconciliación.    

 La Salette es una de las apariciones que fueron aprobadas en el siglo XIX.   

Juan Pablo II:
"En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres”.

Los Dolores de la Virgen según sus Apariciones en San Nicolás

 



         La Santísima Virgen María, la Madre de Dios, sufrió de forma inimaginable la Pasión de su Hijo, desde su ingreso en el Templo al recibir la profecía de San Simeón, de que “una espada de dolor atravesaría su Corazón”, hasta su crucifixión, muerte y sepultura. Por esta participación en la Pasión salvífica redentora de Jesús, la Virgen mereció llevar el nombre de “Corredentora” de los hombres.

          A Santa Brígida de Suecia le prometió siete gracias si meditaba en sus dolores y estos son[1]: 1. La profecía de Simeón (Lc 2,  22-35); 2. La persecución de Herodes y la huida a Egipto; 3. Jesús perdido en el Templo, por tres días; 4. Su encuentro con Jesús, cargado con la Cruz; 5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor; 6. María recibe a Jesús bajado de la Cruz; 7. La sepultura de Jesús.

         La misma y única Virgen María, en San Nicolás, nos dio este mensaje también sobre sus siete dolores, aunque relacionados con los pecados que los hombres de hoy cometen. El día quince de septiembre del año mil novecientos ochenta y nueve, en la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, la Virgen le dijo así a la vidente: “Hija mía, en estos días, son mis Dolores: el rechazo hacia mi Hijo -el espíritu anti-cristiano, el vivir según el Anticristo y no según Cristo-, el ateísmo -la falta de fe en Dios Uno y Trino, que lleva al materialismo, al olvido de la vida eterna, del Cielo y del Infierno y a pensar que esta vida terrena es la única que existe-, la falta de caridad -es decir, la falta de amor al prójimo, que viene como consecuencia de la ausencia de amor a Dios y que lleva a los delitos mas horribles contra los hombres-, los niños que no nacen -la Virgen llora amargamente por cada aborto cometido, mucho más cuando este crimen inconcebible es aprobado por leyes inicuas, como las de nuestro país-, la incomprensión en las familias -la discordia y la desunión en las familias son consecuencias del abandono de la oración, sobre todo del Santo Rosario y también del abandono de los Sacramentos, principalmente la Confesión y la Eucaristía-, el gran egoísmo de muchos hijos en el mundo -el egoísmo es consecuencia de no pensar en la Justicia Divina, que castiga por toda la eternidad, con las penas del Infierno, a quienes viven pensando sólo en sí mismos, sin importarles los prójimos más necesitados-, los corazones aún cerrados al Amor de esta Madre -son aquellos que, en vez de recurrir a la Virgen como Madre del cielo en las necesidades y tribulaciones que se suceden en esta vida terrena, rechazan a la Virgen y acuden a los siervos de Satanás, los curanderos y las brujas-...”[2].

Y también en San Nicolás, al año siguiente, nos enseñó esta jaculatoria, para mitigar los dolores de su Inmaculado Corazón: “Oh dulcísima Madre por todos los sufrimientos que padeciste, ayúdame a sobrellevar mi cruz”.

Nosotros, como devotos de la Virgen del Rosario de San Nicolás, podemos y debemos aliviar los dolores de la Virgen y el modo de hacerlo, además de tener en la mente y en el corazón los Mandamientos de la Ley de Dios, rezar el Santo Rosario todos los días. No hay excusas para no rezar el Santo Rosario todos los días, porque si tenemos tiempo para ver aunque sea quince minutos de televisión, o si tenemos quince minutos al día de descanso o para pasear, entonces tenemos quince minutos para rezar el Santo Rosario. Recemos el Santo Rosario de la Virgen todos los días y la Virgen a su vez nos concederá tantas gracias y dones del Corazón de su Hijo, que parecerá que vivimos en el cielo, estando todavía en la tierra.

 

jueves, 22 de septiembre de 2022

La Virgen de la Merced y el sentido de la peregrinación

 



         La devoción a la Virgen de la Merced surgió como consecuencia de una aparición de la Madre de Dios, bajo esa advocación, al Rey Jaime I y a San Pedro Nolasco, a los cuales les pidió que se fundara una orden religiosa en la que Ella llevara ese nombre: “Nuestra Señora de la Merced, Redentora de cautivos”. El motivo es que, en esa época, el Islam, que había declarado la guerra al cristianismo, capturaba a los cristianos y los mantenía encarcelados, para exigir luego una suma de dinero por su rescate. La Virgen le pidió a San Pedro Nolasco que fundara una orden que se encargaría de rescatar a quienes estaban cautivos por los musulmanes.

         En nuestros días, si bien no se vive la misma situación, sin embargo el Islam, en los lugares en donde es mayoría y gobierna, prohíbe cualquier manifestación pública de la fe católica, con lo cual se puede decir que mantiene cautiva a la Iglesia Católica en los países en donde gobierna. Por esta razón, la tarea de la Orden de los Mercedarios continúa, de la misma manera a como lo hacía desde sus orígenes.

