Nuestra
Señora de La Salette
El
19 de septiembre de 1846, la Santísima Virgen se apareció sobre la montaña de
La Salette, (Francia) a dos jóvenes pastorcitos, Melania Calvat y Maximino
Giraud. Primeramente les confió un mensaje público; después a Maximino sólo, un
secreto; luego a Melania un mensaje que podría publicar en 1858[1]. La
Virgen María le dijo: “esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto,
puedes publicarlo en 1858”.
El
secreto dado a Melanie constituye lo que comúnmente se conoce como “el Secreto
de la Salette”[2].
Un extracto del mismo fué publicado en 1879 por Melanie, con imprimatur del Obispo de Lecce- Italia. En
el año 1999, en forma inesperada, el sacerdote francés Michel Corteville
encontró en los archivos del Vaticano una caja con los documentos oficiales de
las apariciones de Nuestra Señora de La Salette (septiembre de 1846), perdidos
hacía mucho tiempo. Fue así que pudo defender con éxito la tesis sobre dicho
tema en la célebre Facultad de Teología Angelicum, de la Orden Dominica en Roma,
y posteriormente escribir un libro en colaboración con el P. René Laurentin[3].
El descubrimiento despertó un gran interés en el mundo católico dado que,
aunque aprobado por el Papa Beato Pío IX, el mensaje de La Salette había
provocado en su momento una reacción violenta por parte de los enemigos de la
Iglesia y también en medios católicos liberales, al punto que se difundieron
falsos mensajes. La confusión generada motivó que en 1915 la Santa Sede
prohibiera la publicación de toda versión del mensaje, aunque de ninguna manera
desalentaba la devoción a Nuestra Señora de La Salette. La revista “Cruzada”
ofreció a sus lectores las partes principales de la redacción del mensaje de La
Salette hecha por una de las videntes, la pastorcita Melanie, considerado el
más completo por el P. Corteville.
En
total, son 33 (treinta y tres) las Profecías dadas por Nuestra Señora de La
Salette. Son particularmente importantes, no solo por provenir de la Virgen,
sino por lo que anuncia acerca de lo que sucederá en la Iglesia en los tiempos
previos a la aparición del Anticristo sobre la tierra, aparición que precederá
a la Segunda Venida en la gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Esas profecías
son:
1.
Melanie, lo que voy a decirte ahora no permanecerá siempre en secreto. Podrás
publicarlo en 1858.
2.
Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus
irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por amor del
dinero, por amor del honor y de los placeres, los sacerdotes se han
transformado en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes reclaman venganza, y la
venganza está suspendida sobre sus cabezas. ¡Desdicha de los sacerdotes y las
personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y su mala vida crucifican
de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al
cielo, y llaman la venganza,y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues
no hay más nadie para implorar misericordia y perdón para el pueblo. No hay más
almas generosas, no hay más persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al
Eterno en favor del mundo.
3.
Dios va a golpear de una manera sin ejemplo.
4.
¡Desdichados los habitantes de la tierra! Dios va a agotar su cólera, y nadie
podrá sustraerse a tantos males reunidos.
5.
Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la
penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias. Se han convertido en
esas estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para
hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre
los que reinan, en todas las sociedades y en toda las familias; se sufrirán
penas físicas y morales. Dios abandonará los hombres a sí mismos y enviará
castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.
6.
La sociedad está en la víspera de las plagas más terribles y de los más grandes
acontecimientos; hay que esperar ser gobernado por una vara de hierro y beber
el cáliz de la cólera de Dios.
7.
Que el Vicario de mi Hijo, el Soberano Pontífice Pío IX, no salga más de Roma
después del año 1859. Pero que sea firme y generoso, que combata con las armas
de la fe y del amor; yo estaré con él.
8.
Que desconfíe de Napoleón; su corazón es doble y cuando querrá ser a la vez
Papa y emperador, enseguida Dios se retirará de él. Él es esa águila que,
queriendo siempre elevarse, caerá sobre la espada con que deseaba servirse para
obligar a los pueblos a elevarle.
9.
