¿Qué
significan las tres rosas de María Rosa Mística? Veamos su significado a la luz
de la fe. La Rosa Blanca: el color blanco es símbolo de pureza, significa algo
que está limpio, sin mancha. Como tal, significa a la misma Virgen, que es en
sí misma la Inmaculada Concepción, la concebida sin mancha de pecado original,
desde el momento en que estaba destinada a ser la Madre de Dios, a alojar en sí
misma a la Palabra de Dios encarnada, el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Pero además de la Virgen, como nosotros
somos sus hijos adoptivos, la rosa blanca significa la pureza que deben tener
nuestros cuerpos y almas, como hijos suyos que somos. Es decir, la rosa blanca simboliza la pureza
del cuerpo, vivida por la castidad corporal, pero significa también la pureza
del alma, la pureza de la fe, por cuanto nuestra fe no debe estar contaminada
por supersticiones de ningún tipo, como el Gauchito Gil, la Difunta Correa, San
la Muerte y tantos otros más. Debemos ser puros de cuerpo y alma porque si la
Virgen estaba destinada a alojar en su seno purísimo a Jesús, con su Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad, también nosotros estamos destinados a alojar en
nuestros corazones a Jesús Eucaristía y para eso es que debemos ser puros de
cuerpo y alma, es decir, debemos ser castos y debemos tener una fe firme, sin
contaminaciones de ídolos paganos. ¿Cómo adquirimos esta doble pureza de cuerpo
y alma? Por la gracia santificante, que nos quita el pecado y nos da la vida de
Dios y por la castidad, por la pureza de costumbres y de vida, desechando todo
lo que sea pecado y nos aparte de Dios. La rosa blanca nos debe recordar que
estamos llamados a ser puros de cuerpo y alma, porque estamos llamados a ser “templos
del Espíritu Santo” con nuestro cuerpo y nuestro corazón, altar en donde se
adore a la Eucaristía.
La
Rosa Roja: el color rojo simboliza el sacrificio porque es el color de la
sangre; significa ya sea la sangre derramada en testimonio de Cristo o bien el
sacrificio de cualquier tipo hecho en su honor. Aquí también está representada
la Virgen, porque si bien Ella no sufrió un martirio cruento, participó de tal
modo de la Pasión y de los dolores de su Hijo, que mereció la palma del
martirio. Además, toda su vida fue un continuo sacrificio en honor de su Hijo
Jesús. La Rosa Roja nos recuerda que mucho debemos luchar para ganar el cielo,
empezando por la lucha contra nosotros mismos, contra nuestra propia pereza,
corporal y espiritual, que nos impide no solo hacer sacrificios, sino hacer
cualquier obra buena en honor de Dios. La Rosa Roja nos recuerda que para ganar
el cielo, debemos imitar a nuestra Madre celestial en el sacrificio de su vida
y, al igual que Ella, o mejor, consagrados a Ella, convertir nuestras vidas de
míseros pecadores en ofrendas sacrificiales agradables a Dios. La Rosa Roja nos
recuerda permanentemente que esta vida no es para el descanso, sino como dice
la Escritura, “lucha es la vida del hombre en la tierra”, y es lucha contra la
propia pereza y lucha para hacer sacrificios y obras de misericordia que nos
permitan ganar el cielo. La Virgen es ejemplo supremo de sacrificio, porque
Ella se ofreció toda su vida en sacrificio por su Hijo, ofreciéndose en grado
supremo al pie de la cruz, ofrendando al Padre a Aquel que era su propia vida,
su Hijo Jesús. Al ofrecer a su Hijo en la Cruz, la Virgen nos da ejemplo de
máximo sacrificio, porque Ella estaba ofreciendo lo que era su Vida y la razón
de su Ser y existir en la tierra y Ella lo ofreció por amor a Dios y por la
salvación de los hombres. Por eso, la Rosa Roja de María Rosa Mística nos
recuerda que nuestra vida toda debe ser un continuo acto de sacrificio en honor
a su Hijo Jesús y que el lugar del máximo sacrificio, en el que nos ofrecemos
con nuestras vidas, por manos de la Virgen, a Dios, es la Santa Misa,
representación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio de la Cruz. A
imitación suya, los cristianos debemos ofrecer sacrificios por los pecadores y
por nosotros mismos, y el lugar ideal es la Santa Misa.
Por
último, la Rosa Dorada significa adoración y por eso mismo representan a la
misma Virgen, porque Ella fue la que adoró, antes que nadie, a su Hijo Jesús,
la Palabra Eterna del Padre que por obra del Espíritu Santo se encarnaba en su
seno virginal. Desde la Encarnación y durante toda la vida de Jesús, y luego de
su muerte, en la Resurrección y en cada Eucaristía, la Virgen adoró con
adoración y amor supremos a su Hijo Jesús y por eso la Rosa Dorada la
representa en primer lugar. Pero también nos recuerda que nosotros, como hijos
de la Virgen, estamos llamados a adorar continuamente, de día y de noche,
despiertos y dormidos, vigiles y descansando, a su Hijo Jesús en la Eucaristía,
de manera tal que de nuestros labios y de nuestros corazones se eleven
permanentemente cantos de amor y de adoración a Jesús Eucaristía, aunque la
adoración también es por medio de las obras de misericordia.
Pureza
de cuerpo y alma, sacrificio hasta dar la propia vida por Jesús, adoración a la
Eucaristía de noche y día, esto es lo que significan las tres Rosas, Blanca,
Roja y Dorada, de María Rosa Mística.
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