Breve historia de las apariciones
de la Virgen a Santa Catalina Labouré[1].
La
primera aparición.
La
historia de la Medalla Milagrosa comienza la noche entre el 18 y
19 de julio de 1830: el ángel de la guarda despertó a santa Catalina Labouré –que
era novicia en la comunidad de las Hijas de la Caridad en París- y le dijo
que fuera a la capilla. Allí, Catalina pudo contemplar a la Virgen María y
conversó con ella por largo tiempo; durante la conversación María le dijo: “Mi
niña, te voy a encomendar una misión”.
La
segunda aparición.
La
segunda aparición ocurrió la noche del 27 de noviembre de 1830. Catalina vio a
María parada en lo que parecía ser la mitad de un globo y sosteniendo una
esfera dorada en sus manos como si estuviera ofreciéndola al cielo. Nuestra
Señora le explicó que la esfera representaba a todo el mundo, pero
especialmente a Francia. En sus dedos, la Virgen tenía numerosos anillos, de
los cuales salían muchos rayos de luz, los cuales, según la explicación de la
misma Virgen, simbolizaban las gracias que ella obtiene para aquellos que las
pidan. Sin embargo, algunas de las joyas en los anillos estaban apagadas, no
emitían luz y esto significaba, según la Virgen, que eran gracias que estaban
disponibles para las almas, pero que nadie las pedía.
La
tercera aparición y la visión de la Medalla Milagrosa.
En
la tercera aparición, Santa Catalina vio a la Virgen de la misma manera, pero
ahora se agregaba una inscripción que decía: “Oh María, sin pecado concebida,
ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Entonces María dijo a Catalina: “Haz
acuñar una medalla según este modelo. Quienes la lleven puesta recibirán
grandes gracias, especialmente si la llevan alrededor del cuello”.
¿Cuál
es el significado de la Medalla Milagrosa?
El
significado de la parte frontal de la Medalla Milagrosa es el siguiente: María
está de pie sobre un globo, aplastando la cabeza de una serpiente bajo sus pies:
el globo simboliza el planeta tierra y el universo; el hecho de que Ella esté de
pie sobre él, significa que la Virgen es Reina de cielos y tierra; la
serpiente, a la cual la Virgen le aplasta la cabeza, es el Demonio, Satanás, el
Ángel caído, llamado también Serpiente Antigua: significa que la Virgen, que es
hecha partícipe del poder omnipotente de Dios, es la Mujer del Génesis, que “aplasta
la cabeza de la serpiente” (cfr. Gn 3,
15). A su vez, la inscripción “Oh María, sin pecado concebida”, hace referencia al dogma de la Inmaculada
Concepción de María, el cual fue proclamado años más tarde, en 1854.
El
significado del reverso de la Medalla Milagrosa es el siguiente: en el reverso
hay doce estrellas que rodean una “M” grande, de la que surge a su vez una cruz; hacia abajo, hay dos
corazones con llamas surgiendo de ellos, un corazón está rodeado de espinas y
el otro perforado por una espada. Las doce estrellas se refieren a los
Apóstoles, que representan la Iglesia entera en torno a María. También nos recuerdan
la visión descripta en Apocalipsis 12, 1, en donde se dice lo siguiente: “un
gran signo apareció en el cielo, una mujer vestida con el sol, y la luna bajo
sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas”. La Mujer vestida de sol
es la Virgen y la corona de doce estrellas son los Apóstoles y la Iglesia
entera. La cruz simboliza a Cristo y nuestra redención, con la barra bajo la
cruz simbolizando la tierra. La “M” representa a María, y su inicial
entrelazada con la cruz demuestra la estrecha participación de María con Jesús en
la obra de la redención, por lo cual la Virgen puede y debe ser llamada “Corredentora”.
Por último, los dos corazones representan a los Sagrados Corazones de Jesús y
María y el amor –simbolizado en el fuego- que Jesús y María tienen para con nosotros.
La
gracia que debemos pedir a la Medalla Milagrosa.
Habiendo
conocido la historia de la Medalla Milagrosa y sabiendo cuántos dones, milagros
y gracias ha concedido y concede todavía, debemos tener confianza en la Virgen
como Mediadora de todas las gracias y llevar la Medalla Milagrosa alrededor del
cuello. Además, debemos estar confiados en que la Virgen nos concederá las
gracias que le pedimos, si están en conformidad con la Voluntad de Dios. ¿Qué
gracia pedirle a la Virgen? Tal vez tengamos una larga lista de gracias para
pedirle a la Virgen, seguros de que nos las conseguirá, por ser la Mediadora de
todas las gracias, pero hay una, en particular, que debemos pedir en primer
lugar, y es la más importante de todas: la gracia de la conversión a Jesucristo,
Nuestro Dios y Redentor, Nuestro Dios y Salvador, Presente en la Sagrada Eucaristía
en Persona, con su Cuerpo, Sangre Alma y Divinidad. La primera gracia que le
debemos pedir a la Virgen, para nosotros y para nuestros seres queridos, es la
gracia de la conversión eucarística. Y todo lo demás “se dará por añadidura” (Mt 6, 33).