Italia será castigada por su ambición al querer sacudirse el yugo del Señor de
los Señores; también ella será entregada a la guerra, la sangre correrá por
todas partes. Las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los
religiosos serán expulsados; se los hará morir y morir de una muerte cruel. Muchos
abandonarán la Fe y será grande el número de los sacerdotes y religiosos que se
apartarán de la verdadera religión; entre estas personas habrá incluso Obispos.
10.
Que el Papa se cuide de los hacedores de milagros pues ha llegado el tiempo en
que los prodigios más asombrosos tendrán lugar sobre la tierra y en los aires.
11.
En el año 1864, Lucifer con un gran número de demonios serán soltados del
infierno: abolirán la fe poco a poco, incluso en las personas consagradas a
Dios. Los cegarán de tal manera, que, a menos de una gracia particular, estas
personas tomarán el espíritu de esos ángeles malos. Muchas casas religiosas
perderán enteramente la fe y perderán muchas almas.
12.
Los malos libros abundarán sobre la tierra y los espíritus de las tinieblas
extenderán en todas partes un relajamiento universal para todo lo que concierne
al servicio de Dios. Tendrán un gran poder sobre la naturaleza; habrá iglesias
para servir a estos espíritus. De un lado a otro serán transportadas personas
por estos malos espíritus e incluso sacerdotes, pues ellos no se habrán
conducido según el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de
caridad y de celo por la gloria de Dios. Se resucitará a muertos y a justos [es
decir que esos muertos tomarán la figura de almas justas que han vivido sobre
la tierra, con el fin de seducir mejor a los hombres; éstos que se dicen
muertos resucitados, que no serán sino el demonio bajo sus figuras, predicarán
otro Evangelio contrario al del verdadero Cristo-Jesús, negando la existencia
del cielo o aún las almas de los condenados. Todas estas almas parecerán unidas
a sus cuerpos] (nota de Melanie). Habrá en todas partes prodigios
extraordinarios puesto que la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz
ilumina al mundo. Desdichados los Príncipes de la Iglesia que sólo se hayan
ocupado en acumular riquezas sobre riquezas, en salvaguardar su autoridad y en
dominar con orgullo.
13.
El Vicario de mi Hijo tendrá mucho que sufrir, pues, por un tiempo, la Iglesia
será librada a grandes persecuciones. Esto será el tiempo de las tinieblas; la
Iglesia tendrá una crisis terrible.
14.
Olvidada la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser
superior a sus semejantes. Se abolirán los poderes civiles y eclesiásticos,
todo orden y toda justicia serán pisoteados; sólo se verán homicidios, odio,
celos, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la familia.
15.
El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su
sacrificio.
16.
Los malvados atentarán muchas veces contra su vida sin poder dañarle; pero ni
él ni su sucesor… verán el triunfo de la Iglesia de Dios.
17.
Los gobiernos civiles tendrán todos un mismo designio, que será abolir y hacer
desaparecer todo principio religioso para hacer lugar al materialismo, al
ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
18.
En el año 1865 se verá la abominación en los lugares santos; en los conventos,
las flores de la Iglesia se pudrirán y el demonio se hará como rey de los
corazones. Que los que están a la cabeza de las comunidades religiosas tengan
cuidado con las personas que deben recibir, pues el demonio hará uso de toda su
malicia para introducir en las órdenes religiosas personas entregadas al
pecado, ya que los desórdenes y el amor de los placeres carnales serán
extendidos por toda la tierra.
19.
Francia, Italia, España e Inglaterra estarán en guerra; la sangre correrá en
las calles, el francés combatirá con el francés, el italiano con el italiano;
luego habrá una guerra general que será espantosa. Por un tiempo Dios no se
acordará de Francia ni de Italia, puesto que el Evangelio de Jesucristo no se
conoce ya más. Los malvados desplegarán toda su malicia; se matará, se
masacrará mutuamente hasta en las casas.
20.