         Pero en nuestros días se suman otras cautividades, mucho más graves que las de una prisión material: innumerables almas son cautivas de múltiples vicios y pecados que los encarcelan y los colocan bajo el dominio del Demonio y les impiden vivir la libertad de los hijos de Dios. Así, son cautivos del Demonio quienes practican el ocultismo, la hechicería, la brujería; son cautivos del pecado quienes viven bajo el yugo de la drogadicción, del alcoholismo, de los pecados de la carne; son cautivos quienes viven dominados por sus pasiones, como la ira, la venganza, la calumnia, la maledicencia. Todos estos prójimos nuestros necesitan ser redimidos de estas esclavitudes espirituales y la Única que puede liberarlos, con el poder de su Hijo Jesucristo, es la Madre de Dios, Nuestra Señora de la Merced.

         Éste es entonces el sentido de la peregrinación hacia la Virgen de la Merced: así como el Pueblo Elegido caminó durante cuarenta años en el desierto, escapando de la cautividad de los egipcios, para llegar a Jerusalén, la Tierra Prometida, en donde se encontraba el Templo de Dios, así la Iglesia Peregrina se dirige hacia el Templo de Dios, guiado por la Virgen, para pedir algo mucho más grande que solamente la salud corporal: la Iglesia Peregrina para pedirle a la Virgen de la Merced que la libere de las cadenas de los pecados, de los vicios, de las garras del Demonio, para así poder vivir la libertad de los hijos de Dios. Por esta razón, la peregrinación tiene el sentido de penitencia, no de fiesta, porque así la Iglesia imita al Pueblo Elegido que, caminando por el desierto de la vida, quiere llegar a la Jerusalén celestial y para eso, en la peregrinación, debe rezar y rezar principalmente el Santo Rosario, que es la oración preferida por la Virgen y a través de la cual se alcanzan todas las gracias que Dios nos tiene preparadas para nuestra eterna salvación.

domingo, 18 de septiembre de 2022

Las apariciones de la Madre de Dios en La Salette, Francia

 



Historia de la Aparición de Nuestra Señora de La Salette[1]:

Un día sábado, 19 de septiembre de 1846, la hermosa Señora de La Salette, Francia, la Madre de Dios, se apareció a los niños Maximin Giraud y Mélanie Calvat, mientras se ocupaban en sus asuntos. Veamos cuál fue el mensaje que el cielo nos dio a conocer en estas apariciones.

Melanie y Maximin encontraron a Nuestra Señora llorando amargamente, sentada con los codos descansando sobre sus rodillas y el rostro cubierto con sus manos. Vestía una túnica blanca adornada con perlas y un delantal de color dorado; calzaba zapatos blancos y tenía rosas en los pies y la cabeza cubierta con un tocado. Llevaba en el cuello un crucifijo que pendía de un collar.

La Virgen siguió llorando incluso mientras le hablaba a los niños, primero en francés, después en su propio dialecto, el occitano. Luego de decir un secreto a cada niño, Nuestra Señora se fue caminando por la montaña y despareció. Al día siguiente, el relato de la aparición dado por los pastorcitos se documentó por escrito y fue firmado por los visionarios y por aquellos que habían escuchado la historia. Luego de cinco años de investigación, el obispo de Grenoble, Philibert de Bruillard, anunció en 1851 que era muy probable que la aparición fuera una verdadera revelación y autorizó que se iniciara el culto a Nuestra Señora de La Salette. Ambos niños escribieron por separado los “secretos”, y estos fueron enviados al Papa Pío IX en 1851[2].

¿Qué les dijo la Virgen a los niños?

Ante todo, la Virgen María se lamentó por la falta de respeto, por parte de los cristianos, al día Domingo y hacia el nombre de Dios. Nuestra Señora anunció guerras, revoluciones y castigos como respuesta a los pecados cometidos por la humanidad. Profetizó particularmente la persecución del Papa y de los religiosos, así como la destrucción de ciudades enteras, como París y Marsella. Primero habría un tiempo de expansión religiosa y prosperidad, luego vendría el abandono de Dios y la venida del Anticristo.

Estos son los dos secretos enviados al Papa en 1851:

El Secreto de Maximin Giraud, según su propio relato: “El 19 de septiembre de 1846, vimos a una hermosa señora. Nunca hemos dicho que esta señora fuera la Santísima Virgen, pero siempre afirmamos que era una hermosa dama. No sé si era la Virgen María u otra persona. Por lo que a mí respecta, hoy creo que se trataba de la Santísima Virgen. Esto es lo que la señora me dijo: “Si mi pueblo continúa igual, esto que te diré sucederá antes, si cambia un poco, sucederá más tarde. Francia ha corrompido el universo (con toda probabilidad, se refiere a la Revolución Francesa, que entronizó a la Razón humana por encima de la Revelación Divina dada por Nuestro Señor Jesucristo), y un día será castigada. La fe se apagará en Francia: tres cuartas partes de Francia dejarán de practicar la religión, o la practicarán muy poco, la otra parte la seguirá practicando, pero sin hacerlo realmente. Luego, después de que [eso] suceda, las naciones se convertirán, la fe se renovará por todas partes. Un gran país del norte de Europa, que ahora es protestante, se convertirá; con el apoyo de dicho país, todos los otros países del mundo se convertirán también.