Al primer golpe del rayo de su espada las montañas y la tierra entera temblarán
de pavor puesto que los desórdenes y los crímenes de los hombres traspasan la
bóveda de los cielos. París será quemada y Marsella será engullida por el mar,
muchas grandes ciudades serán sacudidas y engullidas por terremotos: se creerá
que todo está perdido. Sólo se verán homicidios, sólo se oirán estrépito de
armas y blasfemias. Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, sus penitencias y
sus lágrimas subirán hasta el Cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y
misericordia, y pedirá mi ayuda y mi intercesión. Entonces Jesucristo, por un
acto de su justicia y de su misericordia, ordenará a sus ángeles que todos sus
enemigos sean ejecutados. De pronto, los perseguidores de la Iglesia de
Jesucristo y todos los hombres entregados al pecado perecerán, y la tierra será
como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los
hombres. Jesucristo será servido, adorado y glorificado; en todas partes
florecerá la caridad. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa
Iglesia que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las
virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado en todas partes, y los
hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros
de Jesucristo y los hombres vivirán en el temor de Dios.
21.
Esta paz entre los hombres no será larga; veinticinco años de abundantes
cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son causa de todas
las aflicciones que acontecen sobre la tierra.
22.
Un precursor del anticristo con sus ejércitos de varias naciones combatirá
contra el verdadero Cristo, el único Salvador del mundo; derramará mucha sangre
y querrá aniquilar el culto de Dios para hacerse tener como un Dios.
23.
La tierra será golpeada por toda clase de plagas (además de la peste y el
hambre, que serán generales). Habrá guerras hasta la última guerra, que será
hecha por los diez reyes del anticristo, que tendrán todos un mismo designio, y
serán los únicos que gobernarán el mundo. Antes que esto acontezca habrá una
especie de falsa paz en el mundo; sólo se pensará en divertirse. Los malvados
se entregarán a toda clase de pecados, pero los hijos de la Santa Iglesia, los
hijos de la fe, mis verdaderos imitadores, crecerán en el amor de Dios y en las
virtudes que me son más queridas. Dichosas las almas humildes conducidas por el
Espíritu Santo. Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud del
tiempo.
24.
La naturaleza reclama venganza para los hombres, y, esperando lo que debe
ocurrir a la tierra manchada de crímenes, se estremece de pavor.
25.
Tiembla, tierra, temblad vosotros, los que hacéis profesión de servir a
Jesucristo y que por dentro os adoráis a vosotros mismos. Pues Dios va a
entregaros a su enemigo, puesto que los lugares santos se hallan en la corrupción.
Muchos conventos no son más las casas de Dios sino pasturas de Asmodeo y los
suyos.
26.
Será durante este tiempo que nacerá el anticristo, de una religiosa hebrea, de
una falsa virgen que tendrá comunicación con la antigua serpiente, el señor de la
impureza. Al nacer vomitará blasfemias, tendrá dientes; será, en una palabra,
el diablo encarnado; lanzará gritos terribles, hará prodigios, sólo se
alimentará de impurezas. Tendrá hermanos que, aunque no sean demonios
encarnados como él, serán hijos del mal. A los doce años se señalarán por sus
valientes victorias, pronto estará cada uno a la cabeza de ejércitos asistidos
por legiones del infierno.
27.
Las estaciones se alterarán, la tierra sólo producirá malos frutos, los astros
perderán sus movimientos regulares, la luna sólo reflejará una débil luz
rojiza. El agua y el fuego darán al orbe de la tierra movimientos convulsivos y
horribles terremotos que engullirán montañas, ciudades, etc.
28.
Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo.
29.
Los demonios del aire con el anticristo harán grandes prodigios sobre la tierra
y en los aires, y los hombres se pervertirán cada vez más. Dios cuidará de sus
fieles servidores y de los hombres de buena voluntad; el Evangelio será
predicado en todas partes, ¡Todos los pueblos y todas las naciones tendrán
conocimiento de la verdad!
30.
Yo dirijo un apremiante llamado a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos
de Dios viviente y reinante en los cielos. Llamo a los verdaderos imitadores de
Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres. Llamo a mis
hijos, mis verdaderos devotos, aquellos que se han entregado a mí para que los
conduzca a mi Hijo divino, aquellos que, por así decir, llevo en mis brazos;
aquellos que han vivido de mi espíritu. Llamo en fin a los apóstoles de los
últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en
desprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el
desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad
y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Es tiempo
de que salgan y vengan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos
queridos, yo estoy con vosotros y en vosotros con tal vuestra fe sea la luz que
os ilumine en estos días de infortunio. Que vuestro celo os haga como
hambrientos de la gloria y del honor de Jesucristo. Combatid, hijos de la luz,
vosotros, los pocos que veis, pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de
los fines.
31.
La Iglesia será eclipsada, el mundo se hallará en la consternación. Pero he
aquí a Enoch y Elías llenos del Espíritu de Dios; ellos predicarán con la
fuerza de Dios, y los hombres de buena voluntad creerán en Dios, y muchas almas
serán consoladas. Harán grandes progresos por virtud del Espíritu Santo y
condenarán los errores diabólicos del anticristo.
32.
¡Desdichados los habitantes de la tierra! Habrá guerras sangrientas y hambres,
pestes y enfermedades contagiosas; habrá lluvias de un espantoso granizo de
animales, truenos que sacudirán las ciudades, terremotos que engullirán países.
Se oirán voces en los aires, los hombres se darán de golpes con su cabeza en
los muros; llamarán a la muerte y, por otro lado, la muerte hará su suplicio,
la sangre correrá por todas partes. ¿Quién podrá vencer si Dios no disminuye el
tiempo de la prueba? Por la sangre, las lágrimas y las oraciones de los justos
Dios se dejará doblegar. Enoch y Elías serán matados; Roma pagana desaparecerá.
El fuego del cielo caerá y consumirá tres ciudades; todo el universo será
sacudido de terror, y muchos se dejarán seducir porque no han adorado al
verdadero Cristo viviente entre ellos. Es el momento; el sol se oscurece; sólo
la fe vivirá.
33.
He aquí el tiempo; el abismo se abre. He aquí el rey de los reyes de las
tinieblas. He aquí a la bestia con sus súbditos, diciéndose salvador del mundo.
Se elevará con orgullo en los aires para ir hasta el cielo; será ahogado por el
soplo de San Miguel Arcángel. Caerá, y la tierra, que desde hace tres días
estará en continuas evoluciones, abrirá su seno lleno de fuego, él será
sumergido para siempre con todos los suyos en los abismos eternos del infierno.
Entonces el agua y el fuego purificarán la tierra y consumirán todas las obras
del orgullo de los hombres y todo será renovado: Dios será servido y
glorificado.
Ahora
bien, ¿qué fue lo que sucedió en el año 1864, el año en el que “Lucifer con un
gran número de demonios (fueron) soltados del infierno”, según las propias
palabras de la Virgen? Según esta profecía, se trataría de un evento
eminentemente espiritual y diabólico, porque habría de atacar principal y
esencialmente la Fe católica: “(...) abolirán la fe poco a poco, incluso en las
personas consagradas a Dios. Los cegarán de tal manera, que, a menos de una
gracia particular, estas personas tomarán el espíritu de esos ángeles malos.
Muchas casas religiosas perderán enteramente la fe y perderán muchas almas”. Lo
que sucedió en ese año fue nada menos que el inicio de un sistema ideológico declarado
por la Iglesia “intrínsecamente perverso”, el comunismo anti-marxista, una ideología
anti-humana, anti-cristiana, materialista, atea y satánica. En ese año, Karl
Marx –satanista- inició ese engendro infernal llamado “comunismo marxista”, que
habría de traer solo muerte –genocidios, exterminios en masa-, destrucción,
miseria, a la población civil, además de persecución feroz y sangrienta a la
Iglesia Católica, en los lugares en los que, como se demostró en la historia,
logró afianzarse, a base de terror, sangre y fuego. En el año 1864 finalizó el
aislamiento político de Karl Marx, quien así se vio libre para fundar el germen
del Partido (criminal) Comunista, la “Asociación Internacional de los
Trabajadores”. Aunque él no fue, estrictamente hablando, ni su fundador ni su
jefe, sí se convirtió en su líder espiritual y le dio la impronta materialista,
atea y satánica que hasta el día de hoy posee. Su primer encuentro público,
convocado por líderes de la unión comercial inglesa y representantes de los
trabajadores, tuvo lugar en la sala de San Martin en Londres el 28 de
Septiembre de 1864. Allí Marx, actuando como representante de los trabajadores
Alemanes, presentó su escrito “Dirección y Reglas Provisionales de la
Asociación Internacional de los Trabajadores”, escrito que reforzó los logros
del movimiento cooperativo y de la legislación parlamentaria. Luego, la
conquista gradual del poder político permitiría al proletariado británico extender
estos supuestos “logros” a escala nacional y luego, universal. El ataque a la
Fe vendría con la elaboración de la nefasta “Teología de la Liberación”,
engendro político-teológico en el que la doctrina católica es astutamente
reemplazada, por medio de un lenguaje sibilino, por la doctrina comunista
marxista, conduciendo, como dijo la Virgen en La Salette, a la pérdida de la Fe
de numerosísimos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos católicos que,
seducidos por este sistema surgido desde las profundidades mismas del Infierno,
habrían de abandonar la Verdadera Fe católica, para suplantar por un remedo
materialista y ateo con lenguaje religioso, la Teología de la Liberación, cuyos
efectos perniciosísimos continuamos padeciéndolos hoy, tanto dentro como fuera
de la Iglesia.