Antes de todo eso, tendrán lugar en la Iglesia, y en todas partes, grandes desórdenes. Luego, nuestro Santo Padre, el Papa, será perseguido. Su sucesor será un pontífice que nadie esperará. Después vendrá una gran paz, pero no durará mucho tiempo. Un monstruo vendrá a turbarla. Todas estas cosas sucederán en el próximo siglo, o a más tardar a los dos mil años” (es decir, en el año dos mil).

El Secreto de Mélanie, recibido en la montaña de La Salette, el 19 de septiembre de 1846. Según Melanie[3], la Virgen le dijo: “Mélanie, voy a decirte algo que no dirás a nadie más: ¡Ha llegado el tiempo de la ira de Dios! Si, después de que hayas dicho al pueblo lo que acabo de decirte, y lo que voy a decirte, si, después de eso, no se convierte, si no hacen penitencia, y no dejan de trabajar los domingos (en nuestros días, además de trabajar, los cristianos se divierten y pasean el día Domingo, el Día del Señor, sin importarles que el faltar a la Santa Misa sin motivo grave, es un pecado mortal), y si siguen blasfemando el Santo Nombre de Dios (en Europa es una costumbre nefasta el lanzar una blasfemia contra Cristo, contra su Sangre Preciosísima, cuando alguien sufre incluso un percance banal), en una palabra, si la faz de la tierra no cambia, Dios hará venganza contra el pueblo desagradecido y esclavo del diablo. ¡Mi Hijo manifestará su poder! París, ciudad manchada con todo tipo de crímenes, perecerá infaliblemente. Marsella será destruida en poco tiempo. Cuando esto suceda, habrá en la tierra un completo y total desorden, el mundo será abandonado a sus pasiones impías. El Papa será perseguido por todos lados, le dispararán, querrán matarlo, pero nadie podrá hacerlo, el Vicario de Dios triunfará de nuevo esta vez. Los sacerdotes y religiosas, y los verdaderos siervos de mi Hijo serán perseguidos, y muchos morirán por la fe de Jesucristo. Habrá una hambruna al mismo tiempo. Después de que todas estas cosas hayan sucedido, muchos reconocerán la mano de Dios sobre ellos, se convertirán y harán penitencia por sus pecados. Entonces, un gran monarca subirá al trono, y su reinado durará pocos años. La religión florecerá de nuevo, se extenderá por toda la tierra, y habrá mucha abundancia. El mundo, satisfecho por no tener ninguna carencia, volverá a caer en sus desórdenes, se olvidará de Dios y se entregará a sus pasiones criminales. Entre los ministros de Dios y las esposas de Jesucristo (es decir, las religiosas), habrá algunos que se perderán, y eso será lo más terrible de todo. Finalmente, el infierno reinará en la tierra. Será entonces que el Anticristo nacerá de una religiosa: ¡desgraciada de ella! Muchos creerán en él, porque dirá que viene del cielo, ¡ay de aquellos que crean en él! Este tiempo no está lejos, no pasarán más de 100 años (y ya han pasado más de cien años; muchas veces, los designios divinos se prolongan en el tiempo, para darnos más tiempo para el arrepentimiento, pero no debemos creer que esta prolongación será indefinida). Hija mía, no debes decir lo que acabo de decirte. (No debes decirlo a nadie, no digas que un día tienes que decirlo, no debes decir nada que se relacione con esto), ¡por último, no digas nada más hasta que yo te mande decirlo!”.

De acuerdo a los acontecimientos que se desarrollan en nuestros días en la Santa Iglesia Católica, en los que se atenta contra la Fe Católica directa y explícitamente desde las más altas jerarquías vaticanas, parecería ser que estamos viviendo los días profetizados por Nuestra Señora de La Salette, sobre todo en lo referente a la aparición del Anticristo.

 

 



[2] Mélanie se hizo religiosa y escribió una versión más extensa de su “secreto” 25 años después, la cual fue publicada en 1879. Esta siguiente versión del secreto, así como sus revelaciones, suscitó la oposición de muchos, incluyendo algunos obispos. Luego de esta segunda publicación del secreto, en 1879, la controversia afirmaba que el secreto estaba mezclado con las propias palabras de Mélanie. Eventualmente, las publicaciones sobre La Salette fueron incluso añadidas al Índice de los Libros Prohibidos. En 1915, bajo el pontificado de Benedicto XV, el Santo Oficio publicó una declaración que prohibía cualquier debate posterior acerca de la autenticidad de los secretos. En octubre de 1999, el Padre Michel Corteville descubrió los secretos originales entregados al Papa Pío IX en 1851, y que habían permanecido enterrados por más de un siglo en los archivos del Vaticano.

[3] Mélanie Mathieu, pastora de La Salette, Grenoble, 6 de julio de 1851.