Hasta
aquí, las profecías de Nuestra Señora de La Salette. Quiera la Virgen
interceder ante Nuestro Señor, para que recibamos la gracia de ser “los verdaderos
discípulos de Dios viviente y reinante en los cielos (…) los verdaderos
imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres
(…) los hijos de la Virgen, sus verdaderos devotos, aquellos que se han
entregado a la Madre de Dios para ser conducidos a su divino Hijo, aquellos que
(…) Ella lleva en sus brazos y viven de su espíritu”.
El
Llamamiento a los Apóstoles de los Últimos Tiempos forma parte del Secreto
confiado a Melania: “Dirijo un llamamiento apremiante a la tierra; llamo a los
verdaderos discípulos de Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los
verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre; llamo a Mis hijos, a Mis
verdaderos devotos, los que se hayan entregado a Mí para que Yo los conduzca a
Mi Divino Hijo, los que llevo por decir así en Mis brazos, los que han vivido
según Mi espíritu; en fin llamo a los Apóstoles de los Últimos Tiempos los
fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el desprecio del mundo y de
sí mismo en la pobreza y la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la
oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el
sufrimiento y desconocidos del mundo. Es hora de que salgan y vengan a alumbrar
la tierra. Id y mostraos como Mis hijos queridos. Estoy con vosotros y en
vosotros, siempre que vuestra fe sea la luz que os alumbre en esos días de
desgracia. Que vuestro celo os haga como los hambrientos por la gloria y honor
de Jesucristo. Combatid, hijos de luz, vosotros pequeño número que lo véis,
porque he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines”.
Así
habló la Madre de Dios y mientras escuchaba, contemplaba Melania, en una visión
profética la vida y las obras venideras de los hijos y de las hijas de la Orden
de la Madre de Dios, religiosos misioneros, religiosas misioneras y discípulos
laicos, esparcidos por todas partes del mundo. Los religiosos y religiosas
harán los votos; los discípulos laicos, la consagración a la Santísima Virgen.
Melania veía también a varias religiosas llegar a unirse con esta Orden y las
otras por su relación recobrar su espíritu primitivo.
Por
mandato del Papa León XIII, presentó Melania esta regla al examen de la Sagrada
Congregación de Obispos y Religiosos la cual dio su aprobación el 27 de mayo de
1879. Al mismo tiempo fueron aprobadas las constituciones que Melania había
compuesto para la Orden de la Madre de Dios a petición de León XIII, según su
visión profética de 1846. Melania falleció en olor de santidad el 14 de
diciembre de 1904, a la edad de 73 años.
San
Juan Pablo II dijo que estamos en los tiempos profetizados en La Salette, en
los tiempos del Anticristo. ¡Nuestra
Señora de La Salette, que seamos hijos tuyos hasta el fin y seamos capaces de
dar la vida por tu Hijo Jesucristo!
[3] René Laurentin –Michel Corteville, Découverte du secret de La Salette,
Fayard, Paris 2002, con Imprimatur de
Mons. Michel Dubost, Obispo de Évry, y Nihil
obstat de Don Bernard Billet, de la abadía de Notre-Dame de Tournay.
Muy importante saber de esto! Dios tenga misericordia de nosotros y del mundo entero!!!
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